El Presupuesto General de la Nación es el instrumento financiero y fiscal más importante para el soporte económico y financiero colombiano. En él se programan y registran el gasto público, sus fuentes de ingreso y su ejecución. Por estos días se discute no el monto, que ya fue aprobado y al que se le adicionaron $14,2 billones para un total de $405,7 billones, $55,2 billones más que el de 2022, sino su asignación final, es decir, en qué se va a gastar. El lobby sectorial y ministerial, así como las discusiones en el Congreso, apenas empiezan pero hay plazo hasta el 20 de octubre para aprobar el proyecto.
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El gobierno anterior radicó un presupuesto inicial de $391,4 billones, sin embargo, el nuevo gobierno adicionó un monto importante para poder financiar sus programas banderas que incluyen la implementación del catastro multipropósito, la paz total y la inversión en agua, salud y educación, entre otros. La pregunta que surge es de dónde saldrá la plata. El gobierno del Presidente Petro ha dicho que del recorte en la contratación atribuida a las nóminas paralelas y un mayor recaudo de los impuestos que ya se viene reflejando y la buena época por la que pasa Ecopetrol de la cual el Estado colombiano es su mayor accionista. Los ingresos provienen de los ingresos corrientes, los recursos de capital, los fondos especiales y las rentas parafiscales. Los gastos macro del PGN quedarán de la siguiente forma: para inversión se destinarán $73,06 billones; la deuda se mantiene igual en $77,99 billones; y los gastos de funcionamiento ascienden a $254,56 billones, en parte por la alta inflación que afecta los salarios de los servidores públicos.
En lo que va de la asignación se conoce que inicialmente a agricultura se le asignaron $4 billones, el doble de lo planteado en un principio para compra de tierras, reforma agraria y lucha contra el hambre, principalmente. Por su parte, educación recibirá $54,75 billones, aumentando un 10% respecto al 2022, al igual que el sector de defensa, que recibirá $48,37 billones. Salud, enfocado en la mejora de la infraestructura, también tuvo un aumento considerable del 19,9% logrando un presupuesto de $50,27 billones para el próximo año. En un par de semanas conoceremos en detalle cuánto es el monto determinado para cada uno de los sectores.
La reflexión final es la siguiente: recursos hay y va a haber según este análisis de planeación, ojalá de verdad se ejecuten e implementen los programas y, sobre todo, que se traduzcan en una mejor calidad de vida para los colombianos. Sin embargo, aunque aparentemente la olla no estaba tan raspada y los colombianos han respondido con sus obligaciones tributarias, el panorama económico sigue siendo inestable, con unas altas tasas de cambio e inflación que encarecen la vida, así como una reforma tributaria que ha estado quieta estos días para darle paso a la discusión del PGN. Pareciera que el gobierno quiere abarcar y hacer de todo, pero debería priorizar y organizarse mejor.