Objetivo de Desarrollo Sostenible número 15: Vida de ecosistemas terrestres

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LA Network
27 junio, 2017 - Ecología Urbana

Gestionar de manera sostenible los bosques, luchar contra la desertificación, detener e invertir la degradación de las tierras y parar la pérdida de biodiversidad, son los mayores retos que propone este objetivo.

Bosque húmedo. Foto: Shutterstock

El 30% de la superficie terrestre está cubierta por bosques y estos, además de proporcionar seguridad alimentaria y refugio, son fundamentales para combatir el cambio climático, pues protegen la diversidad biológica. Cada año desaparecen 13 millones de hectáreas de bosque y la degradación persistente de las zonas áridas ha provocado la desertificación de 3.600 millones de hectáreas.

La deforestación y la desertificación –provocadas por las actividades humanas y el cambio climático– suponen grandes retos para el desarrollo sostenible y han afectado las vidas y los medios de vida de millones de personas en la lucha contra la pobreza.

Los bosques, por ejemplo, son el medio de subsistencia de alrededor de 1.600 millones de personas, incluidas más de 2.000 culturas indígenas, y en estos habita más del 80% de las especies terrestres de animales, plantas e insectos.

En cuanto a la desertificación, es necesario mencionar que de la agricultura dependen directamente 2.600 millones de personas, pero el 52% de la tierra empleada para la agricultura se ha visto moderada o gravemente afectada por la degradación del suelo, por lo que ya se han visto perjudicadas 1.500 millones de personas en todo el mundo. Se calcula que la pérdida de tierra cultivable ha ascendido a entre 30 y 35 veces la tasa histórica y cada año se pierden 12 millones de hectáreas (23 hectáreas por minuto), como consecuencia de la sequía y la desertificación, en las que podrían cultivarse 20 millones de toneladas de cereales.

Y ya en relación con la diversidad biológica, de las 8.300 razas animales que se conocen, el 8% está compuesto por especies extinguidas y el 22% por especies en peligro de extinción. Mientras tanto, de las más de 80.000 especies forestales, menos del 1% se han estudiado para su posible uso.

Adicionalmente, los microorganismos y los invertebrados son fundamentales para los servicios de los ecosistemas, pero aún no se sabe exactamente cuáles son ni se reconocen sus contribuciones.

Compromisos

Para 2020 hay definidos varios compromisos en el cumplimiento de este objetivo: lo primero es velar por la conservación, el restablecimiento y el uso sostenible de los ecosistemas terrestres y los ecosistemas interiores de agua dulce y los servicios que proporcionan, en particular los bosques, los humedales, las montañas y las zonas áridas, en consonancia con las obligaciones contraídas en virtud de acuerdos internacionales.

También se estableció como compromiso promover la gestión sostenible de todos los tipos de bosques, poner fin a la deforestación, recuperar los bosques degradados e incrementar la forestación y la reforestación a nivel mundial.

Adicionalmente, es urgente movilizar un volumen apreciable de recursos procedentes de todas las fuentes y a todos los niveles para financiar la gestión forestal sostenible y proporcionar incentivos adecuados a los países en desarrollo para que promuevan dicha gestión, en particular con miras a la conservación y la reforestación.

Ya para 2030, la mayor obligación es luchar contra la desertificación, rehabilitar las tierras y los suelos degradados, incluidas las tierras afectadas por la desertificación, la sequía y las inundaciones, y procurar lograr un mundo con una degradación neutra del suelo.

En cuanto a los compromisos para proteger la biodiversidad, se definió adoptar medidas urgentes y significativas para reducir la degradación de los hábitats naturales, detener la pérdida de la diversidad biológica y, para 2020, proteger las especies amenazadas y evitar su extinción.

Queda claro que hay que adoptar medidas urgentes para poner fin a la caza furtiva y el tráfico de especies protegidas de flora y fauna y abordar la demanda y la oferta ilegales de productos silvestres.

Por último, hay que movilizar y aumentar de manera significativa los recursos financieros procedentes de todas las fuentes para conservar y utilizar de forma sostenible la diversidad biológica y los ecosistemas.