‘Prohibir el asbesto y reemplazarlo es la única solución’

‘Prohibir el asbesto y reemplazarlo es la única solución’

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LA Network
10 mayo, 2019 - Salud

Para el profesor Arthur Frank, experto en asbesto de la Universidad de Calgary, no hay manera de controlar los niveles de este material en la industria manufacturera, minera y de construcción. En América Latina solo Argentina, Brasil, Chile, Honduras, Perú, República Dominicana y Uruguay prohíben su uso.

‘Prohibir el asbesto y reemplazarlo es la única solución’
En Estados Unidos se ha discutido mucho sobre su prohibición en algunas industrias y se ha logrado reducir su uso de 800.000 a 2.000 toneladas.

El asbesto –o amianto– es el nombre de un grupo de minerales fibrosos presentes en la naturaleza y que son resistentes al calor y a la corrosión. Debido a estas propiedades, se han usado en productos comerciales, como materiales a prueba de fuego y de aislamiento, en frenos de automóviles y para paneles de yeso.

Cuando los productos que contienen asbesto se alteran, liberan al aire fibras pequeñas que al ser inhaladas pueden quedar en los pulmones y permanecer allí por un largo tiempo hasta acumularse y provocar inflamación y cicatrización de tejido, lo cual puede afectar la respiración y causar problemas graves de salud.

Algunas de las enfermedades que podría ocasionar este material son el cáncer de pulmón y el mesotelioma, un tumor que se forma en el mesotelio, un tejido delgado que recubre el interior del tórax y el abdomen; aunque este es el tipo más común de cáncer asociado con la exposición al asbesto, la enfermedad es relativamente poco común.

El profesor Arthur Frank, invitado por la Universidad Nacional de Colombia a dictar una conferencia sobre el tema, comenta que, si Europa pudo reemplazar este material en los frenos de los carros, y si la industria de los barcos militares los sustituyó completamente desde 2002, ¿por qué Colombia (y otros países latinoamericanos) no puede lograrlo de manera paulatina como lo hicieron cerca de 60 países en el mundo?

“Aunque la exposición máxima a niveles de asbesto es de 0,1 fibra/cm3, y lo que dice la norma es que esta exposición está calculada para 50 semanas de trabajo durante 40 años, científicamente se ha demostrado que un solo año puede aumentar la posibilidad de contraer mesotelioma”, comenta el experto.

En este punto aclara que en algún momento todos hemos estado expuestos al asbesto, pero en niveles tan bajos que no causan enfermedades; sin embargo, la exposición prolongada a este material sí puede influir en el desarrollo de patologías respiratorias.

“Lamentablemente el cáncer de pulmón tiene una tasa de supervivencia de 5 años en el 60 % de los pacientes, y el mesotelioma es prácticamente una sentencia de muerte, ya que no existe un indicador de personas que hayan sobrevivido a esta enfermedad”.

‘Prohibir el asbesto y reemplazarlo es la única solución’
Profesor Arthur Frank, experto en asbesto de la Universidad de Calgary

Problema de vieja data

El profesor Frank agrega que la comunidad científica sabe que este problema es tan antiguo como los romanos: “en aquella época ellos ya sabían que el uso de asbesto era problemático para la salud, de manera que cuidaban que los esclavos que trabajaban en construcción usaran algún tipo de protección para respirar dentro de las obras”.

El primer reporte científico se hizo en 1924, en Reino Unido, cuando el doctor William Cooke detectó el primer caso de fibrosis en los pulmones después de realizar la autopsia al cuerpo de una mujer que trabajó por 17 años en una fábrica de textiles hechos con asbesto. En adelante se conocieron más informes científicos de los problemas que causaba este material en la salud.

Aunque por ejemplo en Estados Unidos se ha discutido mucho sobre su prohibición en algunas industrias y se ha logrado reducir su uso de 800.000 a 2.000 toneladas, algunas compañías se niegan a prescindir de él.

“El nivel está regulado, pero no es seguro; además los productos con asbesto que más ingresan a Estados Unidos se usan en construcción de techos, y por ahora no hay una ley que los obligue a dejar de usarlo o a decir cuánto asbesto usaron”, comenta el experto.

En Norteamérica existen algunas normas para los empleadores que compensan a los trabajadores, pero usualmente las compañías no pagan ningún dinero extra, salvo a quienes demandan esas cláusulas de compensación.

“Sin embargo ahora los trabajadores demandan a las empresas proveedoras de productos que tenían asbesto. Por ejemplo, los trabajadores ferroviarios demandan a los proveedores de los materiales de aislamiento, de ladrillos y de otros productos. De hecho, más de 70 compañías han quebrado por pagos que han tenido que hacerles a los trabajadores que los demandaron”, comenta el especialista.

Por eso, mientras se endurecen los controles o se prohíbe su uso, las universidades, en particular las facultades de Medicina, deben cumplir un rol muy importante como educadores respecto a los riesgos.

“Hay mucha información falsa que circula entre la gente y prácticas médicas que no están atendiendo correctamente casos por uso de asbesto. Ante este panorama, la comunidad académica tiene la obligación de que los médicos entiendan las implicaciones y conozcan las enfermedades que puede producir el uso de este material”, concluye el investigador y médico ocupacional, con más de 50 años de trabajo científico.

En el caso de Colombia, vale recordar que en marzo pasado el Juzgado 39 Administrativo de Bogotá le ordenó al Estado implementar una política de sustitución de este material en un plazo de cinco años. Al respecto, a finales de 2018 el Senado aprobó la “Ley Ana Cecilia Niño”, que busca prohibir el uso de asbesto en todo el territorio nacional.

Según la senadora Nadia Blel, autora del proyecto de ley para prohibir el asbesto en Colombia, en el país han muerto más de 1.700 personas por cáncer de pulmón producto de su exposición a este material, y más de 250 por mesotelioma.

Con información de la Agencia de Noticias UN