Texto original de Fred Kent, Kathy Madden, Jay Walljasper, Steve Davies y Katherine Peinhardt y traducido por Fundación Placemaking México
Creando el futuro que queremos
¿Por qué la vida social importa tanto para nuestro futuro sostenible? ¿Y qué tiene que ver el futuro de nuestro planeta con nuestras aceras?
Imaginen que los lugares donde vivimos pudieran ser moldeados por nuestras actividades sociales, re-imaginados para que sea fácil reunirnos, comprar, divertirnos, comer juntos y conocer gente nueva. Con esta mentalidad, cambiaríamos fundamentalmente nuestras comunidades. Tal vez esta visión es más factible de lo que pensamos: Tal vez, todo lo que tenemos que hacer para hacer esto realidad es empezar con la vida social de las aceras.
«Cada vez somos más los que luchamos por una visión diferente del mundo, un mundo que cuida de nuestros recursos más preciosos: el aire que respiramos, el agua que bebemos y los lugares que compartimos.»
– Anne Hidalgo, Alcaldesa de París
Desde hace más de cien años, las comunidades grandes y pequeñas se han definido por calles planificadas por profesionales que son construidas para vehículos. Los seres humanos son, en gran medida, excluidos, y a menudo se consideran un problema que necesita ser «controlado» mediante la limitación de cualquier problema que puedan causar con los coches. Aunque las profesiones relacionadas con la ingeniería, la planificación del transporte y la movilidad han ampliado su perspectiva en los últimos años, la movilidad, la accesibilidad y la «funcionalidad» de las calles se destacan universalmente por no considerar el bienestar social que fomentan las aceras, esquinas e intersecciones. Imaginen lo que podríamos lograr si lo revertimos y comenzamos a invertir, estos últimos cien años, en la gente y su vida social.
Las implicaciones son enormes: comenzando con la vida social de las aceras como los bloques de construcción para mejores ciudades. Cada comunidad podría ser definida por la visión de sus residentes y visitantes. La improvisación local sería la base, lo que significa que la gente formaría su propio entorno. Quizás puede ser tranquilizador que no hay nada nuevo en este tipo de movimiento.
Sin embargo, muy pocas ciudades han aprovechado esta forma natural y orgánica que propone el Placemaking, de aprovechar la sabiduría y el talento local para mejorar el ámbito público. Ahora tenemos que mirar hacia atrás para avanzar: lo que queda ahora es retomar el camino con este tipo de pensamiento y apoyarlo más ampliamente.
La pandemia global por COVID-19 nos ha puesto cara a cara con la realidad sobre lo importantes que son los espacios públicos en nuestra vida cotidiana, incluso en lugares aparentemente básicos como las aceras. Estamos redescubriendo nuestros espacios públicos, y mirándolos con ojos completamente nuevos. Este es un comienzo y uno que ha llevado a una gran cantidad de cambios en los últimos meses. La vida al aire libre ha aumentado exponencialmente. Las aceras se han convertido en el lugar principal para la vida social… caminar y pasear es ahora un pasatiempo nocturno. Encuentros casuales están sucediendo y son buscados.
El cambio climático es otro llamado a repensar nuestras comunidades y puede analizarse desde la forma en que las aceras han cambiado durante la pandemia. La ciudad de 15 minutos es un nuevo concepto que coloca los servicios, lugares de trabajo y espacios públicos que la gente necesita dentro de una distancia razonable de sus hogares (idealmente dentro de 15 minutos de caminar o andar en bicicleta). Este enfoque minimiza la necesidad de viajes innecesarios y detalla una visión para ciudades más sostenibles. Al crear comunidades que dependen menos de las calles para automóviles, nuestras comunidades tendrán una mejor calidad del aire y una menor huella de carbono, lo que significa que nuestras decisiones a nivel de calle (y acera) tienen literalmente implicaciones globales.
Las siguientes historias nos dan una visión de los espacios públicos que podemos alcanzar, si así lo elegimos. Se centran en las aceras y las calles convirtiéndose en lugares preparados para una transformación a nivel comunitario, y se basan en nuestros muchos años de apoyo al cambio en ciudades de todo el mundo:
¡Son las aceras!
