Desde la aparición del brote de fiebre amarilla en enero, han sido reportados 424 casos y 137 muertes.
Río de Janeiro, como ciudad capital del estado homónimo, se puso en afán de adelantar las tareas de vacunación por fiebre amarilla, luego de que fuera reportado el primero de los casos con víctima fatal en este estado del sudeste de Brasil.
La alerta epidémica por fiebre amarilla, declarada desde enero cuando su propagación comenzó en municipios apartados del estado de Mina Gerais, ya había generado alerta en otras de las grandes ciudades donde algunos pacientes fueron ingresados con posteriores fallecimientos.
En Belo Horizonte, por ejemplo, se produjo una alerta de la Organización Mundial de la Salud que incluía a ciudades de Minas Gerais, Tocantins, Bahía, Espíritu Santo y Río de Janeiro, y eximía de momento a ciudades como Salvador de Bahía y Sao Paulo, grandes áreas que pese a la expansión de la enfermedad hacia la Costa Atlántica brasileña, aún no registraban casos de fiebre amarilla.
Ahora, con el primero de los casos mortales presentado en Río y una persona atendida con graves síntomas, la ciudad capital del estado debía recibir un millón de vacunas suplementarias, las cuales serían desplegadas por los diferentes municipios de este estado que cuenta con una población de 16.5 millones de personas.
De acuerdo con los últimos datos entregados por las entidades de salud del país latinoamericano, desde la aparición del brote de fiebre amarilla han sido reportados 424 casos, de los cuales 137 han derivado en fallecimientos. Además, al menos mil casos más permanecen bajo investigación de parte de los científicos.
Estos datos, ubican a este brote como el de mayor registro de muertes en los últimos 14 años y es la peor aparición de fiebre amarilla que se tiene en Brasil desde que existen registros en 1980.