Este proyecto fue concebido por el Gobierno de la ciudad argentina con apoyo del Fondo Francés para el Medio Ambiente Mundial, para tener una ciudad más integrada y mejor preparada para convivir con los ríos y gestionar los riesgos naturales. El Premio Guangzhou la distinguió como una de las 15 experiencias más notables de innovación urbana.
La ciudad de Santa Fe tiene una población de 400 000 habitantes y está situada a 475 kms al noroeste de la ciudad de Buenos Aires. Su ubicación geográfica es particular: se encuentra asentada entre los valles de inundación de dos ríos – Paraná y Salado – que debido a su planicie se caracterizan por el difícil escurrimiento de las aguas, con la correspondiente formación de lagunas y arroyos. Ambos son ríos de llanura y por eso tienen algunas características típicas: mínimas pendientes, ciclos de crecidas y bajantes periódicas, cambios en su forma o morfología, amplios valles de inundación, entre otras.
Relatan los gestores del proyecto de Reserva Natural del Oeste, que a lo largo de la historia de la ciudad, la ocupación del suelo avanzó sobre terrenos inundables y espejos de agua, sin atender a sus condicionamientos o intentando superarlos. Así es que “se establecieron viviendas y crecieron barrios en zonas bajas y susceptibles de inundarse. Por eso, se construyeron terraplenes para evitar el paso del agua en crecidas periódicas, se rellenaron zonas bajas y se modificó significativamente el drenaje natural y su capacidad de reservorio, obstaculizando el escurrimiento natural del agua cuando llueve.” El resultado: Santa Fe está asentada en un territorio vulnerable, expuesto a las inundaciones por crecidas de los ríos, por lluvias intensas o por la combinación de ambos fenómenos.
Precisamente en 2003 la ciudad sufrió el mayor desastre de origen hídrico de toda su historia, que afectó fuertemente a gran parte de la población, especialmente la asentada en el borde oeste. La crecida extraordinaria del río Salado, la falta de obras y la ausencia de un sistema de alertas y de un plan de contingencia, dejó como saldo la pérdida de vidas, cuantiosos daños materiales y hasta secuelas psicológicas, que aún perduran.
Entre marzo y abril de 2007 se repitió un fenómeno de similares características. Las mismas zonas bajas de los barrios del oeste de la ciudad de Santa Fe se inundaron, pero esta vez no fue por el desbordamiento del Río Salado como en el 2003 sino por insuficiencia de la red de desagües pluviales ante la gran cantidad de agua caída.
Es por estos eventos desafortunados para la ciudad que, a partir de 2008 el gobierno local, junto a las instituciones y los vecinos, comenzó a trabajar en planes y programas para enfrentar el problema de las inundaciones. Se puso en marcha un Plan Urbano Integral para el Oeste de la Ciudad y una serie de importantes obras hídricas enmarcadas en un Plan Director de Desagües Pluviales.
Adicionalmente, se creó el Sistema Municipal de Gestión de Riesgos que incluye un Plan de Contingencia y que es el encargado de desarrollar programas de mitigación, prevención, preparación y respuesta ante emergencias, en forma conjunta con los distintos actores de la ciudad.
El Proyecto de Reserva Natural del Oeste se enmarca en estas políticas tendientes a lograr un crecimiento más armónico y sostenible de la ciudad, que han merecido ya el reconocimiento internacional, a través de premios y distinciones otorgados por organismos como la Organización de las Naciones Unidas ONU y la Fundación Rockefeller y su programa 100 ciudades resilientes.
El objetivo del Proyecto de Reserva Natural es transformar 142 hectáreas de embalses en un área natural protegida que también se incorpora a un sistema de espacios públicos verdes. Beneficia directamente a cerca de 80 000 residentes, promueve la educación ambiental y la sensibilización y el mejoramiento de la calidad de vida. Además, promueve el desarrollo económico y social a través de actividades de capacitación laboral, la incorporación de recolectores informales de residuos, la creación de huertos comunitarios y la construcción de viveros.
Para el jurado del Premio Guangzhou “esta iniciativa es innovadora porque Integra educación, reducción de la pobreza, inclusión social con agua, tierra y la administración de los recursos naturales. La dimensión ambiental se pone en primer plano como el impulsor clave para la gestión de riesgos.”
El proyecto fue elegido como una de las 15 iniciativas finalistas debido a su enfoque integral, que considera los espacios verdes, la gestión de cuencas hidrográficas y el papel de los recursos ecológicos.
