En pleno siglo XXI vivimos en una sociedad globalizada que depende totalmente de la economía y de las empresas que pertenecen a esta, empresas las cuales, al igual que los países tienen un alto grado de interdependencia; lo que significa que no funcionan aislados y que dependen de una manera u otra de otras entidades, entonces, por lo general una decisión ya sea tomada por un país o por una empresa, puede afectar de manera tanto positiva como negativa a las demás entidades que hacen parte de la economía. Interdependencia que se vio muy bien reflejada en la crisis financiera de 2008, de cómo los bancos estadounidenses afectaron no solo su economía como país, sino la gran parte de la economía mundial.
En la actualidad existe un fenómeno empresarial negativo, las compañías siempre están pensando en disminuir los costos de producción o de prestación de servicios, sin importar los efectos colaterales que tengan sobre el medio ambiente o la sociedad, por razones lógicas: aumentar las utilidades. Y esto está bien microeconómicamente (economía de un país en función de las actividades de una empresa), pero, ¿hasta qué punto esto es factible? Por ejemplo, muchas empresas manufactureras tienen en su plan estratégico adquirir maquinaria para reemplazar mano de obra y así disminuir costos, al corto plazo todo funcionaría bien: menos egresos, más utilidad, más impuestos a las ganancias para el gobierno, entre otras cosas; pero a largo plazo y pensando ya más macroeconómicamente (economía de un país empleando magnitudes colectivas como la renta nacional, el empleo, las inversiones o las importaciones y exportaciones), se aumentaría el desempleo, y aunque estas empresas tengan ya mejores posibilidades de aumentar las utilidades ya no existiría a quien venderle sus productos, lo que desataría crisis en estas empresas y a sus respectivas economías nacionales, conllevando quizá a una crisis económica global.
Entonces, las empresas como parte fundamental de las economías, y no menos importante, de una sociedad y de un medio ambiente; se deben concientizar de crear una noción de desarrollo sostenible, entendida como “la satisfacción de las necesidades de las generaciones presentes sin sacrificar las de las generaciones futuras” (ONU). Las ciudades como comunidad que son, deberían exigirles más a las empresas que se encuentran allí en su territorio, para que construyan e implementen estrategias efectivas para ponerse en practica y a conciencia, que conlleven a unir las dimensiones de economía, ambiente y sociedad.
En Medellín, Colombia; hay una empresa líder en desarrollo sostenible, el Grupo Nutresa S.A que pertenece al Grupo Empresarial Antioqueño, los esfuerzos de esta multilatina en el ámbito de la sostenibilidad han sido tan decididos y efectivos que ha sido incluida durante seis años consecutivos en el ranking Dow Jones Sustainability Index, algo así como las Grandes Ligas de la sostenibilidad empresarial en el mundo. Ha sido la única empresa latinoamericana y de los países desarrollados del sector de alimentos que ha merecido ese honor. (Bitácora de una multilatina)