Si nos aseguramos de que las personas tengan prioridad sobre los vehículos, no hay límite a cuánto pueden transformar nuestros espacios compartidos. Si nos centramos en las aceras y las intersecciones, podemos hacer que la comunidad se reúna en lugares que son accesibles y seguros para todos. Leer más…
Creando las calles que queremos
«La vida callejera rica no es un lujo. Es una expresión de la
función más antigua de una ciudad, un lugar para que
la gente se reúna, todo tipo de personas,
cara a cara» William «Holly» Whyte
Muchas de las calles más emblemáticas del mundo son muy parecidas a las salas de estar: nos dan la bienvenida y nos invitan a quedarnos. Ciudades como París, Estambul, Buenos Aires y Gdansk nos muestran exactamente lo que estas calles pueden ofrecer. Leer más…
Paris
Crear lugares de adentro hacia afuera para revivir la conexión social y las economías locales
La pandemia COVID-19 nos ha demostrado que los espacios donde los edificios se conectan con el mundo al aire libre pueden ser de los más valiosos: las mesas de café, porches, plazas y aceras donde la vida social se desarrolla. Estos lugares nos enseñan que podemos reconectarnos a una distancia segura e incluso apoyar a los emprendedores locales. Leer más…
Quien se apropia de la intersección define la vida social de un barrio
Las intersecciones enlazan no sólo las esquinas de las calles y los barrios, sino que también tienen la oportunidad de forjar conexiones entre las personas. ¿Cómo nos aseguramos que los lugares donde nuestros caminos se cruzan apoyen la vida social de nuestras comunidades? Leer más…
Hacerlo posible en tiempos de pandemia
Nuestros espacios públicos son flexibles y dinámicos, y con un poco de creatividad durante COVID-19, han demostrado que podemos reabrir nuestras comunidades y negocios de manera sensible a las realidades de una pandemia en curso. Leer más…
Puntos clave:
- La pandemia por COVID-19 nos ha demostrado la importancia y versatilidad de los espacios públicos. Las transformaciones en nuestras aceras se han implementado rápidamente por necesidad y ahora eso puede continuar por elección. Lo que sigue es asegurarse de que estos cambios son reflexivos; teniendo en cuenta las necesidades de cada persona. Se tratará de involucrar a las comunidades en el desarrollo de su futuro y asegurar que las formas en que nuestras comunidades cambian generen equidad, bienestar y sostenibilidad ambiental
- Debido a que sus impactos se sienten en última instancia a escala local, las soluciones climáticas también deben ser impulsadas a nivel local: la crisis climática no es algo que se aborde sólo a través de acuerdos internacionales, es un desafío continuo que implica mejorar nuestras comunidades no sólo para las generaciones futuras, sino para nosotros mismos y nuestros vecinos y vecinas.
- Las aceras pueden preparar el escenario para un replanteamiento completo sobre cómo construimos y reconstruimos nuestras comunidades a nivel mundial. Para empezar a enfrentar desafíos a escala global como el COVID-19 o el cambio climático, podemos empezar con espacios pequeños; principalmente con los espacios que sustentan la vida cotidiana y proporcionan espacio para la conexión humana.
Las aceras son microcosmos de nuestro reino público. Representan muchas cosas: cuánto de nuestras comunidades están dedicadas a la gente, más que a los coches; cómo la gente puede sentirse bienvenida y segura transitando en una calle determinada; qué tan fácil es llegar de un lugar a otro; y qué caminos se cruzan en el día a día.
Nuestra capacidad para enfrentar nuestros desafíos globales depende de nuestros vecindarios, y de cada cuadra e intersección que se convierten en una «plaza comunitaria» para el comercio, el juego, los juegos y las reuniones comunitarias. Tenemos que seguir el camino de nuestras aceras para ver si los edificios, intersecciones y esquinas de las calles se entrelazan en lugares de reunión social.
Podemos empezar por las aceras, y asegurarnos de que sirven a nuestras comunidades y reflejan el futuro que queremos.
«Si podemos desarrollar y diseñar calles para que sean lugares maravillosos y satisfactorios -lugares de construcción comunitaria, atractivos para todas las personas- entonces habremos diseñado con éxito cerca de un tercio de la ciudad directamente y habremos tenido un impacto inmenso en el resto.»
-Allan Jacobs, pionero en el Placemaking
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Hacemos un agradecimiento muy especial a Jay Walljasper por su concepción de este artículo y todo lo que ha hecho por el Project for Public Spaces y el movimiento Placemaking.
El objetivo de The Social Life Project es incitar un renacimiento de la conexión comunitaria en todo el mundo. Es una iniciativa de Placemaking Fund, junto con PlacemakingX – una red global de activistas y líderes comunitarios que impulsan el movimiento.
Como todo nuestro trabajo, estos artículos están en constante evolución. Te animamos a ser parte de este esfuerzo