En apenas seis décadas, América Latina y el Caribe duplicó su población urbana pasando de tener un 40% de la población viviendo en ciudades en 1940 a un 80% en 2010. Puesto que la media mundial es del 50%, América Latina y el Caribe es la región del mundo en desarrollo con mayor porcentaje de población urbana. Este crecimiento acelerado y fundamentalmente irregular ha dificultado enormemente la planificación adecuada de las infraestructuras necesarias para acomodar el crecimiento de manera sostenible, lo que ha provocado la contaminación de las aguas y agravado los problemas de desbordamiento de los ríos.
A consecuencia de todo ello, los cuerpos de agua urbanos se han convertido en los patios traseros o directamente en la cloaca de la ciudad. Esta situación, además de causar problemas de salud pública o incrementar los riesgos de desastres naturales, implica una pérdida de la identidad de la ciudad y el desperdicio de uno de sus mayores activos de recreo y calidad de vida: el disfrute de espacios abiertos públicos junto al agua.
El problema ambiental que supone la existencia de un curso de agua contaminado en una zona urbana acaba generando grandes costos sociales y económicos para un gran número de ciudades emergentes en Latinoamérica. Estos problemas son graves en el presente, pero serán cada vez más graves en el contexto actual de cambio climático y de crecimiento sostenido de la población urbana.
El caso de Rosario, Argentina
A principios de la década de los noventa, Rosario inició el camino de transformación de los 17 kilómetros de espacios costeros de la ciudad y que quedaron en desuso a partir de la reubicación de las infraestructuras industriales y ferroviarias las cuales, como en otras ciudades de la región, habían ido perdiendo protagonismo en la economía local. Los procesos de planificación y gestión que emprendió la municipalidad – a través de un equipo altamente profesionalizado gracias a la historia de planeación que data desde 1890 cuando se desarrollaron los primeros planes urbanos de la ciudad- sentaron las bases técnicas y compromisos para que actores privados y públicos fueran aliados y partícipes de esta intervención estratégica.
La recuperación urbana del frente costero de Rosario es un caso emblemático de planeación y gestión con visión de largo plazo para incrementar el bienestar de la ciudad devolviéndole el paisaje natural y espacios ribereños perdidos. Esta experiencia también es representativa de los modelos de concertación y diálogo con el sector privado que permitieron construir infraestructura y servicios de vocación pública y al mismo tiempo abrir oportunidades de negocio para el capital local.
El Plan Estratégico Rosario Metropolitana de 2008 y el Plan Urbano 2007-2017 son el paraguas de los planes maestros, especiales y de detalle que orientan la recuperación de la zona costera, definen las nuevas cualidades físicas del territorio, así como su funcionalidad y relación con el resto de la ciudad. Estos distintos eslabones de planeación urbana se combinaron con novedosos instrumentos de gestión – Concesiones Administrativas y Convenios Urbanísticos- mediante los cuales la municipalidad además de conseguir los montos de inversión y terrenos necesarios para las intervenciones convierte a las nuevas instalaciones y espacios recuperados en patrimonio municipal para uso público.
Son justamente los instrumentos de colaboración público-privada, la pieza clave de todo el proceso de transformación de la costa de Rosario. A través de ellos, los inversionistas vislumbran el alcance social urbanístico de los proyectos, se interesan y vuelven partícipes de los procesos de renovación y tienen un margen alto de certidumbre y confianza sobre los beneficios económicos que obtendrán por la revalorización de las propiedades invertidas y la oportunidad de negocios en el espacio público. Medir el impacto de la recuperación de la calidad ambiental y tejido urbano de una zona ribereña es un reto complejo, ya que implica aspectos cuantitativos y cualitativos difíciles de medir. El primer y más evidente impacto ha sido el incremento de espacios verdes. En los primeros 12 km de costa que actualmente son de uso público se construyen 135,6 hectáreas de áreas verdes, lo cual incrementa el espacio verde por habitante en 1,36 m2/ habitante o 14% respecto al incremento producido en los últimos 20 años, situando a Rosario entre las ciudades más verdes de Latinoamérica con 11.7 m2 verdes/habitante.
Los beneficios económicos y sociales que arroja la recuperación del frente se evalúan en esta nota técnica a través de distintos tipos de análisis. A partir del método de los precios hedónicos, el cual permite estimar el precio de la propiedad a partir del valor de atributos como la distancia a la que se encuentra de la ribera, se estiman incrementos importantes en el precio del suelo que, en aquellas propiedades ubicadas a una distancia de hasta 10 cuadras de la costa, alcanzan un promedio de US$ 38 adicional por metro cuadrado o el equivalente al 21% del precio en dólares en . Esta valorización de lotes, permite estimar que los beneficios provocados por la revalorización del suelo producto de la renovación del frente costero sea del orden de los 260 millones de dólares, cantidad que supera en casi el 60% la inversión pública y privada destinada a la ejecución de las obras.
En términos fiscales, la valorización de las parcelas también arroja recursos adicionales para las arcas del erario municipal de cerca de los 2 millones de dólares anuales, prácticamente duplicando el costo de mantenimiento estimado para las nuevas áreas verdes frente a la costa. También se estima que en la ciudad se han creado 350 puestos de trabajo permanentes relacionados con el mantenimiento y desarrollo de actividades económicas y culturales creadas en la zona.
La cuantificación de los beneficios socio-económicos que se realiza a través de los distintos análisis de impacto, brindan bases sólidas para promover la recuperación de los cuerpos de agua y espacios verdes en las ciudades. Pero esa no es la única motivación que tuvo la municipalidad para recuperar su frente; los rosarinos vislumbraron la función social que cumplen estos espacios, el valor ecológico y estético de su recuperación que ha convertido en pieza clave del capital social y del desarrollo de la ciudad de Rosario.
Esta nota técnica inicia con una descripción de la degradación de los cuerpos de agua y el entorno urbano en América Latina y el Caribe presenta las oportunidades que implica su regeneración. A continuación, se explica el proceso de planificación y gestión urbanística así como los principios que los orientaron para hacer posible la transformación del frente costero. El tercer capítulo corresponde al estudio de los impactos producidos que incluye las estimaciones socio-económicas, fiscales, de nivel de empleo , costo de inversión y mantenimiento y un análisis costo-beneficio de la inversión privada en una zona específica del frente. Por último, se elaboran unas conclusiones o lecciones útiles para desarrollar proyectos similares en otras ciudades de la región que se estén planteando la regeneración de sus cuerpos de agua y la recuperación de la vida urbana saludable y sostenible junto a sus riberas.
Las cinco conclusiones del estudio del caso del frente costero de Rosario son:
1. Existen instrumentos urbanísticos de colaboración público-privada que hacen posible transformar espacios urbanos de vocación pública con inversión del sector privado.
2. La recuperación ambiental y urbana del frente costero y la creación de espacios verdes públicos a lo largo de la costa generan, además de mejoras cualitativas sociales y ambientales, beneficios económicos cuantificables que exceden los costos.
3. La transformación de un espacio de oportunidad de la ciudad debe definirse en una planificación multisectorial, concertada, concurrente y de largo plazo a través de las diferentes gestiones de gobierno
4. Las plusvalías generadas por el proceso de transformación deben distribuirse de la manera más equitativa posible entre los agentes implicados.
5. La transparencia y la confianza son mecanismos indispensables para la atracción de la inversión privada.
fuente: http://blogs.iadb.org/ciudadessostenibles/2015/05/13/rosario/