Jardines compartidos en París: agricultura urbana para una ciudad más verde

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LA Network
29 abril, 2018 - Ecología Urbana

Promover la seguridad alimentaria, alentar la convivencia y solidaridad ciudadanas y combatir la contaminación y la emisión de gases de efecto invernadero, son las tres poderosas razones del gobierno de París para acelerar las huertas urbanas en su ciudad.

Desde su posesión como alcaldesa de París en 2014, Anne Hidalgo ha tenido una obsesión: hacer de la capital francesa una ciudad verde, ecológica y donde la agricultura urbana tenga un protagonismo real.

Bastaron dos años para tener una primera herramienta pública para cumplir ese propósito, con el lanzamiento de Les Parisculteurs en 2016, un proyecto que pretende cubrir los tejados, azoteas y muros de la ciudad con 100 hectáreas de vegetación para el año 2020. Y una tercera parte de ese espacio verde, según el plan, debe ser dedicado a la agricultura urbana a través de la figura de “Jardin Partagé” (Jardines compartidos).

Este plan de Hidalgo para promover la agricultura urbana en París tiene antecedentes al interior del propio país. Establecido por primera vez en la ciudad de Lille en 1997, el fenómeno del “Jardin Partagé” se ha multiplicado por toda Francia en los últimos años. Justamente en 2007 se celebró el décimo aniversario del establecimiento del primer jardín compartido en París.

¿Y qué es, cómo funciona? Un jardín compartido es un espacio verde cultivado y promovido por los habitantes de un barrio o comunidad. Sus propósitos principales son: favorecer las relaciones sociales de las personas implicadas en el proyecto de acuerdo a principios de respeto, solidaridad y convivencia y desarrollar distintas técnicas de agricultura y jardinería de manera respetuosa con la biodiversidad y el medio ambiente. Es un lugar de vida abierto al vecindario que sin duda, promueve encuentros entre las distintas generaciones y culturas.

El 30 de enero de 2017, la alcaldesa de París, Anne Hidalgo, presentó al Conseil de Paris su «Plan de Alimentación Sostenible y Agricultura Urbana» con el propósito de fortalecer aún más esta iniciativa. A la fecha, la ciudad ya cuenta 119 jardines compartidos y el éxito del programa ha sido tal que es una de las ideas más pedidas por los ciudadanos a través del Presupuesto Participativo de la ciudad.

Pero la alcaldesa Hidalgo le suma otro interés a este programa de agricultura urbana: poder disminuir el impacto ambiental de la cadena de producción y distribución de alimentos en la capital francesa, ya que un 36 % de las emisiones de gases de efecto invernadero proviene de esta actividad.

A pesar de esta mirada urbana, Hidalgo y su equipo no desconocen la importancia que tiene el sector rural en el desarrollo de la ciudad. Justamente en la presentación del Plan de Alimentación Sostenible, Hidalgo advertía sobre la necesidad de «trabajar estrechamente con los agricultores» en París y en otros lugares. «Incluso si París está comprometida con la agricultura urbana, al abrir programas de techos verdes o jardines, la capital nunca será autosuficiente en términos de alimentos», afirmó.

El entusiasmo por la agricultura urbana se mantiene. Si una persona o una estructura (asociación, escuela, colectivo, etc) desea cultivar un huerto en un jardín compartido, debe ponerse en contacto con el Centro de Recursos para los Jardineros Urbanos, una asociación pública, y comenzar todo el proceso.

La ocupación de una parcela de la ciudad debe respetar los términos de un acuerdo firmado conjuntamente por la asociación y la ciudad de París. En este caso, la asociación se adhiere automáticamente a la Carta de la Mano Verde, que recuerda las reglas y buenas prácticas de jardines compartidos en París. No hay duda que el ejemplo de una ciudad global como París bajo el liderazgo de Ann Hidalgo, hoy presidente de C40 – la red de ciudades más influyente del mundo- con esta política pública debe animar a otras ciudades a seguir multiplicando la agricultura urbana.