Con urbanismo táctico se intervino la cancha del Parque Azteca en diciembre de 2020,en donde, en donde la comunidad de Tijuana se unió a realizar zumba de manera segura y con distanciamiento físico.

¿Por qué los parques son aptos para un Regreso Seguro?

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Fundación Placemaking México .

Con urbanismo táctico se intervino la cancha del Parque Azteca en diciembre de 2020, en donde, la comunidad de Tijuana se unió a realizar zumba de manera segura y con distanciamiento.

Comúnmente escuchamos que cuidar, diseñar e invertir en parques eran acciones en pro del ambiente y para mejorar el desarrollo en la infancia; sin embargo, en 2020 descubrimos que, más que siempre, las personas necesitan los parques para mantener activa su economía, salud mental y, particularmente, su distanciamiento físico.

Uno de los principios del Placemaking es observar los espacios y aprender de los éxitos y fracasos e, invariablemente, la pandemia nos ha dejado grandes aprendizajes, y quizá uno de los más importantes es con respecto a la forma en que usamos y pensamos nuestros espacios públicos, específicamente los parques.

Si bien es cierto que, en los últimos años, se han desincentivado las relaciones locales, el coronavirus nos obligó a repensar, casi como un tema de supervivencia, lo que Jane Jacobs, activista del urbanismo, planteaba: volver a lo local.

Según un estudio realizado por ONU-Hábitat, los espacios públicos son un activo crucial en tiempos de crisis que apoyan la movilidad alternativa, creando oportunidades importantes para la recreación y el deporte, además de apoyar comunidades que necesitan salir para subsistir.

La Fundación Placemaking México implementó un Programa de Reactivación Económica y Social con su Manual para un Regreso Seguro Al Espacio Público que apuesta por el retorno a lo local, usando los espacios al aire libre para fortalecer los lazos entre los miembros de las comunidades y hacerlas más resilientes.

Uno de sus proyectos se llevó a cabo en Tijuana, Baja California en el Parque Azteca en donde se construyó un módulo ciudadano y lúdico para fortalecer la apropiación con el lugar; además se realizaron actividades para promover la conciencia ambiental con la construcción de un huerto urbano participativo.

En este caso, lo más importante es que cada acción fue realizada con y para la comunidad, y esto no debe ser entendido como una simple frase, sino como la aplicación  de una metodología  que ha demostrado ser favorable al corto y largo plazos en términos sociales pero también económicos, puesto que el costo por mantenimiento se reduce cuando una comunidad quiere, aprecia, usa y cuida sus parques.

Otro punto a favor al pensar en los parques como lugares que salvan comunidades en tiempos de pandemia, es que, con intervenciones de urbanismo táctico se puede fungir como guía y recordatorio para mantener el distanciamiento físico mientras se comparten actividades como  ejercitarse, jugar o conversar.

Las virtudes de los parques sí están en su función como pulmones para cuidar el ambiente, pero también en su potencial para hacer comunidades unidas, activas y felices. En estos momentos, además resuelve varios puntos preocupantes como el riesgo de contagio, el estrés comunitario, la inactividad económica local, y fomenta la resiliencia.

Estas son algunas razones, por las cuales voltear a ver la creación y reactivación en parques es un acierto que organizaciones civiles, empresas con responsabilidad social y gobiernos locales han tomado muy en serio y que se debe seguir realizando con la metodología Placemaking si queremos salir bien librados de los retos que la pandemia nos presenta.