El texto aprobado en la ciudad marroquí celebra la entrada en vigor del Acuerdo de París y establece un calendario para definir todas las normas para su implementación.
La cumbre del clima de Marrakech (COP22) finalizó este viernes con la aprobación de un calendario para reglar el Acuerdo de París, que ya ha sido ratificado por 111 países responsables de casi el 80% de las emisiones mundiales de carbono y que deberá estar concluido en 2018, dos años antes de que el pacto comience a funcionar de manera definitiva.
Leída por la poetisa, Kathy Jetnil-Kijinrt, de las Islas Marshall, la Declaración de Marrakech es un llamamiento a la acción, para implementar el Acuerdo de París y por la necesidad de seguir manteniendo el calentamiento global por debajo de 1,5C.
Vale decir que el Acuerdo de París entró en vigor desde el 4 noviembre, pero para ser plenamente ejecutado necesita desarrollar todos sus reglamentos y normas. Tarea a la que se comprometieron los países firmantes de la Declaración de Marrakech.
“Nosotros, los países más vulnerables al cambio climático, estamos unidos”, se manifiesta en la primera línea de la Declaración. En el texto se indica claramente que los países que todavía no han presentado una contribución determinada a nivel nacional (NDC), que se ajuste a una contribución justa en el marco del Acuerdo de París, deben revisar sus contribuciones “a más tardar en 2020”.
Los 200 países reunidos en esta cumbre han proclamado que la lucha contra el calentamiento global es ya irreversible, lo que supone una posición unificada contra los negacionistas, particularmente contra el nuevo presidente de Estados Unidos, Donald Trump, para quien el cambio climático es solo una “estrategia china”, para según él, restarle competitividad a la nación norteamericana.
La aprobación de este documento en Marrakech no estuvo exenta de tensiones, ya que en la noche del viernes la delegación de Bolivia se rehusó a aprobarlo, lo mismo que la de India, ante la supresión de un párrafo en el texto que definía un marco temporal común a todos los países en sus compromisos de reducción de emisiones en el futuro. Esto en la práctica significaba que todos los países debían presentar sus objetivos para el mismo periodo de tiempo.
La crisis fue superada tras una pausa y el compromiso luego del presidente de la COP22, Salaheddine Mezouar, de incluir las reservas de estos países como anexos en el acuerdo.
Temas concretos
Queda claro a partir de esta cumbre, un calendario de trabajo para concretar las reglas del gran pacto climático, entre ellas los ya mencionados marcos temporales para presentar las contribuciones de reducción de emisiones en el futuro y los procesos de revisión de estas contribuciones.
En temas de financiación, se destaca la continuidad más allá del año 2020 al Fondo de Adaptación del Protocolo de Kioto que expiraba para esa fecha y que ahora se incorporará al Acuerdo de París.
Eso sí, quedó pendiente de definición en las próximas reuniones en Bonn (Alemania) en 2017 y en Polonia (2018), cómo se va a dotar a partir de 2020 ese fondo, que en estos momentos se nutre de los recursos entregados por los países desarrollados.
De igual forma, estos países desarrollados se han comprometido a aumentar de forma progresiva, luego de la operación plena del Acuerdo de París en 2020, la cifra de 100.000 millones de dólares que se van a destinar anualmente para la financiación climática a partir de ese año. Cabe señalar que hasta ahora las contribuciones públicas prometidas para esos 100.000 millones de dólares alcanzan casi 70.000 millones.
La Secretaria Ejecutiva de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (UNFCCC), Patricia Espinosa, dejó claro al final de este encuentro la realidad de este tipo de reuniones multilaterales. Para Espinosa lo importante no es celebrar lo acordado sino que el próximo lunes “se pongan a trabajar, porque queda mucho por hacer”.