La calidad del medio ambiente es esencial para la vida y el bienestar de los seres humanos. El deterioro ambiental, la escasez de recursos y la contaminación del aire, el suelo y el agua pueden provocar enfermedades y daños a la salud. Preocupado por el cuidado del medio ambiente el Papa Francisco escribe sobre ecología en la Encíclica “Laudato Si”. Consustanciados con el sumo pontífice realizamos este humilde aporte sobre el análisis de esta valiosa obra.
Los problemas ecológicos de los últimos años se han convertido en una de las principales preocupaciones de nuestra sociedad. El deterioro de la naturaleza, el cambio climático, la extinción de especies animales y vegetales, el agotamiento de los recursos naturales y la pobreza de gran parte de la población mundial son algunos de los problemas que describen la crisis ecológica actual.
El Papa Francisco, preocupado por los daños que está sufriendo el planeta, elabora una Carta Encíclica sobre ecología a fin de concientizar a todos los hombres y mujeres del mundo de la gravedad del problema. El texto es un hito en la historia de la iglesia católica por ser la primera encíclica en hablar de ecología. Por lo general las encíclicas son documentos destinados a todos los fieles y obispos católicos para tratar cuestiones doctrinarias o temas que preocupen a la humanidad.
La actual crisis ecológica constituye una amenaza para la supervivencia de todos los que habitamos el planeta. No es casual que el texto fuera publicado en mayo de 2015, previo a la Cumbre Mundial sobre Cambio Climático realizada ese año en París. Francisco nos interpela invitándonos a tomar conciencia y acciones concretas que contribuyan a salvar el planeta.
El obispo de Roma desarrolla un tratado intelectual, teológico y filosófico del problema ambiental, respaldándose en conocimientos científicos. Mediante un lenguaje sencillo, directo y sin medias tintas, para que lo entienda cualquiera, analiza el tema ecológico en profundidad. El estudio comprende un diagnóstico del deterioro global, explicando las raíces del problema y señalando a los responsables del daño causado a la naturaleza; propone soluciones e invita a todos los habitantes del mundo a sumarse a la defensa de la casa común, como así llama a nuestro planeta.
“Laudato Si” es -por sobre todas las cosas- una denuncia audaz contra el orden económico mundial responsable de la crisis ambiental, es también, un llamado urgente a realizar un cambio radical en el comportamiento de las actividades humanas para contrarrestar la tendencia mundial del acelerado ritmo de desarrollo industrial que nos llevaría a la destrucción. Nos propone el desafío de un cambio en los estilos de vida, un cambio en las maneras de consumir y producir y un cambio en la ética global.
Causas de la crisis ecológica
El sistema económico capitalista basado en el modelo imperante de consumo y producción resultan insostenibles. Consumir por el sólo hecho de consumir es inmoral. La obsesión por continuar con los estilos de vida consumista -cuando sólo unos pocos lo tengan- sólo traerá violencia y destrucción recíproca. La cultura del desperdicio no hace más que convertir el planeta en un inmenso depósito de porquería, provocando contaminación y daño a la vida de los seres vivos.
Francisco es muy crítico de la idolatría del dios mercado. Se sabe que el sistema de libre mercado se rige por el afán de lucro y la maximización de la tasa de ganancia, el problema es que no considera los efectos negativos causados a la naturaleza y a la sociedad. El ecologista estadounidense Barry Commoner lo explicaba hace 40 años: los costos sociales no se internalizan dentro de los costos económicos de las empresas; éstas crean riqueza usando gratuitamente los recursos de la naturaleza, contaminando el ambiente y sin solventar los gastos de su reparación. La sociedad termina haciéndose cargo de estos costos sociales. En síntesis, el ahorro para el empresario significa un gasto para la sociedad.
Los poderes económicos justifican el actual modelo mundial, donde prima la especulación financiera, las evasiones fiscales y la fuga de capitales, ignorando los efectos sobre la dignidad humana y el medio ambiente.
El obispo de Roma hace una crítica a la tecnocracia para referirse a la ciencia y la técnica sometida a las finanzas. La ciencia y la técnica no son neutrales porque responden a intereses de quienes la financian. La tecnocracia va más allá de las ideologías, no es cuestión de derechas o izquierdas, sino de quienes toman las decisiones cruciales de los países. Se trata de los llamados tecnócratas, ellos deciden sobre lo que hay que hacer, independientemente de quien ocupe el gobierno. Los países del tercer mundo conocen bien los sufrimientos de la población cuando se aplicaron las recetas de los tecnócratas del FMI.
¿Quiénes son los responsables de la crisis ecológica?
El Papa no es neutral, toma posición y se pone del lado de los más débiles: los pobres, los excluidos, los pueblos originarios; asume un discurso provocador y señala al poder económico y político de generar los daños a la madre naturaleza. Los menciona directamente sin rodeos: las empresas multinacionales y los países desarrollados, ellos son los responsables del deterioro ambiental.
La encíclica papal pareciera reforzar las razones del subdesarrollo planteados por Eduardo Galeano en el libro “Las venas abiertas de América Latina” cuando se refiere la existencia de un sistema perverso donde los países ricos explotan a los países más pobres. La deuda externa de los países pobres se ha transformado en un elemento de control pero no ocurre lo mismo con la deuda ecológica de los países ricos. Las empresas transnacionales hacen en los países pobres lo que no hacen en los países desarrollados.
