¿Polución del aire y Coronavirus: un acelerador?

¿Polución del aire y Coronavirus: un acelerador?

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Carlos Moreno
5 abril, 2020 - Salud

Artículo escrito por: Dr. Gilles Dixsaut – Presidente del Comité de Ile-de-France contra las Enfermedades Respiratorias; Olivier Blond – Director de la Asociación «Respire»; Isabella Annesi-Maesano – Directora de Investigación de INSERM; Serge Orru – Ambientalista; Carlos Moreno – Director científico de la Cátedra ETI, IAE Paris Panthéon Sorbonne; Arnaud Molinié – Gerente de Empresa.

¿Polución del aire y Coronavirus: un acelerador?
En estos tiempos de virus planetarios presentes, las preguntas han surgido respecto al posible vínculo existente con los “picos de gripe estacionales”. Shanghai, China.

La Agencia Espacial Europea ha publicado los primeros mapas de datos satelitales de la red Copernicus, que muestra una caída dramática en la contaminación por dióxido de nitrógeno (NO2) en las principales ciudades europeas, particularmente en París, Roma y Madrid.

AIRPARIF, por ejemplo, acaba de publicar un informe histórico que indica una mejora de alrededor del 30 % de la calidad del aire tras la caída del tráfico rodado en la región de Paris (Ile-de-France), con una reducción de más del 60 % de NO2. Las imágenes satelitales nos muestran que menos vehículos equivalen, por tanto, a menos contaminación. Sin embargo, se puede claramente observar que aún quedan partículas finas procedentes de la calefacción residencial y de la actividad agrícola. En muchas ciudades europeas habríamos conocido nuevos picos de contaminación ya estacional, si el tráfico no se hubiese visto drásticamente reducido a causa del confinamiento.

Sabemos que más allá de Europa, en todo el mundo esta preocupación común se ha convertido en prioridad, recuperar una calidad del aire perdida por un modelo de vida urbano que está en el centro de su degradación. París, Londres, Bruselas, Madrid, Milán, al frente de esta lucha, han federado a las ciudades europeas para luchar contra este mal, una de cuyas principales causas son las partículas finas generadas por el diésel. Los alcaldes de estas capitales se han movilizado con fuerza al respecto. Hemos visto a los alcaldes de París, Bruselas y Madrid, el año pasado, emprender acciones legales contra la Unión Europea para ganar este caso. También vimos el “dieselgate” salir a la luz en 2015, confirmando actos escandalosos que atentan contra la salud de los ciudadanos.

Sí, la lucha contra el diésel y la contaminación urbana se ha convertido en uno de los principales combates para los próximos años.  Desde hace tiempo, muchas otras ciudades se han unido a este movimiento virtuoso irreversible, ya que la calidad del aire ha tomado importancia para los habitantes de las ciudades.

En París, alentamos el despliegue de sistemas innovadores para el control de la calidad del aire, y sus posibles efectos en la respiración, como el Pollutrack, lanzado con ocasión de la COP21 y que monitorea las partículas finas de menos de 2.5 micras.

Este famoso PM2.5, reconocido por los profesionales médicos como particularmente peligroso se ha monitoreado durante casi 3 años en tiempo real gracias a los 500 vehículos eléctricos aportados por los socios que se han ofrecido voluntariamente a ayudar a la ciudad, como Enedis, los VTC Marcel (Renault) y más recientemente DPD (grupo La Poste).

Esta flota única en el mundo ha permitido establecer el mapa más preciso existente de la distribución de la contaminación por partículas finas en las calles de la capital.

Desde la primera publicación en el New England Journal of Medicine que muestra que el Coronavirus podría «superponerse» con las partículas en suspensión, a hoy, la señal se está haciendo más fuerte.

La heterogeneidad de esta contaminación entre municipios, e incluso entre un mismo barrio nos ha llamado la atención, y el mejor conocimiento de este reparto, con la acumulación de decenas de millones de datos provistos por la herramienta, nos permitirá dar prioridad, por ejemplo, a las escuelas, guarderías, avenidas y calles más expuestas, avanzar hacía un concepto de zonas de bajas emisiones en los lugares más sensibles, como Londres, Madrid y Lisboa han sabido hacerlo de forma pionera e intuitiva.

A medida que los episodios de contaminación, relacionados con las partículas finas se suceden, en estos tiempos de virus planetarios presentes, las preguntas han surgido respecto al posible vínculo existente con los “picos de gripe estacionales”. Se han observado “coincidencias” varias veces durante el curso de nuestro aprendizaje en el conocimiento detallado de la calidad del aire, con el “pico de gripe estacional”, a menudo tras un pico de contaminación por PM2.5.

Este periodo de explosión mundial del Coronavirus por la propagación exponencial del COVID-19 ha sido la fuente de trabajos científicos, en las diferentes ciudades, trabajando sobre la correlación de estos dos factores: Virus y contaminación por partículas finas.

De hecho, la pandemia de coronavirus surgió en Wuhan, una ciudad que a finales de 2019 experimentó casi dos meses de niveles excepcionalmente altos de partículas finas PM2.5.

