Basura Cero parte desde el seno de una sociedad con una Cultura Cero. Foto de Vlad Vasnetsov: https://www.pexels.com/es-es/foto/cubos-de-basura-de-plastico-de-varios-colores-2682683/
Plazas, vías públicas, parques, andenes y demás espacios urbanos limpios son un indicador del grado de civilidad alcanzado por una sociedad en torno a su responsabilidad para reducir la generación de basuras, así como separar y presentarlos debidamente para su gestión por parte de los encargados de la atención oportuna.
El programa Basura Cero presentado en el PND 2022-2026, ‘Colombia Potencia de la Vida’, trae consigo una apuesta para revolucionar el manejo de tales residuos que pretende desde el Estado, afianzar la reducción, el reúso y reciclaje como estandarte para la extinción de los botaderos a cielo abierto.
Se avizora un futuro halagüeño que desde el enfoque teórico cambiará el aspecto paisajístico de nuestras ciudades, ubicándonos entre los países latinoamericanos con un gerenciamiento responsable y sostenible hacia el mediano plazo, comparable, inclusive, con los altos niveles de limpieza que lucen los principales centros urbanos europeos. Sin embargo, resulta conveniente recurrir al enfoque crítico que permita trascender desde las realidades comportamentales de una sociedad quizá aun en sus primeros pasos para lograr un esquema de cero residuos, cero emisiones. ¿Está la sociedad colombiana lista para asumir este gran reto que exige consciencia, compromiso, cohesión y compromiso mancomunado? La respuesta puede ser eludible frente a normatividades asertivas.
Uno de los grandes desafíos de este Programa es lograr la modificación de conducta en una sociedad acostumbrada, desde la visión misma de las políticas públicas asociadas a los residuos sólidos, a producir y consumir de manera indiscriminada, a remunerar el servicio de recogida y disposición de desechos urbanos en función del peso y a recibir incentivos para cumplir con un deber apenas lógico de separación de materiales potencialmente aprovechables.
Puede resultar en un escollo de solución no cortoplacista para Basura Cero, como quiera que su éxito está ligado al sentido de pertenencia colectivo y volcamiento ciudadano hacia una nueva era basada en menos producción, mayor reciclaje y responsabilidad en los diferentes renglones de la economía derivada de la transformación y valorización de materiales.
Los esfuerzos gubernamentales no deben perder de vista la necesidad de considerar la pedagogía ciudadana, la formación escolar e institucional alrededor de la gestión comunitaria, participativa y de compensación social para así asegurar el éxito del programa. Basura Cero parte desde el seno de una sociedad con una Cultura Cero.
*Este artículo se escribió en coautoría con Yanlicer Pérez, economista y consultor en gestión de residuos sólidos.