Industria 4.0: interrogantes y retos para América Latina y sus ciudades

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René Albisser
28 noviembre, 2017 - Ciencia y Tecnología

Industria 4.0: interrogantes y retos para América Latina y sus ciudades

El mundo asiste al comienzo de lo que muchos denominan la Cuarta Revolución Industrial o la Industria 4.0. Pero antes de mencionar las características de esta nueva etapa habría que mencionar las tres previas: el desarrollo de la máquina de vapor (en la segunda mitad del siglo XVIII), el desarrollo de la electricidad para atender las necesidades domésticas e industriales (finales del siglo XIX), y la automatización (siglo XX). Ahora la cuarta etapa empieza a sustentarse en la llamada fábrica inteligente, caracterizada por el Internet de las Cosas (IoT), los sistemas ciberfísicos, la interconexión de máquinas, los robots y otros elementos afines.

Cuando uno visita, por ejemplo, una planta automatizada, el primer impacto visual es la ausencia de personas. Ves que las mercancías se mueven de un lado al otro o que por medio de sistemas inteligentes se piden las cosas, también ves que la producción es muy limpia ya que los temas medio ambientales son muy favorables en comparación con las producciones hechas por los humanos, entonces es inevitable notar su atractivo.

Es claro que la inversión inicial para automatizar totalmente una industria es muy alta. Pero tiene beneficios evidentes: mejora la productividad, mejora el cuidado ambiental porque el consumo de energía es más eficiente y los residuos y su manejo también es más eficiente, reduce el costo de producción y hace que esa producción o la repetitividad de fabricar un producto sea mejor.

A la par de esa inversión inicial grande, el mantenimiento es igualmente  especializado y muy costoso,  porque los equipos tienen que estar funcionando al 100 por ciento, lo que obliga a tener una cantidad importante de repuestos, a que el personal de mantenimiento esté disponible las 24 horas y que su conocimiento sea altamente especializado ante la complejidad tecnológica de las máquinas.

Podría señalarse como desventaja de la automatización industrial que cuando quieras modificar algo en la producción es bastante complicado hacerlo porque ya tienen que entrar ingenieros especializados a cambiar los programas de producción, a cambiar el software, mientras que en una planta humana si quieres hacer una modificación simplemente le dices a las personas que modifiquen tal proceso. Entonces eso implica que la dependencia tecnológica sea muy grande y no sea fácil hacer cambios a corto plazo en la producción.

Ahora bien, el almendrón de todo este nuevo modelo industrial para el mundo es que la implementación de la tecnología significa que el factor humano sea escaso. En el tema de operación se baja incluso la exigencia de una persona operando una máquina, porque ya la persona, si se necesita, no tiene que ser especializada. En Alemania he visto cómo son mujeres, que antes eran amas de casa, las que hoy trabajan en fábricas automatizadas. Ya la persona que acompaña a la maquina tiene un nivel inferior de conocimiento. Eso sí, aumenta el perfil de las personas que hacen el mantenimiento a la infraestructura.

Industria 4.0: interrogantes y retos para América Latina y sus ciudades

Pero la pregunta del millón es: ¿cuántos puestos de trabajo desaparecerán con esta Industria 4.0? Muchos claramente y deberemos estar conscientes de los nuevos retos que propone este escenario.

La Casa Blanca, en un informe al Congreso, señaló que la probabilidad de que un trabajador que gana menos de U$S 20 por hora en el 2010 eventualmente perderá su trabajo frente a una máquina es actualmente de un 83 por ciento. Inclusive aquellos trabajadores que ganan en promedio U$S 40 por hora –considerados mejor calificados- tendrán unas probabilidades de un 31 por ciento de vivir la misma situación.

Es por eso que ya en muchos países se contempla la adopción de una Renta Básica Universal (RBU) para estas personas, que recibirían dinero por no hacer nada.

Finlandia en 2015 anunció la implantación, de forma experimental durante los años 2017 y 2018 de un proyecto piloto de RBU, cuyos resultados serán evaluados en 2019. Propuso un presupuesto de 20 millones de euros, unos 560 euros mensuales, para todos los desempleados registrados en 2016 (aproximadamente un 10% de la población activa). Su costo, calculado en el 1% del PIB inicialmente, se considera que podría ser superior y que podría alcanzar el 5%

¿Y qué podemos mencionar para nuestra región? En Latinoamérica lo que vemos es que la mano de obra es menos costosa y esos niveles de automatización no compiten en la actualidad tanto con el tema laboral. Seguramente lo que vamos a ver es que en países industrializados, más desarrollados se mantendrá la automatización y en países menos desarrollados se mantendrá la mano de obra humana.

La automatización, en el caso hoy de América Latina, se usa para mejorar la seguridad de los trabajadores, ya sea porque el ser humano tiene dificultades para hacer algunos procesos por temas de seguridad o de salud o porque se quieren  usar las máquinas para que las personas no tengan riesgos. Como empresario, debo decir que es una de las razones por la que empresas contratan más nuestros servicios de automatización actualmente.

Sin duda amigos, este es un tema del que todavía habrá mucha tela por cortar en el mundo y en nuestro continente, pero cuyos efectos sobre el empleo formal parecen inevitables por cuenta de la alta sofisticación tecnológica. La Industria 4.0 llega para estar un buen tiempo entre nosotros. Y las ciudades, especialmente las latinoamericanas, ya deberían estar estudiando sus consecuencias para la creación de empleo y de desarrollo humano.

Hasta pronto y gracias por su lectura.