El concurso universitario BID UrbanLab, orientado a buscar soluciones creativas e innovadoras a problemas urbanos de América Latina y el Caribe, posó su mirada en 2016 en la ciudad colombiana de Santa Marta, concretamente en su barrio más emblemático, Pescaíto, “con el fin de conectarlo con el resto de la ciudad y devolverle su importancia histórica”.
Pescaíto, un barrio de la ciudad de Santa Marta en la costa norte de Colombia, supo hasta hace apenas unas décadas lo que significaba nadar en un acuario de aguas limpias. Pero, la llegada de la turbiedad lo sumió en un mar de dificultades, que no empañan su condición de sitio emblemático, referente turístico y sede festiva de los carnavales que se celebran en la misma fecha que lo hace Barranquilla.
Siendo apenas un barrio, su nombre es más conocido y promocionado por los medios de prensa que el de muchas ciudades y poblaciones del país.
Y su poder de atracción es tal que este año indujo al Banco Interamericano de Desarrollo (BID) a convertirlo en el objetivo del concurso BID UrbanLab que, a través del Programa de Ciudades Emergentes y Sostenibles, le reportará una serie de “soluciones creativas e innovadoras” a muchas de sus dificultades urbanas.
En su segunda edición, el concurso convocó a equipos de cuatro a seis miembros conformados por estudiantes de los dos últimos años de carrera, inscritos en una universidad de América Latina y el Caribe, lo mismo que a estudiantes cursando estudios de postgrado y a jóvenes profesionales, a concebir “un proyecto urbanístico y social de carácter integral, transformador, multisectorial, innovador y sostenible para el barrio Pescaíto”.
La condición es que todos los equipos estén integrados por miembros de distintas disciplinas –tales como arquitectura, urbanismo, antropología, psicología, ingeniería, sociología, comunicación social, entre otras– “con el fin de abordar las distintas problemáticas que presenta este barrio y así poder diseñar la solución integral requerida”.
Finalistas del concurso
Luego del correspondiente proceso de evaluaciones y deliberación, el jurado acaba de revelar que los tres equipos finalistas de la segunda edición del concurso son:
—“Pescaíto, barrio de oportunidades”, de la Universidad de Buenos Aires / Buenos Aires, Argentina
—“Pa’ fuera, pa’ la calle”, de la Universidad Javeriana de Bogotá.
—“Pescaíto. Antropología urbana: de la identidad al espacio”, de la Universidad San Buenaventura, sede Medellín.
El próximo 22 de noviembre, en la sede del Banco Interamericano de Desarrollo en Washington, los representantes de los tres equipos finalistas tendrán la oportunidad de presentar sus proyectos ante el panel de jurados del concurso y participar en la ceremonia de premiación.
El equipo ganador recibirá un aporte de 5.000 dólares y viajará a la ciudad de Santa Marta para validar su proyecto trabajando con especialistas del BID y la comunidad del barrio Pescaíto.
En 2015, la primera edición del concurso logró transformar un perímetro del barrio Curundú, ubicado en la Ciudad de Panamá, e incorporarlo en el Plan de Acción de esta ciudad.
Aspiración
El BID actúa en alianza con la Alcaldía de Santa Marta, el fondo colombiano Findeter y la Fundación Tras la Perla de la América que lideran el cantante Carlos Vives y su esposa Claudia Helena Vásquez.
Luis Alberto Moreno, Presidente del BID, es uno de los impulsores de la estrategia “Hacia una Santa Marta sostenible”, que busca para esta capital soluciones a los problemas más urgentes como son agua potable para toda su población, dotación de más espacios públicos, y un plan de turismo que determine “una vocación clara para que dicha actividad pueda desarrollarse de manera sostenible y respetuosa con el ambiente”.
“Queremos hacer de nuestro Pescaíto un barrio sostenible. Que a partir del redescubrimiento de su identidad, se convierta en un polo de desarrollo de buenas costumbres y de cosas buenas para nuestra ciudad de Santa Marta”, afirma Vives.
Su deseo es que los objetivos de Tras La Perla de la América contribuyan en Latinoamérica y el Caribe a gestar acciones ciudadanas en pro del desarrollo sostenible.
Igualmente, a lograr una transformación positiva de las ciudades que esté a la altura del compromiso histórico, social, cultural y ambiental que cada una de ellas se merece.
Para lograrlo en el caso de Santa Marta –afirma–, fue creada una metodología de trabajo basada en compromisos multisectoriales. “Un compromiso es un pacto, un acuerdo, una suma de voluntades. Cada compromiso se enfoca en un tema específico y apunta a resolver una problemática articulando diversos actores que gestionan y lideran proyectos en el marco de la iniciativa”.