La experta en innovación y desarrollo de nuevas tecnologías dio apertura al Smart City Expo Latam Congress en Mérida (Yucatán), haciendo una invitación a acelerar la transformación digital con base en la innovación y la priorización de la inversión en tecnología.
Natalia Olson-Urtecho tiene sus afectos repartidos entre Estados Unidos y América Latina. Su madre Dilcia, una hondureña que llegó como inmigrante al país norteamericano es su enorme raíz con la región. Y como latina no se puede quejar de lo lejos que ha llegado. Olson-Urtecho fue asesora de Innovación de la Casa Blanca entre 2012 y 2017, durante el gobierno de Barack Obama, y en la actualidad asesora proyectos en todo el mundo para ayudar a las mejores startups a crecer.
Natalia además es cofundadora y directora de innovación y estrategia de The Disruptive Factory (una consultora que ayuda a las empresas a cumplir con los Objetivos de Desarrollo Sostenible ODS).
LA Network dialogó con ella sobre cómo América Latina puede promover la innovación y la tecnología para superar las desigualdades luego de la pandemia del COVID-19.
¿Cuál cree que fue la gran enseñanza que dejó la pandemia en términos del uso de las tecnologías?
Bueno, cuando algo te hace falta, buscamos la innovación: cuando hay un desastre, falta de recursos, cuando estás tratando de sobrevivir. En la supervivencia se te ocurren grandes ideas. Aquí lo importante fue la adaptación a la tecnología, darse cuenta de que podemos sobrevivir, o sea: trabajar, encontrar alimentos, poderte comunicar con la oficina y la tecnología nos dio esa habilidad. Zoom o Meet, compañías que se convirtieron casi como en plataformas gubernamentales, nos permitieron seguir comunicándonos. Otro ejemplo es ahora la caída de WhatsApp y Facebook por cinco horas, lo que era comunicación para organizar eventos, se afectó, porque la gente estaba tratando de coordinar las agendas de sus eventos. Creo también que la pandemia evidenció una realidad de desigualdad. La brecha de desigualdad es grande y, aparte de que ciertas zonas demográficas no tenían acceso a las computadoras, tampoco tenían WIFI, entonces no puedes dejar que todo lo asuma la tecnología si la infraestructura no está ahí.
¿Cómo lograr reducir esa brecha en países menos desarrollados como los nuestros?
Menos desarrollados significa con menos recursos, así que hay que priorizar, hay que ver cuáles son las prioridades que te pueden ayudar en el futuro. Lo estamos debatiendo ahora en mi país (Estados Unidos), con el tema de infraestructura. Hoy el 50 % de nuestros puentes se está cayendo y todavía tenemos la conversación de para qué se necesita la infraestructura, y claro que se necesita. Pero, no solo eso, tenemos los sistemas más antiguos de legacía, entonces, yo puedo ir a West Virginia y no existe el WIFI, entonces aquí creo que en serio se debe priorizar cuáles son las tecnologías que van a ayudar a la economía, porque lo más importante es poder crear empleos. Yo creo que aquí la inversión internacional va a tener que jugar, países y estados van a tener que hacer un mejor esfuerzo de atraerla; ahora el problema en Manhattan es que la gente no quiere regresar a sus oficinas y, entonces, tienes una oportunidad de atraer este Know how a países en crecimiento. Insisto en que la inversión en infraestructura digital es sumamente importante para el futuro. Yo siempre comparo al sudeste asiático con América Latina y esa zona hace 40 años era igual a la nuestra; ellos quisieron invertir en educación, en mover muchas de sus estrategias a cómo hacer manufactura, fabricar tecnología para poder crear más trabajos y educación para crear más centros de investigación y lograron el desarrollo.
Y en Latinoamérica, ¿Cómo priorizar recursos cuando hay otras necesidades sociales provocadas por la pandemia?
Yo creo que en educación. Fomentar la educación en la parte tecnológica tiene que ser parte de esto y no es de empezar en las universidades, es de empezar ya en la primaria y secundaria, no puedes esperar dinero del gobierno todo el tiempo, tienes que crear dinero; entonces, si tienes gente educada que quiere hacer cosas, quiere innovar, quiere construir compañías y crear nuevas tecnologías, la tienes que crear y poner el énfasis en la educación. Yo sé que no es fácil, no es nada fácil, pero si ves los ejemplos de países como Malasia, Singapur u otros asiáticos, invirtieron lo que pudieron en educación y todo fue educación, educación e investigación a un nivel más alto, y creo que ese es un excelente modelo que podemos ver, porque no puede ser que estos países hayan crecido tan rápido y nosotros todavía estemos aquí estancados, somos una zona con casi 700 millones de habitantes donde la edad de las personas que más consumen bajó de 25 años, eso es grande, y esta gente mucha de ella quiere quedarse en su país de origen.
¿Qué papel juega el sector privado en esta capacidad de desarrollar infraestructura tecnológica?
El sector privado es el que crea trabajo, el que crea la posibilidad de tener más compañías; el sector privado puede tener la habilidad de ayudar a pequeñas compañías. Nosotros, por ejemplo, en Estados Unidos le decimos a una corporación: “Tú no puedes vender a los Estados Unidos tus servicios si el 23 % de tu equipo no es de una pequeña empresa liderada por una mujer, por un veterano; entonces, como gobierno puedes tener una política pública diciendo: “Corporación grande, para que ustedes vengan y se ganen esa licitación de 100 millones de dólares, el 23 % debe ir a una pequeña empresa”; entonces, el empresario grande, la corporación grande tiene que hacer un programa de mentoría para ayudar a una pequeña empresa a crecer poco a poco y que esa compañía sea un Team member, sea parte de ese equipo, para poder llegar a las licitaciones públicas. Eso no cuesta mucho.
Por último y en un sentido más profundo ¿Cómo armonizar esta importancia de la tecnología para desarrollar sociedades sin que se convierta en una herramienta para controlar al ser humano?
Lo que está haciendo Europa con la privacidad de datos es la ruta. Nosotros en Estados Unidos todavía no lo estamos aplicando, porque es una industria que creció mucho en los últimos 20 años y no fue regulada de ninguna forma. Cuando tienes a una compañía como Google que es casi un departamento del gobierno que se vuelve monopolio, esta es la conversación, y por eso nuestra nueva administración (del presidente Joe Biden) ha mirado esto de manera más cercana, porque si se pierde tu contexto de persona o tus opiniones son marcadas por la información que recibes, tus opiniones ya casi casi no importarán, ya te vuelves un holograma, un avatar y hay formas de manejar tus opiniones y tu personalidad. Creo que todavía tenemos lo personal, que todavía tenemos esa parte que es importante como el toque personal, no creo que vayamos a perderlo, pero sí tenemos que regular un poco más. Pero no se trata tampoco de matar una compañía, es de crear más competencia para equilibrar la balanza. Eso sí la tecnología no va a parar, va a seguir mucho más adelante, pero tiene que haber más equilibrio entre compañías. Y, mira, una de las cosas que me hacía hacer mi madre cuando yo era niña era leer un periódico de la izquierda y un periódico de la derecha y en las noches, en la cena, teníamos que debatir un lado o el otro; entonces, la parte personal de entender qué es lo que se nos está dando como información, hay que balancearla, porque a veces solo queremos escuchar ciertas cosas y nos estamos formando diferentemente, entonces creo ahí que falta este toque personal de recordar de dónde salimos, de dónde somos y para dónde vamos.