Cuatro estudiantes de la Universidad Nacional en Medellín superaron a cinco equipos indios y otros colombianos en la final del Programa Celestini que promueve las innovaciones técnicas.
Atacar la falta de datos precisos y detallados sobre la emisión de gases contaminantes por fuente móviles en su ciudad, que representan entre el 70 y el 75 % de la contaminación total de una urbe que además vive anualmente por ello dos o tres periodos de crisis ambiental por mala calidad del aire y hacerlo a través de las telecomunicaciones, le mereció a un grupo de estudiantes colombianos el reconocimiento de la Sociedad Marconi y su Programa Celestini de jóvenes innovadores.
Los estudiantes Samuel Abad Carrasco (Ingeniería Eléctrica), Juan Manuel Gómez (Ingeniería de Control), Álvaro Javier Vargas (Ingeniería de Control) y María Clara Vargas (Ingeniería Administrativa) de la Universidad Nacional Sede Medellín; fueron los ganadores del reconocimiento.
“Nuestro panel de expertos seleccionó un proyecto que se destacó. Un grupo de cuatro estudiantes talentosos de Medellín, Colombia, implementó una solución para su problema local de calidad del aire a través de su proyecto ‘Sistema de Monitoreo de Emisiones en Vehículos Urbanos. (…) Este año, siete equipos participaron en el programa: cinco de India y dos de Colombia. Seleccionar el principal proyecto de Celestini fue más difícil que nunca porque cada uno de los proyectos fue muy sólido”.
La Sociedad, que hace honor a la vida del científico, ingeniero, inventor y emprendedor italiano Guglielmo Marconi que entre otros legó al mundo la telegrafía, entrega anualmente el Premio Marconi a científicos del mundo y tiene en el Programa Celestini, el espacio para destacar a los científicos emergentes como los colombianos y su propuesta.
“En nuestra ciudad tenemos serios problemas ambientales y nosotros lo que hicimos fue identificar quiénes eran los principales actores que generaban la problemática contaminación”, señala Juan Manuel Gómez, uno de los integrantes del equipo y quien señaló que tuvieron como mentor al ingeniero colombiano Jairo O. Esteban, integrante del Nokia Bell Labs.
Para lograr esa identificación precisa, los jóvenes científicos crearon un prototipo de dispositivo con la capacidad de medir la emisión de óxido nítrico, dióxido de nitrógeno y partículas PM2.5 y PM10 que son monitoreadas en tiempo real a través de sensores de Internet de las Cosas (IoT) y la sincronización de la información para recopilarla en un módulo central.
“Si tu no sabes qué tipo de gases estás emitiendo, si no sabes qué cantidad, no puedes atacar el problema y con este dispositivo y la información generada queremos entregarles a los tomadores de decisiones esa información que es vital porque con ella las autoridades ambientales pueden tomar decisiones sobre eso, generar estrategias para hacer control sobre las emisiones de vehículos”, explicó Gómez.
Teniendo en cuenta que la contaminación del aire causa, según la Organización Mundial de la Salud (OMS) cerca de siete millones de muertes relacionadas con ello y que, en la actualidad, en medio de la pandemia por COVID-19 se considera a la contaminación como un factor agravante para aumentar la mortalidad de esta enfermedad, la innovación de los jóvenes colombianos se plantea como un aporte local para un problema planetario.
Si bien el equipo indicó que cada ciudad requiere de una solución específica a su problema, esperan escalar su dispositivo a cualquier contexto urbano mundial que lo requiera.
Abad Carrasco explicó que en la actualidad en Europa la normativa de la tecnología Euro VI exige el monitoreo de las emisiones lo que se hace con complejos, enormes y costosos aparatos, problema que ellos solucionaron con la reducción del dispositivo a solo dos componentes de unos pocos centímetros de tamaño, uno que va instalado en el escape del vehículo y otros que se instala en la cajuela del vehículo a monitorear.
“Buscamos que tenga el menor tamaño que se pueda, unos cinco centímetros. Y en cuanto al costo, en este momento que hemos adquirido los componentes al detal, calculamos un costo de US$200 pero aspiramos a que tenga un valor máximo en el mercado de entre 100 y 50 dólares”, indicó Abad Carrasco.
La Sociedad destacó y felicitó a los jóvenes colombianos porque “Su dispositivo sensor demostró ser exitoso cuando se puso a prueba. Los estudiantes conectaron la herramienta a un vehículo en funcionamiento, y la tecnología registró con precisión los datos de emisiones y los envió de vuelta a la plataforma central de la nube, allanando el camino para los datos ambientales de fuentes múltiples”.
El estudio ‘Cuantificación física y económica del impacto de la contaminación atmosférica en la salud de la población de Medellín’, realizado por la Universidad Nacional, la Contraloría General de Medellín, el Centro de Investigación, Estudios y Análisis (CEA) y el Instituto Estudios Ambientales, cuyos resultados fueron publicados el año anterior, señalan que las muertes por contaminación ambiental le cuestan a esta ciudad cerca de COP$5 billones anuales.
El siguiente paso para el destacado grupo de jóvenes científicos es el desarrollo de una nueva versión, más depurada del dispositivo y avanzar en la socialización de este para ponerlo a disposición de su ciudad y las ciudades de Latinoamérica, así como de las “ciudades que tengan problemas de contaminación por emisiones vehiculares”, concluyó Abad Carrasco.