FOTO POR TVX

Migraciones Climáticas en Latinoamérica y El Salvador: una realidad latente

derecho_1
Douglas Eduardo Carrero
11 marzo, 2022 - Resiliencia
FOTO POR TVX
Caravana de migrantes salvadoreños en 2018.

El cambio climático es una realidad y representa uno de los mayores desafíos en nuestros tiempos; actualmente se ha llegado a un momento crucial; el futuro y la sostenibilidad de las próximas generaciones dependerá de las decisiones que se tomen hoy en día. Este problema no es exclusivo de algunas regiones, está afectando de manera global, se tienen que tomar en cuenta todas sus variables para mitigar sus impactos y construir capacidades en materia de adaptación y resilencia. Los efectos del cambio climático son ya evidentes y se pueden demostrar mediante algunos datos como:

  • El aumento de la temperatura global en 2016 fue de 1.1 grados, el mayor de la historia de la humanidad
  • El aumento del nivel del mar provocado por el progresivo deshielo de las masas glaciares, como el ártico.

Dieciocho de los 19 años más cálidos se han producido desde 2001, con la excepción de El año 2016 se ubica como el más caluroso registrado.

Pero el cambio climático no solo impacta directamente las variaciones en las temperaturas o en las intensidades de los fenómenos hidrometeorológicos, sino que, estos a su vez también tienen impactos sociales y económicos; de hecho el cambio climático está impactando a los países y las economías a nivel mundial por medio de:

  • Daños en las cosechas y la producción alimentaria
  • Sequías
  • Riesgos de salud
  • Estrés hídrico, sumado a los fenómenos meteorológicos extremos como tormentas y huracanes y aumento del nivel del mar
  • Problemas económicos.

Muchos estudios sugieren que los efectos del cambio climático limitan el crecimiento económico y no puede existir desarrollo sostenible, debido a que es un fenómeno multicausal que impacta de manera negativa en todos los sectores de la economía.

Se ha estimado que los efectos del cambio climático, el cual es generado por el incremento de la temperatura media, la cual, a su vez, es causada principalmente por un incremento en las concentraciones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) en la atmósfera,  podrían causar en los próximos cincuenta años una pérdida del PBI global del orden del 9% (esto solo considerando efectos económicos y no sociales ni ambientales como impactos negativos en la salud, daño en los ecosistemas como pérdida de biodiversidad, entre otros) y, de no realizar acciones de mitigación y adaptación;, dicha pérdida podría ascender a 20% debido a los daños e impactos crecientes (Ministerio de Economía y Finanzas, 2019).

El cambio climático es un fenómeno complejo, es una crisis en aumento que está afectando directamente todos los ecosistemas, incluso, ha llegado afectar variables que no se tenían en cuenta hasta hace unos años como por ejemplo la migración. Millones de personas a nivel mundial dependen directamente de los ecosistemas para sobrevivir (Pesca, agricultura, obtención de energía, medicinas, etc.).

Han transcurrido más de cuarenta años desde que se comenzara a alzar la voz sobre la situación de las personas que migran, directa o indirectamente, por la degradación ambiental (en conjunto con otros factores de expulsión). Aun así, la complejidad del asunto, junto con la falta de voluntad política, ha hecho que el fenómeno de las migraciones climáticas no haya recibido la atención que requiere. (PDMC, 2018)

Expertos sobre el Cambio Climático advierten que la migración humana podría ser una de las consecuencias más graves del cambio climático. Millones de personas tendrán que desplazarse a causa de la erosión de la línea costera, de las inundaciones del litoral y de los estragos en la agricultura.

Los impactos del cambio climático instan a centrarse en el fenómeno para buscar una solución. Desde 2009, se estima que una persona ha sido desplazada por un desastre cada segundo, con un promedio de 22,5 millones de personas desplazadas por el clima o por eventos relacionados con el clima desde 2008 (IDMC, 2015)

Se prevé un aumento en las migraciones por el cambio climático, Según la (OIM, 2008) la cifra de 200 millones de migrantes climáticos calculada por el Profesor Myers es la que tiene mayor aceptación.

Cabe destacar que la predicción del Profesor Myers es hipotética, a pesar de haber realizado cálculos basados en los mejores datos existentes, a pesar de esto no es de desmeritar dicha cifra, las migraciones climáticas son una realidad desde hace unos años y resulta indispensable tomar medidas para contrarrestar los efectos o para adaptarse a ellos.