El sumo pontífice pone el dedo en la llaga y toca intereses concretos de los poderosos. Ni bien sale a la luz la encíclica llueven críticas de diversos grupos: conservadores, liberales y republicanos, inclusive sectores de la propia iglesia católica. Por ejemplo, Jeb Bush, hermano del ex presidente de EEUU, afirmó que no dejará que los obispos, cardenales o el Papa dicten las políticas económicas de su país. La verdad duele, no es para menos, Francisco hace un llamado a reemplazar las tecnologías basadas en los combustibles fósiles y, casualmente, los Bush son empresarios petroleros.
El mensaje de Francisco es demasiado frontal como para no generar enojos, es como un Tsunami que impacta profundamente en las mentes y las conciencias de los líderes mundiales de los países centrales para que reaccionen de una vez por todas.
Algunas consideraciones sobre el medio ambiente
Francisco no se sube al carro de la moda de la ecología tal como suelen venderlo algunas organizaciones como estrategia de marketing e imagen; cuestiona desde el punto de vista ético el planteamiento de algunos organismos oficiales, empresas y movimientos ecológicos. Por ejemplo, es muy crítico de la estrategia de los Bonos de Carbono propuestos en el Protocolo de Kioto, ya que pueden dar lugar a una nueva forma de especulación y no servir a la reducción global de la emisión de gases de efecto invernadero.
El Papa nos señala que es evidente la incoherencia de aquellos que luchan contra el tráfico de animales en serio riesgo de extinción pero permanecen completamente indiferentes ante la trata de personas, la pobreza o la miseria humana. No se puede concebir una relación con el ambiente aislada de las demás personas, sería como un individualismo romántico disfrazado de belleza ecológica.
El problema social de la pobreza, el desempleo, el hacinamiento, la violencia, la inseguridad o la falta de derechos humanos es también un problema ecológico. No son temas aislados, van unidos, todo está conectado, es la crisis social ecológica.
El objetivo perseguido coincidiría con el Informe Brundtland (1987) elaborado por distintas naciones para la ONU la cual supone la adopción de un modelo de desarrollo sostenible, que es aquel que concilia tres aspectos fundamentales: crecimiento económico, inclusión social y preservación del medio ambiente, garantizando satisfacer las necesidades de los habitantes de hoy y de las generaciones futuras.
Propuestas y soluciones
La crisis ambiental es un problema complejo que exige una respuesta conjunta a partir de una visión integral. Dado que el ambiente es un sistema donde todo está conectado e interrelacionado y todo tiene que ver con todo, no existe una única solución. Se requiere de un paquete de propuestas. En ese sentido Francisco no se detiene en la crítica cómoda sino que aporta propuestas y soluciones.
Plantea la necesidad de un abordaje de una ecología integral a partir del diálogo sincero y honesto. La ecología integral excede el lenguaje de la biología y la matemática, abarca a otros campos del saber, como la teología, la religión y la filosofía. Ningún conocimiento debe quedar afuera del debate. Todas las religiones están llamadas a participar.
El sumo pontífice propone una revolución cultural para salvar el planeta, un cambio en el modelo de desarrollo global y en la estructura del poder. Se deben corregir los modelos de crecimiento que parecen incapaces de garantizar el respeto al medio ambiente. Llama a cambiar a un estilo de vida más austero, más sencillo, más solidario y menos individualista. Que los bienes materiales no sean el centro de nuestras vidas.
Recomienda actuar sobre las causas y no sobre los hechos, como se acostumbra a hacer. Por ejemplo, las ayudas económicas a las personas son un paliativo, es necesario crear trabajo, pero con derechos, salarios justos, que se asegure el acceso a la salud e integridad de las familias. El trabajo debe ser el objetivo prioritario de los gobiernos para lograr el protagonismo de las personas en la sociedad, para que puedan desarrollarse, sentirse útiles, ser dignos. La igualdad de oportunidades para todos es esencial para combatir las injusticias sociales.
El obispo de Roma señala sobre la responsabilidad que les compete a los gobiernos de cumplir con el deber indelegable de cuidar el ambiente y los recursos naturales de su país, sin venderse a intereses espurios locales o internacionales. Se requiere que la política no se subordine a la economía y ésta no se subordine a la tecnocracia. Es necesario que los Estados inviertan mucho en investigación para entender el funcionamiento de los ecosistemas. Por otro lado, no se pueden cambiar las políticas públicas cada vez que hay un cambio de gobierno, debe haber continuidad pensando en el bien común a largo plazo.
Francisco se dirige también a los cristianos invitándolos a una conversión ecológica; explicando que la naturaleza es una señal divina creada por Dios y por eso hay que cuidarla y respetarla. El hombre forma parte de esa creación. Si la naturaleza muere nosotros también. Toda destrucción de la naturaleza es un crimen, un crimen contra nosotros mismos y un pecado contra Dios.
Algunas recomendaciones concretas para las personas de a pie incluyen: la separación de residuos y el reciclado, plantar árboles, reducir el uso de agua, apagar luces y utilizar transporte público, entre otros. Todos pueden colaborar, cada uno desde su cultura, su experiencia y posibilidades.
“Laudato Si” es un libro que nos hace reflexionar, nos ayuda a repensar el mundo, a resignificarlo, a tratar de entenderlo; nos sugiere la necesidad de mirarnos a nosotros mismos, para llegar al conocimiento más profundo de lo esencial, lo existencial, lo sensible; para saber quiénes somos, qué necesitamos y qué futuro nos espera. Francisco nos muestra cómo se está dañando al planeta, pero nos abre una ventana a la esperanza, invitándonos a participar en su defensa. Todavía estamos a tiempo de cambiar la realidad, sabemos que el desafío no es fácil, pero el momento es ahora, la casa de todos nos necesita, es urgente y necesario hacer algo, no hay tiempo que perder.