El DANE no había socializado una cifra de Producto Interno Bruto – PIB tan alta en su historia estadística. Según esta entidad, Colombia alcanzó un PIB de 10,6% en 2021, superando así todas las expectativas y proyecciones tanto de organismos multilaterales como de bancos nacionales que oscilaba entre 7,7% y 10%. Sin embargo, parece ser que esta noticia es un tanto agridulce impulsada, principalmente, por las estrategias de reactivación económica, pero que no se refleja en el bienestar de la gente. Después de un retroceso de 7% en 2019 ocasionado por la pandemia, la cifra es atractiva aunque analizando en detalle los indicadores, con respecto al 2019, el crecimiento real es solo de 2,8%.
El PIB se puede medir desde varios enfoques, entre ellos el de producción. En ese sentido, las actividades que mayor participación tuvieron para jalonar el PIB fueron el comercio, mantenimiento, transporte, almacenamiento, alojamiento y servicios de comida; industrias manufactureras y administración pública y defensa, educación y salud humana que, en conjunto, aportaron un 7,1% al indicador. Adicionalmente, las actividades que mayor crecimiento tuvieron con relación al 2020 fueron las del sector artístico y de entretenimiento (33%), así como el comercio, transporte y alojamiento (21,2%) y las industrias manufactureras (16,4%). Sin duda, esto es el resultado de la reactivación económica enfocada al turismo y servicios, así como a las empresas que fueron receptoras de subsidios y alivios financieros por parte del gobierno.
Por otro lado, en cuanto a la mirada del PIB desde el gasto, el crecimiento se explica, en mayor medida, por el consumo de los hogares (14,6%) y el del gobierno (12,1%). De ahí puede explicarse parte de la inflación de 2021 que fue tan alta, debido a la demanda generada por los consumidores en el marco de la reactivación.
La cifra del PIB deja un sabor agridulce porque, si bien es alentadora y es una cifra récord para el país que superó expectativas y se ubica a nivel mundial dentro de los primeros lugares, lo cierto es que la percepción ciudadana es actualmente muy baja en cuanto a calidad de vida y bienestar. Es decir, esta aparente recuperación y mayor producción de bienes y servicios, no se está traduciendo al nivel de los hogares y los colombianos. Hay que celebrar con modestia, alcanzar un PIB de 10,6% es una buena noticia, pero hay otros indicadores que complementan el análisis y que deben revisarse a la luz del desarrollo económico, máxime cuando los ciudadanos ven su calidad de vida debilitada por factores como el desempleo, la pobreza, la inflación y la inseguridad, entre otros.
Es cierto que la percepción es subjetiva, es una interpretación personal, pero también es un lente que usamos para crear, para ver la realidad, para vivir.