María Epifanía López, de la Comunidad Buenavista, municipio de Totogalpa, departamento Madriz (Nicaragua), comenta a Ayuda en Acción:

«Nosotros decíamos, ¿qué podemos hacer para poder enfrentar el cambio climático? Porque nuestras familias, nuestros niños, la comunidad, nuestros suelos deteriorándose… Nace el sueño de ser cooperativa, vender nuestras semillas certificadas, vender nuestro grano certificado, maíz y sorgo. Y de ahí conseguir financiamiento para que nuestras familias puedan sembrar una parcela con todas las condiciones. Porque las familias tienen todo el interés pero no hay insumos, no hay para mano de obra… porque tienen que inmigrar. Tienen que inmigrar a la montaña, a Honduras, a San Salvador, a Costa Rica y hasta España».  (PDMC, 2018)

La relación entre el cambio climático y migración profundiza la crisis actual de la migración a nivel global, sumado a los factores políticos, económicos y culturales motivan a que muchas personas (generalmente de los países del sur geográfico) tengan que migrar, dando paso al fenómeno conocido como “migraciones climáticas”.

Los informes elaborados anualmente por el Centro de Monitoreo del Desplazamiento Interno (IDMC, por sus siglas en inglés) suponen un gran avance en este sentido, ya que otorgan una aproximación de la situación, indicando el número de desplazamientos de población debidos a los desastres. Según esta organización, en 2016 hubo 24,2 millones de nuevos desplazamientos debidos a desastres; mientras que en 2017, hubo un total de 18,8 millones (IDMC, 2018).

Estas cifras, que no incluyen las migraciones internacionales, al menos indican de manera objetiva la magnitud que pueden alcanzar las migraciones climáticas.

También es relevante que, por primera vez, en su informe de 2018 incorporaron los desplazamientos asociados a sequías, siendo en 2017 de 1,3 millones de personas afectadas (IDMC, 2018).

Los impactos relacionados con el cambio climático y los desplazamientos provocados por inundaciones, tormentas y principalmente por ciclones tropicales de 7,5 millones de personas que se han visto forzadas a dejar su país de origen buscando una estabilidad y condiciones de vida, en América Latina Cuba se sitúa en el primer lugar de esta problemática, con 1.738.000, seguido de Perú con 295.000 y México con 215.000 siendo los más afectados de la región.

Se puede observar la existencia de la relación del cambio climático y la migración a nivel mundial y América Latina no es la excepción y ha generadodo una crisis humanitaria sin precedentes.

El número de personas desplazadas por desastres naturales en la región fue diez veces más que las 457 mil personas, que huyeron del conflicto y violencia en el 2017; afectando a los países de ingresos altos y bajos por igual. Debido a este fenómeno muchas personas huyeron de sus hogares de Chile a Canadá para escapar de los terremotos y climas extremos en forma de ciclones, incendios forestales e inundaciones. La región de Las Américas representó el 24 por ciento de desplazamientos asociados a los desastres a nivel mundial.

Es importante tomar de referencia a México y Centro América, esto, porque es una región altamente vulnerable a los efectos del cambio climático y los desastres naturales; durante las últimas dos décadas se han suscitado una serie de fenómenos que han tenido su repercusión geográfica y han incurrido en costos importantes, como: El huracán Mitch que golpeó a muchos países de la región centroamericana incluyendo El Salvador en 1998, los terremotos en El Salvador en el año 2001, el arribo del huracán Stan que afectó a El Salvador, Guatemala y México, así como las inundaciones de Tabasco y Chiapas en el 2007 y los graves impactos que tuvo el huracán ‘Irma’ en el Caribe, principalmente en Cuba, Haití y República Dominicana en el 2017, siendo fenómenos naturales que han tenido sus repercusiones en el nivel de vulnerabilidad de la población.

Según un estudio del Banco Mundial, si las previsiones más pesimistas se cumplen, México y América Central podrían contar con 3.9 de millones de migrantes internos debido a procesos ligados al cambio climático, manifestándose en escasez de agua, así como productividad de los cultivos.

Por lo tanto se puede destacar que la mayoría de desplazamientos de la región asociados a los desastres como el huracán Irma fue el mayor desastre del evento del año en todo el mundo, desplazando alrededor de 2 millones de personas en el rango de dos semanas en agosto y septiembre 2017.

En esta dinámica de cambio climático que impacta directamente en el fenómeno migratorio a nivel mundial;  El Salvador no ha sido ajeno a estos fenómenos, sin embargo el fenómeno de la migración en El Salvador ha sido muy estudiado pero a la fecha no existen investigaciones que vinculen la migración con el cambio climático.

