¿Sabe usted qué tienen en común Buenos Aires, Medellín y Monterrey? Allí, distintas intervenciones urbanas han mostrado su eficiencia e impacto porque se pensaron con visión integral.
En Barrio 31, una de las villas más tradicionales de Buenos Aires –y que por años vivió en una condición de precarización-, la transformación, la inclusión y la resiliencia están llegando de la mano de un proyecto apoyado por el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo que no se quedó pensando en una sola acción, una sola obra o edificio, sino que aplicó una herramienta que impulsa la Nueva Agenda Urbana: la operación urbana integral.
Cerca de 50 obras de todas las magnitudes, desde parques infantiles y canchas de fútbol, pasando por infraestructura vial, nuevos complejos habitacionales, hasta megaobras como el Polo Educativo María Elena Walsh, la nueva sede del Ministerio de Educación y un puente que peatonal que además de conectar a la comunidad, tendrá una sede del Banco Interamericano de Desarrollo.
Además, tan solo a mediados del año pasado, llegó allí el sistema público de bicicletas Ecobici y hace pocos días, en un hecho histórico, dos rutas del transporte colectivo arribaron a la villa con sus servicios.
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En pocas palabras, Barrio 31 es la muestra palpable de la implementación de una operación urbana integral, una visión contemplada en la Nueva Agenda Urbana de la ONU, como una de las herramientas más potentes y poderosas para transformar la realidad de las ciudades del mundo plasmada en la NAU: “Apoyar políticas de vivienda que promuevan enfoques integrados locales abordando los firmes vínculos entre educación, empleo, vivienda y salud, para prevenir la exclusión y la segregación”.
Para Elkin Velásquez, Director de ONU Habitat para Latinoamérica y El Caribe en diálogo con LA Network, en las operaciones urbanas integrales “no se trata solamente de construir infraestructura, se trata de identificar cuáles son los impactos potenciales en los alrededores y empezar a optimizar y a transformar en aspectos positivos esos impactos”.
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Según el Director, los Proyectos Urbanos Integrales (PUI), que se han adelantado en la ciudad colombiana de Medellín y el Distrito TEC, que desde 2014 busca la expansión del campus del Tecnológico de Monterrey a las más de 20 colonias que la rodean con bibliotecas (edificios inteligentes), estadios, infraestructura vial, espacios públicos y recintos que fomentan el intercambio del conocimiento y el desarrollo de la tecnología en articulación con la institución; son demostraciones de que una visión articulada entre los distintos actores de la sociedad, pueden generar poderosos cambios.
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Construyendo conexiones
“Lo más importante, es la visión, la visión del mandatario, de la lideresa, de los equipos de trabajo, sobre la necesidad y el convencimiento de intervenir de manera integral. Si uno está desarrollando por ejemplo un sistema de transporte, pensar cuál es la vivienda que debemos desarrollar ahí, cuáles los espacios públicos, cuáles las oportunidades para actividades económicas, cuáles los vacíos desde el punto de vista de las características sociodemográficas de este espacio y no solamente en el radio del entorno inmediato, sino pensando en conexiones”, recalcó el Director de ONU Habitat a LA Network.
¿Pero se tratan las operaciones urbanas integrales solo de un asunto de los gobiernos locales?
Velásquez responde con un rotundo no. La integralidad hace alusión no solo a las transformaciones físicas en las distintas necesidades y posibilidades del territorio, sino también de la participación de los distintos sectores de una sociedad.
“Tras concebir la operación urbana integral, después necesitamos estructurarla bien desde el punto de vista financiero, porque normalmente se requiere del concurso de diferentes fuentes de recursos públicos, de diferentes secretarías, también la posibilidad de recursos de la banca de desarrollo y muchas veces hay una gran cantidad de posibilidades para que el sector privado también pueda invertir en algunos componentes de la operación urbana integral”.
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En este sentido, la mejor estrategia para gestionar una operación y alcanzar los mejores resultados desde los propósitos de la Nueva Agenda Urbana como desarrollo social, económico, humano, protección del ambiente, generación de equidad y bienestar; debe incluir obviamente a la sociedad civil sumada al sector público y el sector privado.
Entonces, ¿cómo llevar a escala esta herramienta de cambio? El Director de ONU Habitat para la región, convencido de las ventajas que han generado las operaciones urbanas integrales, deben ser potenciadas exponencialmente, señala una ruta que debe iniciarse con la sistematización de los casos de éxito, entender por qué fue ganadora esa intervención y las oportunidades que creó y, fundamental en este momento histórico para un mundo cada vez más urbanizado, la creación de una plataforma de integración de los fondos de inversión con vocación social.
Explicó Velásquez que, desde Montevideo, Mercociudades ha solicitado a ONU Habitat, estimular la integración de actores del sector público, de gobiernos locales con los mercados de capital a lo que la organización ha respondido con la gestión de un “ecosistema de fondos para el desarrollo urbano sostenible” que, espera el Director, tenga un amplio espacio en el próximo Foro Urbano Mundial 10 en Abu Dabi.
Allí tanto representantes del sector privado, de los fondos de inversión de impacto social, de oficinas de familia (Family Offices FO), así como funcionarios públicos que lideran operaciones urbanas integrales; se reunirán para “generar esa conversación que nos pueda permitir avanzar el número de operaciones con un impacto social alto y por supuesto, que nos ayuden a avanzar en la implementación de la Nueva Agenda Urbana en la implementación de los Objetivos Desarrollo Sostenible en las ciudades”.