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Recientemente se realizó la Conferencia Anual del Banco Mundial sobre Economía del Desarrollo (ABCDE) (i), un evento de alto nivel de la institución. Como sugiere el acrónimo ABCDE, la serie de conferencias se concentra en los temas de desarrollo más esenciales. Este año, se abordó el crecimiento y la resiliencia, dos cuestiones de gran importancia.
Al inaugurar la conferencia, Indermit Gill, economista en jefe del Banco Mundial, se refirió al estado y la importancia del crecimiento y la resiliencia en la economía mundial actual. El evento finalizó con una mesa redonda sobre el cambio climático, posiblemente el riesgo más grande que enfrenta el planeta. Durante la conferencia, se presentaron alrededor de 50 artículos de vanguardia y documentos sobre políticas, y se llevaron a cabo esclarecedores debates: ¡realmente un festín intelectual!
Una de las conclusiones en materia de políticas de la conferencia es que los Gobiernos no pueden enfrentar por sí solos el desafío del crecimiento y la resiliencia. Las expectativas de que puedan generar crecimiento sostenido y resiliencia sin la participación del sector privado son poco racionales y poco realistas.
Crecimiento y resiliencia
El crecimiento económico genera empleos e ingresos familiares, empresariales y fiscales. Cuando el crecimiento es sostenido e inclusivo puede abrir una vía para salir de la pobreza y lograr prosperidad (Dollar, Kleineberg y Kraay (2016) [i]; Loayza y Pennings (2022) [i]). La resiliencia refleja la capacidad de la economía para soportar las perturbaciones adversas y recuperarse de ellas, y así evitar los riesgos, mitigar los daños y proteger las vidas y los medios de subsistencia, especialmente de los más vulnerables (Informe sobre el desarrollo mundial 2014: Riesgo y oportunidad [i]). En conjunto, el crecimiento económico y la resiliencia pueden crear ciclos virtuosos que proporcionen estabilidad y alienten las inversiones y la innovación futuras.
Los Gobiernos crean las condiciones adecuadas…
Las políticas y las medidas del Gobierno son importantes. Los Gobiernos pueden crear un entorno favorable para una economía competitiva y dinámica, en que el crecimiento económico puede producirse naturalmente. Pueden lograr estos resultados tanto mediante la estabilidad macroeconómica (por ejemplo, controlando la inflación y la deuda pública) como mediante la eficacia de las regulaciones microeconómicas (por ejemplo, eliminando los trámites burocráticos y reduciendo las rigideces del mercado laboral).
También pueden abordar los riesgos, adoptando medidas directas para gestionar los riesgos de gran magnitud y sistémicos (como las crisis financieras, las pandemias y el cambio climático), desalentando la asunción de riesgos excesivos (como la construcción en zonas propensas a inundaciones) y ayudando a crear mercados de seguros y servicios sociales contra riesgos idiosincrásicos (como las enfermedades, la discapacidad y el desempleo).
…pero el sector privado es el “motor del crecimiento” y la “banda elástica de la resiliencia”
En los países en desarrollo, el sector privado genera alrededor del 90 % de los empleos (USAID, 2021 [i]), más del 60 % de la producción (FMI, 2013 [i]) y más del 80 % de los ingresos públicos (ONU, 2020 [i]) (gráfico 1a). Y esto se extiende a otros aspectos vitales de la economía. En África, por ejemplo, el sector privado aporta dos tercios de la inversión total y otorga alrededor de tres cuartas partes de los préstamos (Banco Africano de Desarrollo, 2011 [PDF, en inglés]). Las empresas desempeñan un papel importante en la mayoría de los países conocidos por su capacidad de investigación y desarrollo (IyD), representando más del 75 % del financiamiento total de IyD en Japón y la República de Corea, y más del 60 % en Alemania y Estados Unidos (Burke, Okrent y Hale [2022] [i]) (gráfico 1b).
Gráfico 1. El sector privado representa una gran parte de la economía
Gráfico 1a. El sector privado genera la mayoría de los empleos, la producción y los ingresos públicos en los países en desarrollo
Fuentes: FMI, 2013; Naciones Unidas, 2020; USAID, 2021.
