Justamente cuando la Organización Mundial de la Salud advierte que en el mundo 7 millones de personas mueren al año por la contaminación del aire, una nueva investigación demuestra cómo Estados Unidos está bajando la guardia en los controles de este problema ambiental.
Luego de décadas de progreso en el mejoramiento de la calidad del aire, los avances contra dos contaminantes claves en los Estados Unidos se han desacelerado significativamente en los últimos años, advierte una investigación.
Este inesperado hallazgo muestra que puede ser más difícil de lo que se creía que el país logre su objetivo de reducir la contaminación por ozono, dijeron los científicos.
«Aunque nuestro aire es más saludable de lo que solía ser en los 80 y 90, la calidad del aire en los EE.UU. no avanza tan rápido como pensábamos», sentenció Helen Worden, científica del Centro Nacional de Investigación Atmosférica NCAR (por sus siglas en inglés).
El estudio, realizado por un equipo internacional de investigadores, analizó extensas mediciones satelitales y terrestres de óxidos de nitrógeno y monóxido de carbono. Encontraron que los niveles de ambos contaminantes no han podido seguir disminuyendo, de acuerdo con las estimaciones hechas por la Agencia de Protección Ambiental de los EE.UU. EPA (por sus siglas en inglés).
«Nos sorprendió la discrepancia entre las estimaciones de emisiones y las mediciones reales de contaminantes en la atmósfera», agregó Zhe Jiang, autor principal del estudio. «Estos resultados muestran que cumplir con los estándares futuros de calidad del aire para la contaminación del ozono será más desafiante de lo que se pensaba».
Esta investigación será publicada la próxima semana en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences y fue financiada principalmente por la NASA, la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica, la Universidad de Colorado Boulder y la National Science Foundation.
Los óxidos de nitrógeno y el monóxido de carbono contribuyen a la formación de ozono a nivel del suelo, un contaminante que es nocivo para la salud humana y el medio ambiente. Los niveles de ambos contaminantes mencionados han disminuido significativamente desde la aprobación de la Ley de Aire Limpio de 1970, que estimuló el desarrollo de tecnologías de reducción de emisiones, como los convertidores catalíticos en automóviles y los quemadores con bajo contenido de nitrógeno en las centrales eléctricas.
Sin embargo, varias ciudades y áreas periféricas en los Estados Unidos siguen incumpliendo los estándares de la EPA para el ozono, que la agencia hizo más estrictos en 2015.
Los resultados mostraron que la reducción de emisiones se ralentizó dramáticamente en el periodo 2011 a 2015 en comparación con 2005 a 2009. Mientras que las concentraciones de óxido de nitrógeno cayeron un 7 % anual de 2005 a 2009, disminuyeron solo un 1,7 % anual de 2011 a 2015, lo que significa una desaceleración del 76 por ciento. Del mismo modo, el estudio mostró que los niveles de monóxido de carbono han disminuido mucho más lentamente en los últimos años.
La pregunta es: ¿qué pasará con una agencia como la EPA que hoy no reconoce el cambio climático y que a diferencia de la administración del presidente Barack Obama en 2015, hoy está favoreciendo las políticas de uso de los combustibles fósiles y haciendo más flexibles los controles? De seguir así, cumplir con estos controles será más complejo y las dificultades para disminuir estos contaminantes podrían incrementarse. Solo el tiempo lo dirá.
Mientras tanto, los autores de la investigación afirmaron que, combinar inventarios de EPA con una nueva generación de instrumentos satelitales cada vez más sofisticados, llevaría a una comprensión más detallada sobre cómo está cambiando la contaminación en respuesta a los controles de emisión.