Si usted supiera que su viaje en transporte público será lento y poco fiable, y que es probable que sea atacado o acosado sexualmente, ¿decidiría trabajar? Esta es la realidad que las mujeres enfrentan a diario en muchos países en desarrollo.
En América Latina y el Caribe las mujeres tienen menos probabilidades de acceder a un vehículo privado y utilizan el transporte público con mayor frecuencia que los hombres. También tienen más probabilidades de ser víctimas de acoso sexual y del crimen en los sistemas de transporte público.
Adicionalmente, dado que las mujeres aún son quienes a menudo se ocupan de gran parte de las responsabilidades relacionadas al hogar, tales como las compras y el cuidado de los niños y adultos mayores, tienden a tener necesidades más complejas e intensas que los hombres. En general, viajes más largos pueden disminuir la probabilidad de que las mujeres decidan dedicarle tiempo a trabajos remunerados. Si la calidad de nuestros viajes diarios afecta nuestras decisiones de movilidad, imaginemos cómo una mejora en la calidad, la velocidad, y la seguridad de los sistemas de transporte público en las ciudades de América Latina podría tener un impacto en las tasas de empleo de las mujeres, en la calidad de sus empleos y en sus ingresos.
Nosotros decidimos explorar precisamente eso observando dos nuevos sistemas de transporte público en la ciudad de Lima, Perú: un sistema de Autobús de Tránsito Rápido (BRT) y una nueva línea de metro.
Nuestro estudio propuso responder las siguientes preguntas: ¿Las mujeres (y hombres) que viven cerca de cualquiera de estos sistemas tienen más probabilidades de emplearse luego de la inauguración de los sistemas en comparación a aquellos que viven lejos de los sistemas? ¿Y tienden a tener mejores empleos?
Lo que dicen las cifras
Desde los años ochenta, Lima, Perú y su área metropolitana (Lima-Callao) ha funcionado con un sistema de transporte público sumamente caótico e informal, caracterizado por una sobreoferta de minivans que recorren las avenidas compitiendo ferozmente por pasajeros, provocando altos niveles de congestión, de las tasas de accidente y un servicio generalmente deficiente.
Además, el índice de acoso sexual hacia mujeres en el sistema de transporte público es uno de los más altos de la región. El 78% de las mujeres usuarias del transporte público declaró haber sido víctima de acoso sexual en el último año mientras viajaban en un vehículo de transporte o esperaban en una parada de autobús o en una estación de tránsito. El 64% de las mujeres encuestadas en Lima declaró sentirse inseguras o muy inseguras en el sistema de transporte público de la ciudad, y el 77% declaró sentirse inseguras viajando de noche.
En términos de empleo, hay grandes diferencias de género en las tasas de empleo entre hombres (80%) y mujeres (60%) en Lima. Las mujeres tienen más probabilidades de ser amas de casa, ser autoempleadas y tener empleos de menor calidad y mal pagados. Más del 70% de las mujeres -contrastado con el 50% de los hombres- tienen empleos informales que, por definición, no incluyen seguridad social ni beneficios.
La mejora del transporte en Lima
En 2010, la ciudad inauguró una línea nueva y moderna de BRT, y en 2012 se inauguró la Línea 1 del sistema de metro de Lima. Los dos sistemas no sólo redujeron los tiempos de los trayectos de manera considerable y conectaron a los residentes en zonas periféricas con los centros de empleo principales, sino también incluyeron varias características importantes que aumentan la seguridad de los pasajeros.
Los dos sistemas tienen cámaras de seguridad en los vehículos y un sistema para informar sobre delitos a bordo y en las estaciones. Las estaciones están bien iluminadas y tienen guardias y personal en el terreno. Los conductores reciben una capacitación formal, llevan uniforme y se pueden comunicar con el centro operativo en caso de problemas. Creemos que estos cambios pueden haber alentado de manera importante a las mujeres a usar estos sistemas y que han mejorado significativamente su acceso al trabajo en comparación con los hombres.
¿Cómo abordamos nuestra hipótesis?
Para explorar esta posibilidad, comparamos las tasas promedio de empleo y de ingresos de mujeres y hombres que viven en zonas cercanas a los nuevos sistemas de transporte, versus aquellos que viven en zonas comparables (zonas de control) más lejanas, y analizamos los cambios para ambos grupos justo antes y a lo largo de varios años después de la inauguración de los sistemas.
Hemos observado que las mujeres que viven a una distancia a pie de una estación de BRT o de la Línea de Metro 1 tienen muchas más probabilidades de utilizar el transporte público, de tener un empleo y de percibir ingresos más altos desde la inauguración de estos sistemas, en comparación con mujeres de las mismas zonas previo a la inauguración, y con mujeres de las zonas de control. No se encontraron efectos significativos entre hombres.
El impacto en mujeres tiende a aumentar con el tiempo. Entre 2012 y 2014, justo después de la inauguración del BRT y de la Línea 1 del Metro, el impacto fue en un incremento de 8% en la probabilidad de tener un empleo, mientras que se duplicó alrededor de 17% en años siguientes, entre 2015 y 2017.
En promedio, las mujeres que vivían cerca de los sistemas de transporte tendían a ganar un 18% más después de la mejora del transporte y un 27% más posteriormente. Para comprender mejor estos números, la probabilidad de estar empleado cambió para las mujeres en las zonas cercanas al BRT y a la Línea de Metro 1 de 65.5% a 69.9% (entre 2007-2009 y 2015-2017), mientras que en las áreas de control la participación de las mujeres en la fuerza laboral disminuyó de 73.4% a 67.7% durante el mismo período. El impacto en los ingresos es alto, con un aumento promedio de 18% durante el período inicial, y un aumento de 27% en el período 2015-2017 (esto se traduce en un incremento de 307 Soles en la zona tratada, aproximadamente US$90 en 2017).
Creemos que los beneficios observados en el empleo se pueden atribuir a un motivo o a una combinación de motivos: un recorte en los tiempos de viaje y/o las mujeres se sienten más seguras en los nuevos sistemas de transporte público. De hecho, estudios recientes sobre mujeres usuarias del transporte público en Lima señalan que menores tiempos de viaje, así como mayor seguridad, son dos de los motivos más frecuentemente mencionados para utilizar el BRT o el Metro.
Sin embargo, debido a limitaciones de los datos, no podemos aislar hasta qué punto un factor influye más que otro en los beneficios observados. Lo que está claro es que las inversiones en infraestructura que consiguen que el transporte público sea más rápido y seguro pueden generar importantes beneficios relacionados con el empleo para mujeres en edad de trabajar con acceso a modalidades modernas de transporte público.
Para conocer más sobre los proyectos del Grupo BID en América Latina y el Caribe, descargue el Panorama de Efectividad en el Desarrollo 2019, nuestra publicación insignia de resultados e impacto.
Artículo publicado originalmente en Blogs del BID