Gráfico 1b. El sector privado financia la mayoría de la investigación y desarrollo en los países con mejores resultados en IyD
Fuentes: Índice Mundial de Innovación 2022[MIS1] ; Anderson G, J. Jankowski y M. Boroush (2023 [i]; Statistisches Bundesamt (Destatis), 2023 [i].
Los empresarios privados son responsables de la cada vez mayor diversidad y sofisticación de los bienes y servicios que fluyen hacia los mercados, al tiempo que las empresas privadas suministran una parte cada vez mayor de los servicios públicos esenciales en los sectores de la banca, las telecomunicaciones, la salud y la educación. En África, alrededor de 140 (i) firmas de telecomunicaciones, tecnofinanzas y otras ayudan a reconfigurar el mercado de dinero móvil en rápido crecimiento, ofreciendo soluciones tanto para los consumidores como para las empresas (McKinsey & Company, 2022 [i]). Los empresarios privados también, con frecuencia a la vanguardia del progreso tecnológico, impulsan la innovación para gestionar los riesgos que enfrenta actualmente el mundo, así como las oportunidades. En el Caribe, por ejemplo, emprendedores están introduciendo vehículos eléctricos alimentados con energía solar a sus mercados para resistir mejor las crisis del precio del petróleo (IFC, 2023 [i]). Estos no solo contribuyen a mitigar el cambio climático, sino que también utilizan la fuente de energía más abundante del Caribe: el sol. Las empresas deep tech (tecnología profunda) extraen dióxido de carbono de la atmósfera, elaboran mapas de las tierras de cultivo en regiones afectadas por conflictos y suministran servicios de Internet satelital en todos los países en desarrollo (Nedayvoda, Mockel y Graf (2020) [i]). De hecho, el 97 % de las empresas deep tech contribuye a al menos uno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas (BCG y Hello Tomorrow, 2021 [i]) (gráfico 2).
Gráfico 2. Las empresas deep tech ayudan a abordar cuestiones fundamentales
Nota: Reproducido de “Deep Tech: The Great Wave of Innovation”, de BCG y Hello Tomorrow, 2021 (enero). Extraído de: https://hello-tomorrow.org/deep-tech-the-great-wave-of-innovation (i). Los resultados corresponden a 1277 empresas encuestadas en 2018-19. Muchas empresas emergentes abordan más de un Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas.
Los Gobiernos y el sector privado se necesitan mutuamente para tener éxito. Sin un entorno empresarial propicio creado por los Gobiernos, el sector privado es como un motor oxidado que ruge y apenas se mueve. Y también es como una banda elástica rígida que se rompe al primer contacto. Pero los ciclos virtuosos pueden ocurrir también, y de hecho ocurren. En Georgia, por ejemplo, una reforma tributaria en 2004 permitió digitalizar el sistema tributario, reducir las tasas y eliminar una serie de impuestos locales menores que generaban pocos ingresos (Akitoby y otros (2018) [i]). Así, las empresas tuvieron mayores incentivos para operar abiertamente en el sector formal e invertir en la economía (Departamento del Tesoro de Estados Unidos, 2004 [i]). A su vez, la relación ingresos tributarios-PIB de Georgia se duplicó en 2008 (Akitoby y otros (2018) [i]), proporcionando al Gobierno más margen de maniobra fiscal para mejorar sus servicios públicos e instituciones.
Los datos como un espejo y una guía
Alicia: “¿Podrías decirme, por favor, qué camino debo seguir desde aquí?”.
El gato de Cheshire: “Eso depende mucho de dónde quieras llegar”.
—Lewis Carroll, “Alicia en el país de las maravillas”
Los datos pueden servir como un espejo y una guía para los países y sus Gobiernos que han optado por el crecimiento económico y la resiliencia. Los datos recopilados metódicamente permiten comparar las políticas públicas y el entorno empresarial con las buenas prácticas y pruebas sólidas. Este espejo y esta guía nos dirán cuál es la mejor manera de liberar y canalizar las energías del sector privado en favor del crecimiento y la resiliencia. Los beneficios económicos y sociales resultantes no se pueden subestimar.