“La economía sí le encuentra utilidad a las redes sociales”: Mathew Jackson

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LA Network
15 noviembre, 2016 - Ciencia y Tecnología

Su investigación “Social and Economic Networks” fue presentada en la Universidad Eafit de Medellín

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Contrario a lo que se cree, el entorno de las redes sociales y el papel de los rumores dentro de éstas, no pasan desapercibidos para los investigadores de las ciencias económicas y la econometría.

La demostración de ello es Mathew Jackson, investigador y docente de la universidad norteamericana de Stanford, quien le otorga gran importancia a estos canales para difundir la información de una empresa o de una institución.

Y, aunque Mathew Jackson –analista también del influjo de las redes sociales en las guerras y en las alianzas militares–, acepta que el estudio de esta temática no es nuevo, porque el sector académico se ocupa de ella desde hace varias décadas, considera que gran parte de la sociedad aún no es consciente de su influencia en la economía.

En la ciudad de Medellín, como conferencista en el encuentro Lacea-Lames, aludió a temas que ha tratado en sus investigaciones y escritos, como la determinación de las redes en el comportamiento de las personas cuando optan por una carrera universitaria, acceden a un empleo, deciden comprar un producto o eligen a sus gobernantes y miembros de corporaciones públicas.

Una de sus preocupaciones es brindar herramientas al ciudadano para ayudarle a comprender el comportamiento en las sociedades en red, mediante “un análisis detallado del aprendizaje y la difusión en las redes, la toma de decisiones por parte de individuos que están influenciados por sus vecinos sociales, la teoría de juegos y los mercados en las redes”, como lo hace en su investigación “Social and Economic Networks”, en la que también “describe las variadas técnicas estadísticas y de modelado utilizadas para analizar las redes sociales”.

Recurso indispensable

Él admite, entonces, que “los muchos aspectos de nuestras vidas que son gobernados por las redes sociales hacen crítico entender cómo afectan el comportamiento”. Por eso se apoya en los más avanzados hallazgos en economía, sociología, ciencias de la computación, física y matemáticas.

En la actualidad, su producción científica es considerada “un recurso indispensable para estudiantes e investigadores en economía, matemáticas, física, sociología y negocios”.

En el campus de la Universidad Eafit relató una experiencia de hace una década en Karnatarka, India, que sirvió de germen a posteriores estudios. Hasta allí se desplazó un grupo de economistas con el propósito de experimentar cómo se expande la información en un pueblo o en una pequeña comunidad.

¿Quién habla con quién?, ¿quién escucha la información?, ¿cómo llega la información a las personas?, ¿cuál es el papel de los rumores o los chismes?, fueron las preguntas básicas, en un principio. Y, a partir de las respuestas obtenidas, el equipo pudo constatar que la mayoría de las personas no fue capaz de identificar una red de personas con las cuales se pueda compartir información más allá de los vecinos más cercanos.

Asimismo, el grupo de investigadores pudo identificar hasta qué punto –en este tipo de lugares donde la pobreza es un factor determinante–, la información que se expande de “boca en boca” no solo es contagiosa sino determinante a la hora de medir la efectividad de una red.

Tras exponer al auditorio de forma detallada la metodología consistente en fórmulas, vectores y teoremas aplicados para el caso de Karnatarka, dijo que “utilizamos mucha matemática para que nuestras conclusiones no fueran difíciles de creer” y también para que experimentos similares comenzaran a ser replicados en comunidades con características similares a la población estudiada.

Asunto clave

Entender las formas en que la estructura de las redes sociales puede influenciar los comportamientos económicos de las personas, es un asunto que el profesor Mathew Jackson reitera como clave para abordar esta clase de investigaciones y ofrecer hallazgos de utilidad. En tal sentido explicó que algo que realmente fue decisivo para dicho estudio fueron “los rumores” o “los chismes” dentro de las redes.

Dijo que a la pregunta de “si queremos que la noticia de un nuevo producto le llegue a la mayor cantidad de personas en una comunidad, ¿con quién deberíamos hablar?”, las personas mencionaron a algunos líderes comunitarios que no eran, ciertamente, quienes mejor podían entregar la información.

“En cambio, algunas personas mejor ubicadas dentro de la estructura de la red, es decir, personas que no necesariamente son líderes, pero de quienes la gente recuerda con facilidad, estaban más capacitados para hablar una, dos o tres veces sobre determinado producto”.

La recomendación concluyente del investigador Jackson es que “si queremos entender cómo interactúan las instituciones hay que entender, primero, los comportamientos de las personas en las redes sociales”.