Soy de las que cree que, en últimas, todo en esta vida se conecta entre sí. Mis estudios de gestión y desarrollo urbano permitieron que adoptara el enfoque sistémico, holístico e integral en los análisis que realizo; por eso, al ver el documental de Netflix “Nuestro mundo lleno de vida”, ratifico que no solo todo se conecta a la “vasta red de la vida”, sino que, una vez más, se evidencia que cada acción cuenta y tiene implicaciones, positivas o negativas.
Este documental salió en Netflix en marzo de 2024 y es narrado por la actriz australiana Cate Blanchett. En solo cuatro episodios, el televidente es capaz de comprender la relación entre la naturaleza, entendida esta como la flora y la fauna, y el ser humano. ¿Cómo hacen para filmar estas imágenes tan reales y coloridas en los momentos precisos? No lo sé, lo que sí sé es que es una magnífica manera de mostrar la belleza de nuestro planeta.
Las historias reflejan evidencias grandiosas de cómo la muerte de un animal da vida a otra, o cómo se transfieren los nutrientes de un lado a otro además de explicar, de la mejor manera, el rol de varias especies en el planeta. Algunos ejemplos concretos se refieren al excremento de los elefantes, vital para recuperar los áridos suelos de África o las de las ballenas que son ricas en hierro y nitrógeno, lo que sirve como fertilizante aumentando la productividad del plancton que ayuda a capturar dióxido de carbono; o al polvo del Desierto del Sahara que viaja miles de kilómetros y sirve como nutriente para la selva del Amazonas; proteger a las nutrias ayuda a mantener el equilibrio de las costas evitando que las subidas de agua impacten negativamente; la presencia de lobos en un ecosistema puede regular las poblaciones de herbívoros como los ciervos, lo que a su vez afecta el crecimiento de la vegetación y la salud general del ecosistema.
Muchas veces me preguntaba para qué existen animales como los mosquitos, sapos, ratas o culebras. Pues ya tengo la respuesta, y de ahora en adelante soy consciente del papel que juega cada especie no solo en el reino animal sino en mi vida misma, en la vida de todos. Bien se concluye en la serie que “el destino de ellos puede ser el de nosotros”, así que debemos procurar su preservación porque “ya no se trata de salvar a la naturaleza sino de que ella nos salve”, y “si ayudamos a la naturaleza, la naturaleza nos ayuda”.
La actividad del ser humano es crucial para fomentar la vida de las distintas especies. Llama la atención el inicio y el fin del documental que muestra cómo la construcción de carreteras y represas afecta las rutas migratorias y el curso normal de animales como el salmón. Queda demostrado que cualquier animal, por pequeño, insignificante o molesto que parezca, cumple una función particular en el balance de los ecosistemas, la vida y el planeta mismo.
¡No es pequeña nuestra tarea!