Es el café maestro, el más antiguo. Es imposible imaginarse la Avenida de Mayo sin este lugar.
Celeste del Bianco – Periodista (Buenos Aires)
El Café Tortoni es el más antiguo que permanece abierto en la Ciudad de Buenos Aires. Desde el año 1858 fulgura imponente en el número 825 de la arbolada Avenida de Mayo, en el barrio de Monserrat. Es el lugar donde cantó el legendario Carlos Gardel, quién también tenía una mesa cercana a la entrada trasera, por la calle Rivadavia.
“Tortoni de ahora te habita aquel tiempo/ Historia que vive en tu muda pared./ Y un eco cercano de voces que fueron,/ se acoda en las mesas, cordial habitué”, relata el tango “Viejo Tortoni” creado por Eladia Blázquez y Héctor Negro. Paredes recubiertas de madera que junto al cielo raso de vitraux fueron testigos de la memorable “Peña Tortoni” que se desarrolló entre 1926 y 1943.
En sus mesas de roble y mármol veteado verde y blanco y sillas de roble y cuero se reunieron el pintor Benito Quinquela Martín, los poetas Alfonsina Storni y Baldomero Fernández Moreno, García Lorca, Benavente, Ortega y Gasset, Cátulo Castillo, Xul Solar, Scalabrini Ortiz entre muchos más.
“Cargado de historias, lleno de situaciones, todos los personajes que han venido del exterior han pasado por ahí. Tuvo la famosa «Peña Tortoni» que fue un lugar de reunión maravilloso. En la actualidad sigue siendo un café magnífico, donde en sus dos salones del fondo, Alfonsina Storni y Eladia Blázquez, hay espectáculos de tango y reuniones. Uno no se imagina a la Avenida de Mayo sin el Café Tortoni. Es una de las cuestiones esenciales que tiene la ciudad”, recalcó el historiador Horacio Spinetto.
Focalizados en el turismo o conservando su espíritu de barrio, los cafés mantienen viva la comunión entre las personas.