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Objetivo 6: Garantizar la disponibilidad de agua y su gestión sostenible y el saneamiento para todos

El agua libre de contaminación y accesible para todos es parte esencial del mundo en el que pretendemos vivir los próximos años. Hay suficiente agua dulce en el planeta para lograr este sueño, pero hay todavía muchas tareas ineludibles para garantizarla.

La escasez de recursos hídricos, la mala calidad del agua y el saneamiento inadecuado influyen negativamente en la seguridad alimentaria, las opciones de medios de subsistencia y las oportunidades de educación para las familias pobres en todo el mundo.

La sequía afecta a algunos de los países más pobres del planeta, recrudece el hambre y la desnutrición. Para 2050, se estima que al menos una de cada cuatro personas probablemente viva en un país afectado por escasez crónica y reiterada de agua dulce.

Vale decir como un aspecto positivo que entre 1990 y 2015, la proporción de la población mundial que utilizaba mejores fuentes de agua potable aumentó del 76% al 91%. Ello significa que 2.600 millones de personas han obtenido acceso a mejor agua potable, pero 663 millones todavía carecen de dicho acceso.

Adicionalmente, 1.800 millones de personas en el mundo utilizan una fuente de agua potable que está contaminada con materia fecal y también la escasez de agua afecta a más del 40% de la población mundial, y se prevé que esta cifra aumente. Actualmente, 2.400 millones de personas carecen de acceso a servicios básicos de saneamiento, como retretes o letrinas. Cada día, cerca de 1.000 niños mueren a causa de enfermedades diarreicas prevenibles relacionadas con el agua y el saneamiento.

De otro lado, más de 1.700 millones de personas viven actualmente en cuencas fluviales donde el consumo de agua es superior a la recarga, mientras que más del 80% de las aguas residuales resultantes de las actividades humanas se vierte en ríos o el mar sin que se eliminen los contaminantes.

Por último, la energía hidroeléctrica es la fuente de energía renovable más importante y más utilizada y, en 2011, representó el 16% de la producción total de electricidad en el mundo.

Tareas pendientes

Para 2030, el primer propósito deberá ser lograr el acceso universal y equitativo al agua potable, a un precio asequible para todos.

Igualmente es imperativo lograr el acceso equitativo a servicios de saneamiento e higiene adecuados para todos y poner fin a la defecación al aire libre, prestando especial atención a las necesidades de las mujeres y las niñas y las personas en situaciones vulnerables.

También es necesario mejorar la calidad del agua mediante la reducción de la contaminación, la eliminación del vertimiento y la reducción al mínimo de la descarga de materiales y productos químicos peligrosos, la reducción a la mitad del porcentaje de aguas residuales sin tratar y un aumento sustancial del reciclado y la reutilización en condiciones de seguridad. En ese sentido, hay que apoyar y fortalecer la participación de las comunidades locales en la mejora de la gestión del agua y el saneamiento.

Otra meta propuesta para 2030, es aumentar sustancialmente la utilización eficiente de los recursos hídricos en todos los sectores y asegurar la sostenibilidad de la extracción y el abastecimiento de agua dulce para hacer frente a la escasez de agua y reducir sustancialmente el número de personas que sufren de escasez de agua.

Por último, hay que poner en práctica la gestión integrada de los recursos hídricos a todos los niveles, incluso mediante la cooperación transfronteriza, según proceda y proteger y restablecer los ecosistemas relacionados con el agua, incluidos los bosques, las montañas, los humedales, los ríos, los acuíferos y los lagos.

Con información de ONU