¿Cuándo veremos las calles de América Latina llenas de autos eléctricos?

¿Cuándo veremos las calles de América Latina llenas de autos eléctricos?

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LA Network Ciudades
18 marzo, 2018 - Movilidad
¿Cuándo veremos las calles de América Latina llenas de autos eléctricos?
Autos eléctricos en recarga. Foto: Pixabay

La era fósil tiene los días contados. Al menos así lo demuestra el paso acelerado con el que avanza la revolución de las energías alternativas en todo el mundo. Nuestra región no es la excepción. Muy por el contrario, son varios los países que han comenzado a decirle adiós a los combustibles contaminantes para migrar hacia alternativas más sustentables.

Un sector clave de este nuevo paradigma energético es el de la movilidad. Se estima que la flota vehicular en América Latina podría triplicarse en los próximos 25 años, registrando la tasa de crecimiento global más alta hasta el momento. Este pronóstico nos pone frente al desafío de encontrar maneras más eficientes de trasladarnos. Mientras las grandes automotrices han detectado en este escenario una oportunidad y se encuentran embarcadas en enormes inversiones para diseñar el auto del futuro, los gobiernos han comenzado a fijarse ambiciosos compromisos.

Mayor eficiencia, menores costos de mantenimiento, exención de impuestos, cero emisiones de CO2. Los beneficios están a la vista. Basta imaginar esta transición en el transporte público. Según una estimación de ONU Medio Ambiente, si América Latina cambiara toda su flota de colectivos y taxis por vehículos eléctricos a partir de 2018, se ahorrarían para 2030 casi 64.000 millones dólares en combustibles y se reducirían 300 millones de toneladas equivalentes de dióxido de carbono.

Claro que, tal como plantea el especialista de la División de Energía del BID Arturo Alarcón, “la empresa eléctrica del futuro” no está exenta de dilemas. Entre ellos, cuál será el rol de la integración regional en este escenario o cuál será el modelo de mercado de las empresas distribuidoras, por citar algunos ejemplos.

Capítulo aparte merecen los desafíos que plantea la obtención de litio, elemento fundamental para el funcionamiento de las baterías y cuyo precio atenta contra el empleo masivo de autos eléctricos. Solo entre 2013 y 2016 se estima que el valor de la tonelada de este mineral en el mercado internacional se ha incrementado en más de un 200%. Así lo indica Lenin H. Balza, Economista en la Iniciativa para el Sector Extractivo del Departamento de Infraestructura y Energía del BID, quien destaca que es precisamente nuestra región, representada por Argentina, Bolivia y Chile -el llamado “triángulo del litio”-, la que reúne casi 60% de las reservas del “oro blanco” disponible en todo el mundo.

Algunas iniciativas podrían servirles a los países de América Latina de faro. París se ha trazado el objetivo de eliminar los vehículos diésel hacia 2024, y los de gasolina común en 2030. En la capital francesa, los ciudadanos se moverán exclusivamente en transporte público, bicicletas y automóviles eléctricos. Por su parte, el Reino Unido apunta a que no haya autos a combustibles fósiles para 2040. En la región las iniciativas son aún más tímidas, pero avanzan a paso firme.

La Argentina, por ejemplo, bajó los aranceles de importación de coches eléctricos del 35% al 2%, lo que hace esperar que en los próximos años aumente la flota, teniendo en cuenta además la reciente presentación de un proyecto de ley en el Congreso sobre fomento y utilización de vehículos eléctricos y sistemas de movilidad sostenible. En esa línea, este año la ciudad de Buenos Aires ensayará la viabilidad técnica de los buses eléctricos con la puesta en marcha de ocho unidades, lo que supone grandes obras de infraestructura, como la instalación de estaciones de recarga. Por su parte, Brasil redujo de 35% a cero los aranceles de importación para vehículos totalmente eléctricos. Costa Rica aprobó recientemente una ley que quita los impuestos y facilita las condiciones para la compra de estos autos.

En Chile, de unos 5 millones de automóviles, apenas 150 son eléctricos, aunque en ciertos lugares de Santiago y de la Región Metropolitana ya existen al menos 14 bornes de recarga. En el caso de Uruguay, en la ciudad de Montevideo, actualmente circulan más de 21 taxis eléctricos y se prevé que haya 50 más. El país además cuenta con la primera ruta eléctrica de América Latina, que conectará las ciudades uruguayas de Colonia del Sacramento y Punta del Este, abarcando un tramo de casi 300 kilómetros, donde cada 60 habrá una estación de carga.

En México hay una gran variedad de modelos de autos eléctricos, incluso fabricados en el país, mientras que Ciudad de Panamá realizará un análisis comparativo entre colectivos y micros de gas natural y buses eléctricos, tal como se prevé hacer en la capital argentina.

Ante este escenario, ¿tendremos lo que hace falta para que América Latina vea sus calles llenas de los autos del futuro? ¿Podrá atender la región los desafíos que plantean la infraestructura, la promoción, la educación y sobre todo la legislación que requiere la transición a vehículos eléctricos para que su masificación no sea solo deseable sino verdaderas políticas de Estado? La respuesta no se hará esperar.

Artículo publicado originalmente en Blogs del Banco Interamericano de Desarrollo BID