Tres de las cuatro principales ciudades del país, presentaron descensos en el número de homicidios durante el año 2016. Solo Medellín mostró de nuevo aumento.
Al inicio del año el presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, destacó que la tasa de 24,4 por cada 100.000 habitantes era la más baja de las últimas cuatro décadas, destacando la reducción con base en el cese al fuego bilateral y demás consecuencias de los diálogos de paz con las Farc.
Aunque el investigador Max Yuri Gil señala que, para él en los indicadores de 2016, esas reducciones no se concentran en los sectores rurales, anteriores escenarios de la violencia.
En resumen, 908 colombianos menos perdieron su vida en hechos violentos. Para Bogotá (-9,5%), Cali (-8,9%) y Barranquilla (-9,2%), el 2016 representó en promedio 9.2% de descenso y la segunda ciudad de Colombia, Medellín, fue la única que mostró incremento con un 7,7% al pasar de 497 muertes en 2015 a 535 el año anterior.
En la política de choque implementada por la ciudad, según argumentó el analista del IPC, Diego Sierra, se explicaría el incremento de homicidios de la capital de Antioquia.
“Las políticas de seguridad de las otras ciudades están enlazadas con las del resorte nacional. Pensamos que Medellín tiene que tener un plan de gobierno que converse con la estrategia nacional, transversalizado con DD. HH. y vemos que el alcalde se ha decidido por un plan de choque, se sale de la lógica”, manifestó el experto.
Agregó que las intervenciones ideales deben ser integrales pues de seguir combatiendo el fenómeno con base en la criminalidad “y no en el delito”, el número de muertes, afirma Sierra, seguirá constante o se incrementará con las consecuencias para la sociedad y en especial para un sistema como el penitenciario, ya saturado y demasiado costoso para el país como lo indica el Banco Interamericano de Desarrollo.