La Sociedad de Planificación Territorial de este país, publicó un listado de 11 puntos para aprovechar la oportunidad de cambio para los argentinos.
“Recién en el año 2000 es cuando comienza a tomar fuerza la idea del ordenamiento territorial como instrumento o estrategia para lograr el desarrollo sustentable, entendido en términos de política plurisectorial, horizontal, integral. Esta forma de hacer planificación explícita o implícitamente lleva la idea de regular u organizar el uso, ocupación y transformación del territorio con fines de su aprovechamiento óptimo. Se asocia al uso sustentable de los recursos naturales en estrecha correspondencia con patrones adecuados de distribución de asentamientos y de actividades económicas y busca cohesión social y territorial”.
Estas líneas fueron parte del artículo editorial de la revista Proyección de la Universidad de Cuyo en 2008 y son el reflejo del llamado de atención sobre la debilidad, y podría decirse que falta de planificación territorial, en Argentina; condiciones que hasta hoy existen.
Por ello nació hacia finales de 2018 la Sociedad Argentina de Planificación Territorial (SAPLAT), como una iniciativa de profesionales que buscan incidir en políticas públicas que promuevan un crecimiento y desarrollo con planificación y sostenibilidad.
“El agravamiento de algunas cuestiones explican esta afirmación: crecimiento desorganizado, dificultades de acceso al suelo y a la vivienda para amplios sectores de la población, segregación socioespacial, la movilidad urbana con un fuerte crecimiento del uso del automóvil por sobre los medios públicos, especulación inmobiliaria, riesgo hídrico y deterioro ambiental”.
Pues este grupo de profesionales ha querido también levantar su voz dentro del contexto de la crisis sanitaria que afecta al planeta y que en Argentina deja ya 42.785 contagiados y 1.011 víctimas, ubicándolo en el lugar 31 del listado mundial de países.
Y lo hacen, según explican, con el objetivo de aprovechar la oportunidad de alterar lo establecido para generar un cambio, “el inicio de un proceso de transición hacia un nuevo modelo-orden más justo y sostenible”.
Bajo el acuerdo ‘La Pospandemia: una nueva oportunidad para cambiar de rumbo. Puntos de acuerdo para avanzar hacia un modelo eco-socio-económico más sostenible e inclusivo’, un documento de 11 puntos en los que la SAPLAT consigna sus propuestas ante la inequidad e insostenibilidad del modelo imperante en su país y que tiene, en este nuevo escenario, la oportunidad de alterar los paradigmas, ese mismo que hace tan solo un año convocaba, desde el orden nacional, lo que fue calificado como la “banalización” de la planificación territorial en Argentina.
“Argentina está atravesando un proceso de degradación y banalización de la planificación territorial. Increíblemente, quien está llevando adelante ese proceso es la Secretaría de Planificación Territorial y Coordinación de Obra Pública, dependiente del Ministerio del Interior, Obras Públicas y Vivienda de la Nación”, indicaba hace justo un año el licenciado en Urbanismo (Universidad Nacional de General Sarmiento), especialista en mercados y políticas de suelo urbano en América Latina por el Lincoln Institute of Land Policy, Juan Ignacio Duarte, en la revista de Estudios Urbanos y Territoriales.
Sus palabras las motivó un grupo de licitaciones abiertas por esta dependencia nacional, para la realización de cerca de 100 planes, entre urbanos y regionales, lo que a primera vista sería positivo, pero que prendieron las alertas de los planificadores, por la falta de “seriedad” de los mismos: sus plazos de construcción oscilan entre cuatro y ocho meses.
Por citar solo una comparación, en un municipio colombiano de 100 000 habitantes, la modificación de un Plan Básico de Ordenamiento Territorial se realiza más de tres años y debe tener como elemento esencial la participación de la comunidad en varias de sus fases como las de diagnóstico, formulación e implementación.
Los 11 puntos de ‘La Pospandemia: una nueva oportunidad para cambiar de rumbo’, recogen las preocupaciones y propuestas filosóficas y prácticas de este grupo de profesionales que consideran que “La pandemia mostró que el rey estaba desnudo; que las formas de habitar, producir y consumir no son sostenibles, con impactos ambientales intolerables y niveles de desigualdad inadmisibles”; y que por lo tanto hay que mirar hacia un modelo de crecimiento urbano, más sostenible que incluya enfoque de género, gobernanza más horizontal y con fortalecimiento de lo local, la importancia de una ciudad más próxima, entre otros.