Foto de Aline Viana Prado: https://www.pexels.com/es-es/foto/mujer-con-gafas-de-sol-negras-3491678/
Por Bibiana María Guerra De Los Ríos
El fin de semana pasado fue, a nivel mundial, histórico en materia cinematográfica. En Colombia, las cifras fueron reveladas por Munir Falah, Presidente de Cinecolombia. Según él, desde el jueves 20 al domingo 23 de julio de 2023, la industria nacional recibió a 1.826.509 espectadores. Las películas que lograron este récord fueron Oppenheimer y Barbie, siendo esta última la segunda con mejor asistencia en su primer fin de semana después de Avengers: Endgame, estrenada en 2019. Hoy le dedico este artículo a Barbie, mi muñeca favorita de la infancia.
Días antes de conocer la trama de la película no se hicieron esperar los comentarios de miles de personas que pregonaban que iba a ser fría y superficial, ensalzando una muñeca que inspira perfección y los más altos estándares de belleza, muy lejos de la realidad humana. Es cierto, Barbara Millicent Roberts, mejor conocida como Barbie, tiene las medidas perfectas, es flaca, alta y con una melena rubia despampanante. Además, no envejece y vive en la Casa de los Sueños, una casa perfecta con todos los juguetes. Su compañero es Ken, otro personaje igual de bello a ella, el príncipe azul con el que muchas soñábamos. ¿Qué niña no querría tener una o ser como ella?
Sin embargo, de ninguna manera fue así. Es una película colorida y alegre, donde prima el color rosado, con un trasfondo que muchos no imaginaban reflejado en historias con mensajes por todos lados, desde las relaciones interpersonales y las fases de la vida, pasando por los roles de género y el feminismo hasta el existencialismo y el capitalismo salvaje.
La película transcurre en Barbie Land, una ciudad feliz dominada por mujeres donde no hay mucho estrés. El punto de quiebre llega cuando a la Barbie estereotípica, la que describí arriba, le entra una crisis de ansiedad y existencialismo; ya no puede usar tacones porque sus pies se tornan planos y empieza a notar celulitis en sus piernas. En ese momento decide buscar ayuda y debe ir al mundo real. Ahí descubre que las mujeres no mandan, que la identidad va más allá de lo superficial y que hay que aceptarse incluso con las propias falencias. Al final decide no volver a Barbie Land, donde podría ser más fácil vivir, y asume su rol en la sociedad humana, pasando de ser un juguete a una mujer de verdad.
Lo que vemos en la película es la representación de la mujer en su esplendor, con las miles de profesiones que puede representar; la Barbie presidenta, jueza, enfermera, nobel, astronauta… y la misma creadora se lo hace ver en la película, que ella puede ser lo que quiera y decida ser. Quizás el mejor momento de la película es el monólogo de America Ferrera (la actriz que tuvo el papel de Betty la Fea en Estados Unidos), quien hace de una empleada de la compañía Mattel, dueña de Barbie. Ella, agotada de su rutina, afirma que es casi imposible ser mujer, que se nos exige mucho pero que siempre hacemos algo mal. ¡Sin duda, es un monólogo que reafirma el valor de ser mujer!
Tal fue lo que generó la película que la estrategia de publicidad y marketing que se ha desplegado ha sido impresionante. Colecciones de ropa y joyería de muchas marcas reconocidas han sacado líneas especiales y, como en pocas ocasiones, la gente se tomó a pecho ir de rosado al cine y posar en la caja plástica donde vienen las famosas muñecas (Claramente, como fan de Barbie, hice ambas cosas).
P.D.: La película generó tanto ruido que incluso desde Presidencia de la República hicieron un video alusivo para la Fiesta de Independencia el mismo 20 de julio, día de estreno de la película: después lo eliminaron.
