Las enseñanzas sociales que deja la pandemia por la covid-19, —autocuidado, respeto, promoción de la bioseguridad y corresponsabilidad—, podrán servir para enfrentar otra pandemia, la de 500 millones de lesiones viales fatales y no fatales en el mundo, previstas a 2030, según la 3ª Cumbre de Seguridad Vial de Suecia 2020. Juan Diego Restrepo Toro – Periodista
Tras el confinamiento en 2020, las ciudades del mundo “vuelven a una nueva normalidad”. Una expresión paradójica, que significa que recuperaremos las formas normales de habitar y movernos en la ciudad, pero no como lo hacíamos antes. Durante la cuarentena, muchas personas implementaron el teletrabajo, evitaron aglomeraciones y desplazamientos innecesarios, y optaron por moverse a pie, en bicicleta o moto. Pero el regreso a la actividad de los distintos sectores de la economía y el levantamiento de restricciones a la movilidad representan un reto para la seguridad vial. No solo porque persiste el riesgo al contagio de coronavirus, sino por las personas que mueren o resultan heridas en las vías.
“La cuarentena nos dio una dolorosa prueba de la fragilidad de nuestros sistemas para controlar las velocidades y los incidentes fatales”, señaló Carlos Cadena Gaitán, secretario de Movilidad de Medellín.
“A falta de la congestión habitual, se hicieron comunes el exceso de velocidad, los recorridos en contravía y el paso de semáforos en rojo”. A pesar de medidas que restringieron la movilidad en la ciudad hasta en 90 %, en lo que va de 2020 aumentó la muerte de ciclistas. Aunque las muertes de pasajeros de moto y peatones se redujeron en 64 % y 54 % respectivamente, las de conductores de moto —los que más aportan en muerte vial—, solo disminuyeron 2 %. En el mundo, el problema es tan complejo que las metas para lograr un impacto se fijan en periodos decenales.
Para Colombia representa un desafío, ya que no cumplió con la meta fijada en 2010 de reducir a la mitad las muertes por incidentes viales a 2020. Lo mismo sucedió con las naciones de bajo y mediano ingreso, según las conclusiones de la 3ª Cumbre de Seguridad Vial de 2020, donde se ratificó la meta de reducción a 2030. Aunque en los últimos 15 años ha habido una tendencia decreciente en Medellín, las muertes por incidentes viales se han mantenido por encima de 10 por 100.000 habitantes, cifra alta respecto de parámetros internacionales.
“Nos fijamos la meta de reducir la tasa de mortalidad vial a 5 por 100.000 habitantes en 2023”, explicó Cadena, quien ha sido profesor universitario e investigador en movilidad urbana sostenible. Para lograrlo, la ciudad implementará la Visión Cero en su plan de desarrollo Medellín Futuro 2020-2023, línea estratégica “Eco-ciudad”, un enfoque exitoso en distintas ciudades desde hace más de 20 años. Las pioneras fueron las del norte de Europa, que manejan tasas de 1 a 3 muertes viales por 100.000 habitantes. También se implementó en Boston, Nueva York, Portland, Madrid y Bogotá, que alcanzaron tasas de 3 a 6 muertes por 100.000 habitantes.
“Visión Cero es la estrategia global más importante y moderna que hay para el abordaje de la movilidad segura”, resaltó Gustavo Cabrera, profesor de la Facultad Nacional de Salud Pública de la Universidad de Antioquia, institución que acompañará a la Secretaría de Movilidad en la implementación del enfoque Visión Cero, fortaleciendo la gestión comunicativa, pedagógica, comportamental, social e investigativa para la movilidad sostenible y segura de todos los usuarios viales. Visión Cero implica un cambio de paradigma cultural y educativo.
“Ninguna muerte en las vías es aceptable; los accidentes no existen, son ocurrencias o incidencias, que pueden ser prevenidas y evitadas”, afirmó Cabrera, doctor en Salud Pública y profesor del área, quien por más de una década ha liderado la línea de investigación de Seguridad Vial de Antioquia-SeViDa. Para garantizar las condiciones de bioseguridad en las vías se prioriza la vida de las personas sobre el flujo vehicular. Esto incluye infraestructura segura, pedagogía coherente, control efectivo, implementación de tecnología y sobre todo, gestión de la velocidad, que a su vez, genera efectos positivos en descongestión vial, calidad del aire y cambio climático.
#VisiónCeroMED le apunta a un desarrollo integral que mejore la calidad de vida de los ciudadanos en tanto articula movilidad, espacio público y medio ambiente para un desarrollo sostenible. En 2019, la estadística global indicó casi 1,4 millones muertes viales y mínimo 50 millones de lesiones muy graves a moderadas que requirieron atención médica. Colombia tuvo casi 7.000 muertes y 700.000 lesionados muy graves a leves; Antioquia unas 850 muertes y 85.000 lesiones de todo rango de severidad. Los motociclistas son los más expuestos al riesgo y quienes mayores efectos padecen. Peatones, ciclistas y patinadores son los más vulnerables. Por cada muerte vial hay 10 lesionados muy graves, 40 moderados que requieren atención médica y hasta 50 lesionados leves. Cada 50 horas fallece una persona por incidente vial en Medellín y cada 24 minutos una resulta lesionada.
Por cada muerte vial, habrá una persona con discapacidad severa y hasta tres más con discapacidad moderada. Desde 2008, son más de 16.000 las personas en condición de discapacidad de origen vial en Medellín. Entre el 1 de enero y el 20 de agosto de 2020 hubo 111 muertes en Medellín, 40 menos que en 2019. Unas 14.000 personas resultaron heridas, 4.500 menos que las lesionadas en ese periodo de 2019. Cifras: Observatorio de Movilidad de la Secretaría de Movilidad de Medellín; 3ª Cumbre de Seguridad Vial.