Es evidente que año con año los salvadoreños han sido afectados por causa de los fenómenos hidrometeorológicos que suceden, llámense las depresiones tropicales, además las sequias y olas de calor, que han aumentado en los últimos 30 años. Según el (MARN, 2015) la temperatura ha incrementado 1.2° C en los últimos 40 años, el estrés hídrico en cultivos, la reducción del agua subterránea, la pérdida de humedad en la tierra además de muchos otros factores relevantes.

Los modelos de producción y consumo también juegan un papel importante dentro de esta problemática, ya que el modelo de producción industrial, energético de países como Estados Unidos, Rusia y China son altamente contaminantes, emiten Gases de Efecto Invernadero (GEI) depredando sistemáticamente los recursos naturales; lo cual pone en evidencia que es un modelo económico altamente depredador y está atentando con la reproducción de la vida en el planeta.

Este patrón de crecimiento tiene manifestaciones particulares en países como El Salvador. En el marco de la implementación del modelo neoliberal se han implementado iniciativas económicas que han profundizado el deterioro medio ambiental en el país, según la organización SALVANATURA, el 70% del territorio se encuentra en condiciones graves de deforestación.

El cambio climático ha generado en la región –Incluyendo El Salvador – un fenómeno extremo como sequías, lluvias prolongadas, esto a la larga terminan por dañar los cultivos de las familias humildes; las cuales, entre diversas estrategias de sobrevivencia, dejan sus tierras, por lo que buscan en la migración internacional una nueva alternativa para mejorar su condiciones de vida (migrantes climáticos).

El Salvador no tiene autonomía alimentaria, por tanto es uno de los primeros impactos visibles, es decir, las consecuencias del cambio climático generará escasez de alimentos, por baja producción debido a las sequías.

El cambio climático ya está causando impactos directos en las actividades agrícolas de El Salvador, esto es preocupante ya que es una de las principales fuentes de trabajo y de subsistencia familiar de la población salvadoreña, este problema se está siendo provocado por las intensas sequías, sobre todo en el oriente del país, a esto se suman otros fenómenos que afectan los cultivos, principalmente el de granos como el maíz y el frijol.

El deterioro y pérdida del entorno natural es casi inevitable a este ritmo, por tanto esto generará que las fuentes de alimentos y bienes comerciales por las familias rurales se vean mermados; el estrés hídrico en el país es una realidad, en otras palabras existe una escasez de agua para uso doméstico y agrícola, esto afecta directamente la cantidad del uso del vital líquido, además la ingestión de alimentos.

El Salvador perdería fuentes de empleo en las zonas afectadas y se volvería totalmente dependiente de la importación de alimentos, aumentado así sus precios y poniendo en duda la calidad de los productos, todos estos problemas repercuten directamente en las motivaciones de las personas para emigrar especialmente hacia los Estados Unidos o a trabajar como asalariados en fábricas en la ciudad.

Cabe recordar que El Salvador comparte con Honduras, Guatemala y Nicaragua la subregión del corredor seco, según la FAO (2012) se estima que la población de esa zona llega a 10.5 millones de personas entre los tres países.

En esta región se están viendo las peores sequías en 10 años, a consecuencia de ello, según la FAO (2016) 3.5 millones de personas necesitan asistencia humanitaria.

El Salvador tiene muy poca incidencia a nivel mundial en cuanto a la generación de gases de efecto invernadero, sin embargo el país está muy expuesto al calentamiento global y a las consecuencias negativas de este fenómeno que; para los ecosistemas nacionales está siendo un problema irreversible. No se debe olvidar que los elevados índices de desigualdad, violencia y pobreza que existen en el país profundizan esta problemática sobre todo para aquellas personas a las cuales por causas estructurales –típicas del modelo – se les es más difícil al acceso a los servicios públicos y oportunidades para su desarrollo.

La actividad agrícola no es la única que se verá afectada en El Salvador, es seguro que, todas las actividades económicas que se realizan en las costas del país presentan un problema latente, debido al aumento del nivel del mar, la variación del olaje, la temperatura superficial del agua, la salinidad, son riesgos presentes en este problema del cambio climático. Estas consecuencias, harán que de manera obligada las personas que dependan económicamente de actividades como la pesca y el turismo de la zona costera, busquen otras fuentes de empleo además de los habitantes de la zona tengan que, buscar otros lugares para vivir, ya sea en otra zona del país o en el exterior.

Las organizaciones sociales, el gobierno, sociedad civil y empresa privada deben de definir de manera anticipada los planes de desarrollos que planteen una gestión sustentable para minimizar los altos costos sociales, económicos y evitar un aumento y profundización de la pobreza en El Salvador.