Cuando se utilizan fuentes de luz muy fuertes, o se ilumina indiscriminadamente, los animales se empiezan a desviar de sus rutas y no localizan las fuentes de alimento o los sitios de polinización.
De esta manera el profesor Carlos Sarmiento, del Instituto de Ciencias Naturales de la Universidad Nacional de Colombia (U.N.), explica el efecto negativo que la contaminación lumínica les ocasiona a estos animales.
Al respecto menciona que en el día y en la noche los animales requieren de la luz solar para desplazarse; la usan como fuente de orientación, y la luz de las estrellas o de la Luna se establecen como puntos que les permiten saber en qué ángulo moverse.
Entre esa amplia diversidad de seres que viven en la noche se destacan los insectos. Según explica la profesora Ángela Rocío Amarillo, investigadora de la Facultad de Estudios Ambientales y Rurales de la Pontificia Universidad Javeriana, estos organismos representan uno de los grupos más diversos del planeta y revisten gran importancia para actividades vitales como la polinización nocturna.
“El 30 % de la polinización de las plantas con flores ocurre durante la noche y está a cargo de un grupo bastante diverso de insectos como las polillas, de las cuales alrededor de un 80 % son nocturnas”, indica la profesora Amarillo.
En algunos casos las luces y el ruido de las grandes urbes interfieren con los patrones de comportamiento de los insectos y con los procesos que ellos realizan en el ecosistema durante la noche, precisó la académica.
Como estos insectos usan el modelo de orientación transversa para volar siempre en ángulo fijo a la luz de origen, que es normalmente la Luna, las luces artificiales los confunden haciendo que cambien su ángulo de vuelo hasta quedar atrapados por estas luces.
Según señala el profesor Sarmiento, el problema no solo implica a los animales: “se sabe que incluso los seres humanos también tenemos problemas de salud o de sueño cuando en las noches hay demasiada luz a nuestro alrededor”, asegura.
Biodiversidad desconocida
A la realidad nocturna de los animales se acerca “Diversidad de la noche”, una exposición desarrollada en asocio entre el Museo de Historia Natural de la U.N., la organización Cundinamarca Nocturna, la fundación Conservación Internacional y el Observatorio Astronómico de la U.N., que estará abierta al público hasta el 15 de diciembre.
La exposición, que forma parte de los actos conmemorativos de los 80 años del Museo, busca acercar a los visitantes a esta biodiversidad del país, muchas veces desconocida, y llamar la atención sobre el efecto que tiene la contaminación nocturna sobre estos animales.
La contaminación luminosa se trata en varios componentes de la exposición, y con la proyección de videos desarrollados por la organización Darsky.org se provee a los visitantes de fundamentación académica sobre esta problemática. También se cuenta con el apoyo de profesores del Observatorio Astronómico de la U.N., quienes facilitan el planetario portátil para exhibir recreaciones exactas del cielo nocturno colombiano y sus características.
Una mirada al cielo
Además de mostrar la diversidad de animales nocturnos, la exposición se complementa con una exposición fotográfica resultado de la expedición astrofotográfica realizada durante 12 meses por los fotógrafos Leonardo Villa y Joseph Hernández, de Cundinamarca Nocturna, quienes capturaron los impresionantes cielos nocturnos de lugares como Suesca, Sumapaz, Chingaza, Nemocón y Sutatausa.
“Lo que hicimos fue recorrer Cundinamarca y buscar cielos que aún se prestan para ver las estrellas, donde todavía podemos apreciarlos sin contaminación lumínica”, explica el fotógrafo Villa.
Esta muestra, titulada “Cundinamarca nocturna: una ventana abierta al pasado”, fue ensamblada a “Diversidad de la noche” para llamar la atención acerca de la contaminación lumínica, sobre la que, según el fotógrafo, se habla poco en el país.
Agencia de Noticias UN