Lo viejo y lo nuevo; ese es el significado del lema de la Universidad del Rosario, fundada en 1653 por Fray Cristóbal de Torres y Motones cuya estatua reposa en la plaza central de la institución. El Rosario es una universidad privada, muy tradicional, caracterizada por impartir una formación “científica, ética y humanística”. Aunque se han hecho buenos desarrollos en algunos frentes, es hora de imprimirle mayor dinamismo.
En las últimas décadas, la universidad ha crecido y evolucionado de manera positiva. Hoy ofrece carreras novedosas como emprendimiento, analítica de datos y gestión deportiva. De hecho, fue la primera en Colombia en ofrecer un pregrado dedicado a temas de ciudad, a la gestión y el desarrollo urbano, del cual soy egresada. También ha crecido físicamente con una sede en el norte de Bogotá donde hoy funciona la Facultad de Administración, así como nuevos espacios dedicados al aprendizaje experimental, con laboratorios y herramientas prácticas que fortalecen la educación moderna en el antiguo edificio de El Tiempo en el centro de la capital.
En la actualidad, la educación se ha visto impactada por miles de factores a nivel global en donde las necesidades de los estudiantes son muy distintas. Hoy hay más variedad y oferta educativa y formativa; hay carreras técnicas, las personas prefieren emprender, viajar, trabajar. Adicionalmente, la situación económica no es la mejor y los costos de las matrículas son excesivos para dedicarse 100% a estudiar durante 5 años. Por eso, quienes están al mando de las instituciones deben ser flexibles, actualizados, gozar de legitimidad. Recientemente, se desligó al rector, José Alejandro Cheyne, a quien se le indaga por malos manejos financieros y administrativos, así como despidos masivos de excelentes profesores e investigadores que ayudaban en el proceso de reconocimiento internacional de la universidad.
No un secreto que, tanto a nivel mundial como acá, el número de matriculados ha disminuido. Justo en este contexto convulso me llamaron de la Facultad de Estudios Internacionales, Políticos y Urbanos precisamente para hablar de mi experiencia como egresada del programa. Querían que apoyara las estrategias de comunicación de la carrera, usar mi voz y la de otros profesionales para contar cómo ésta da las herramientas que necesitamos para afrontar los retos y desafíos que presenciamos hoy como externalidades negativas de vivir en ciudades. Ruido, tráfico y congestión, inseguridad, escasez de recursos, cambio climático y riesgo de desastres son solo algunos de esos problemas.
El mundo ha evolucionado y, como tal, las universidades y centros de formación deben adaptarse. Hoy, más que nunca, el Rosario debe aprovechar su slogan para conservar su prestigio, patrimonio, historia y tradición, combinado con factores que le permitan estar a la vanguardia. Con la oferta y el portafolio de servicios de la universidad ratificamos que ¡Estamos más vigentes que nunca! Pero, definitivamente, necesitamos buenos aliados para seguir en la competencia.