Posteriormente, los puntos calientes que han seguido esta primera explosión del virus han sido respectivamente Seúl, igualmente muy expuesta a las partículas finas, después Teherán, donde la contaminación crónica es un gran problema desde hace años, y finalmente Lombardía, lugar de “crecimiento” de las emisiones atmosféricas de los diésel de Milán con el amoniaco de las numerosas granjas porcinas de la región de Parma. La recombinación química de los diferentes gases, por nucleación y posteriormente polimerización, da lugar a partículas finas secundarias. Lombardía, es uno de los “Reactores de PM2.5” más activos de Europa, y sabemos su origen.

Los colegas investigadores italianos de las Universidades de Bolonia, Bari, Milán, con la Sociedad Italiana de medicina ambiental (SIMIA según sus siglas en italiano), publicaron un estudio el 16 de marzo, precisando que la “velocidad fulgurante a la que se ha propagado la epidemia de coronavirus en Italia podría explicarse en parte por la contaminación”.

Esta no es la primera vez que esta hipótesis se ha planteado. Ya en 2003, con motivo de la crisis del SARS, dos investigadores chinos alertaron igualmente sobre esta posible situación. Ahora, por primera vez, la paralización de cualquier forma de circulación y una gran parte de las actividades cotidianas ha permitido poner bajo el foco las actividades agrícolas, generadoras igualmente de partículas finas. En Lombardía, donde los ciudadanos están confinados y solo había actividades industriales, el poderoso reinicio a finales de febrero de este reactor de partículas secundarias, uno de los tres graneros europeos junto con la Beauce francesa y Ucrania, que podrían seguirse muy de cerca. Por un lado, debido a un clima particularmente favorable con la instalación de un ciclón estacional que impide la dispersión de las partículas, por otro, debido a la propagación en primavera de los fertilizantes de amonio y nitrato, al mismo tiempo que, en primavera, los criaderos de cerdos están en plena actividad. Todo lo necesario para generar partículas de PM2.5 en cantidad, sin el mínimo viento dispersivo.

¿Polución del aire y Coronavirus: un acelerador?
En todo el mundo esta preocupación común se ha convertido en prioridad, recuperar una calidad del aire perdida por un modelo de vida urbano. Arte contra la polución en las ciudades.

Y desgraciadamente, debido al hecho de las actividades industriales que continúan, de las agrícolas y de la calefacción doméstica, los investigadores han visto su hipótesis tomar forma y materializarse. Mientras que, según las previsiones de los expertos, por causa del confinamiento, la curva de nuevos casos debía continuar siguiendo la trayectoria de China e iniciar una primera inflexión, el número ha seguido aumentando, frustrando los pronósticos más documentados, pero que no tenían en cuenta el parámetro Contaminación.

Es demasiado pronto para concluir, y un viento dispersivo que ahora sopla en Europa viene afortunadamente a poner fin a este episodio de PM2.5 que igualmente se extendió por Ile de France, pero en intensidad y duración más limitada que en Lombardía.

Pero sin ninguna duda, esto no es un “cisne negro” sino una verdadera pista a seguir y controlar más de cerca: este pequeño virus de 130 nanómetros, el equivalente a 0.13 micras, se serviría del PM2.5 como un transportador balístico, que le permitiría llegar a las partes más profundas de nuestros alveolos, donde provoca una respuesta inflamatoria devastadora, de destrucción de los alveolos.

La contaminación del aire serviría de Caballo de Troya a los virus, tal y como han manifestado los investigadores italianos, se trataría entonces de un problema que concierne a todas las ciudades. Desde el vehículo térmico a las incineradoras urbanas, hasta la calefacción con fuel oil, todo lo que pone en riesgo de fragilizar nuestros pulmones y transportar el Coronavirus debería estar sujeto a fuertes medidas para reducir el riesgo. Lo que es una realidad hoy, incluso en esta etapa de investigación, es que la crisis del Coronavirus no es solo una crisis sanitaria sino una crisis sistémica urbana multifactorial con co-elementos ambientales y sociales que deben tenerse absolutamente en cuenta. Los investigadores chinos han alertado también otra posible vía de transmisión del COVID-19, la materia fecal y la orina. Este fenómeno también se constató durante la crisis del SARS en 2003.

Aquí estamos presenciando la probable convergencia de un problema ambiental con una emergencia sanitaria enorme, cuando nuestros pulmones irritados durante un pico de partículas PM2.5 se hacen vulnerables a los virus…

Desde la primera publicación en el New England Journal of Medicine que muestra que el Coronavirus podría «superponerse» con las partículas en suspensión, a hoy, la señal se está haciendo más fuerte. Es urgente tratar la situación con un enfoque socioambiental para salir de un análisis estrictamente clínico que solo puede conducir a soluciones parciales.

Con el «#QuédateEnCasa» y abre tus ventanas regularmente, la contaminación de PM2.5 se ha vuelto históricamente baja, ¡y es una muy buena noticia!

Porque «el aire que respiramos es el mismo para todos», como lo canta el artista Michel Jonasz.

Nota: El texto original fue escrito en francés y publicado en el diario La Tribune. Traducción de @Guille_Mas y cortesía del profesor Carlos Moreno para los lectores de LA Network en Latinoamérica.