“Deja de pensar en tu ambiente como un lugar lleno de objetos. empieza a pensar en él como un lugar lleno de relaciones”. James Clear.
Según informes de la Organización Mundial la Salud, solo hasta el 2019 – antes de la pandemia ocasionada por COVID-19–, 1 de cada 8 personas en el planeta padecía algún tipo de trastorno mental que afectaba el cerebro, las estructuras de pensamiento y/o la regulación emocional y comportamental evidente. Las enfermedades mentales desde entonces, y con el auge de la digitalización de la cotidianidad y la transformación de procesos que implica prescindir de muchas personas, vienen en aumento.
Al finalizar el primer semestre de 2023, la Personería Distrital de Medellín elevó una alerta a las autoridades administrativas evidenciando un incremento del 20% en los casos de suicidio en la ciudad, respecto al mismo periodo del año inmediatamente anterior. Entre los datos que sustentan la alerta, reportados por el Observatorio al Derecho Fundamental a la Salud de la Agencia del Ministerio Público, se puede observar que, en promedio, por cada 10 personas que efectivamente consiguieron quitarse la vida, 8 fueron hombres y 2 eran mujeres; mientras que por cada 10 personas que intentaban suicidarse, 7 son mujeres y 3 son hombres.
Basta detenerse por un momento a pensar en el presente y las herramientas que hemos recibido de la tradición y la cultura, para comprender mejor algunas de las razones de esta eminente crisis de salud pública; el exceso, los consumos insanos, hábitos devastadores de autocuidado, amenazas a la seguridad humana y la estabilidad económica, guerras informáticas propiciadas por interese políticos que se surten en nuestras pantallas desestabilizando la confianza democrática de manera cotidiana y sistemática, modelos educativos obsoletos y brechas cada vez más abismales en la empleabilidad dadas las competencias y habilidades requeridas para hacer parte activa de un mundo que se transforma… Hoy las variables que inciden en el deterioro de la salud mental superan las condiciones psíquicas del individuo y la convierten en un tema pertinente de ser abordado en la agenda pública.
Hablar de salud mental y sus afectaciones como problema público, representa un avance en la medicina y en la frontera del conocimiento, humaniza el sufrimiento y cuestiona patrones culturales violentos e indignos. Al nombrar estos estados y formas del relacionamiento consigo mismo y los demás, ya estamos identificando preguntas y una ruta de acción que podría gestar soluciones. Los humanos somos seres sociales, la búsqueda de la verdad está sujeta a los límites del otro, definir la “locura” y la “normalidad” supone delimitar un espacio-tiempo donde se situarán expectativas sociales que pasarán a fundamentar estos conceptos.
Que la salud mental sea un tema dentro de la agenda pública permite que se incluyan soluciones transversales que impliquen a todos los actores y sectores de la sociedad, y que se generen indicadores que nos hagan conscientes de las responsabilidades individuales y públicas que debemos asumir para mitigar y gestionar consecuencias. Por ejemplo; es un hecho que actualmente en Medellín existe un déficit en la oferta de vivienda por la desaceleración productiva del sector inmobiliario, esta crisis se traslada directamente al coste de vida de los habitantes, encareciendo cánones de arrendamiento y estableciendo barreras materiales a la compraventa de inmuebles. Teniendo en cuenta este panorama, hipotéticamente, resultaría casi irrespetuoso sugerir medicación, como solución primera, a la ansiedad que está sintiendo una persona que debe tres meses de arriendo. Cabe señalar que, en el informe aportado por el Observatorio al Derecho Fundamental a la Salud de la Agencia del Ministerio Público, muestra una concentración relevante de casos de suicidio en la zona nororiental (estratos 1, 2 y 3) del Distrito de Ciencia, Tecnología e Innovación.
Durante la Administración Distrital 2020 – 2023, en Medellín se implementó la estrategia de “Los Escuchaderos”, que tenían como propósito brindar atención psicológica primaria en diferentes zonas de la ciudad, trasladando capacidades profesionales al territorio. Las asignaciones presupuestales para este tipo de estrategias están motivadas en el hecho de que Medellín es el lugar en Colombia donde más casos de suicidio se presentan en promedio. Sin embargo, esta estrategia puntual resultó en fracaso administrativo por manejos irregulares para favorecimiento político y en un ensayo triste de red pública de atención primaria que terminó por revictimizar a los pacientes al no lograr un proceso integral de tratamiento y afectando a los prestadores directos del servicio. Hablar de seguridad y salud en el trabajo debe implicar hablar de garantías y condiciones laborales justas.
Escuchadero, Estación San Antonio del Metro de Medellín.
Para el segundo semestre de 2023, el Departamento de Antioquia inició la apertura progresiva de la segunda etapa del Hospital Mental de Antioquia, una obra financiada únicamente con los recursos públicos de los antioqueños y que en poco tiempo se ha convertido en una infraestructura en salud referente en Latinoamérica por el grado de innovación que representa, no solo su novedoso diseño arquitectónico, sino la forma de abordar clínicamente y desde la investigación la salud mental, incluyendo nuevas perspectivas que abogan por la dignidad del paciente, rompiendo con el paradigma del “manicomio” y explorando las potencialidades multidisciplinarias, como por ejemplo el arte y la literatura, para tratar las enfermedades del cerebro y del sistema nervioso en general. El contraste de HOMO Hospital Mental de Antioquia, entre la primera etapa creada en 1888 y la segunda etapa que finaliza su construcción en 2023, es realmente impactante y narra el avance socio-cultural y científico al momento de tratar las enfermedades mentales, sirve como testimonio del progreso inmanente de la civilización y la humanización de todos los seres humanos que significan para sí una experiencia única.
HOMO Hospital Mental de Antioquia, Municipio de Bello.
En el ánimo de ampliar la oferta y atender a un problema que está desbordando el alcance del sistema, la Alcaldía de Medellín ha habilitado la Línea Doradapara atender con urgencia a personas con ideación e intento suicida, la Gobernación de Antioquia implementa estrategias de autocuidado y conciencia de sí a través del programa Salud para el Alma, desde instituciones como Comfama y Proantioquia también se están promoviendo conversaciones para incidir en alternativas de cuidado y autocuidado de la salud mental en entornos laborales. No obstante, el suicidio es una de las principales causas de muerte en jóvenes, las enfermedades mentales se postulan para ser la gran pandemia contemporánea; crear programas y diseñar estrategias aisladas pensadas en una lógica burocrática es no más que insuficiente, la salud mental debe tomarse en serio y un primer paso en ese sentido es incluirla en la agenda pública y actuar de manera articulada, coordinada y comprometida entre todas las partes interesadas que comprenden sectores sociales, privados, académicos y público.