¿Y si te transportas en un tren autónomo en tu ciudad?

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René Albisser
13 marzo, 2024 - Movilidad
Primer tren bala autónomo en China. Foto: Liu Xu (Agencia Xinhua)

En un mundo donde la tecnología avanza a pasos agigantados, la conducción autónoma aparece como una de las innovaciones más prometedoras en el ámbito del transporte. Si bien es común asociar esta tecnología con los vehículos terrestres, como automóviles y camiones, su aplicación en otros medios de transporte como los trenes, no se queda atrás en términos de impacto y beneficios potenciales.

Tanto en vehículos como en trenes, la conducción autónoma se basa en una combinación de tecnologías avanzadas, incluyendo sistemas de sensores, inteligencia artificial, aprendizaje automático y algoritmos de control. Estos sistemas permiten que los vehículos perciban su entorno, tomen decisiones en tiempo real y se muevan de manera segura sin intervención humana directa.

Haciendo un poco de historia, las primeras pruebas de un tren autónomo datan de finales del siglo XX. Y ya en este siglo, la compañía minera Rio Tinto Group promovió en 2017 el primer viaje de un tren de carga no tripulado en la región de Pilbara, una zona en Australia muy rica en mineral de hierro. Luego en 2021, Deutsche Bahn (DB) y Siemens Mobility desarrollaron el primer tren del mundo que operó por sí solo en la red ferroviaria de la ciudad de Hamburgo. El tren hizo parte del proyecto Digital S-Bahn Hamburg. Mientras que China también ya ha hecho pruebas con trenes bala autónomos.

Deutsche Bahn (DB) y Siemens presentaron el primer tren autónomo de pasajeros del mundo en Hamburgo en 2021. Foto: Siemens.

Los trenes autónomos están equipados con una variedad de sensores, cámaras, radares y LIDAR (detección y alcance de luz), que monitorean constantemente el entorno del tren y detectan obstáculos, señales de tráfico y otros trenes en la vía. Estos datos se procesan a través de algoritmos de inteligencia artificial para tomar decisiones de navegación y control.

Una de las principales similitudes entre la conducción autónoma de trenes y vehículos es su enfoque en la seguridad y la eficiencia. En ambos casos, la eliminación del factor humano puede reducir significativamente el riesgo de accidentes debido a errores humanos, fatiga del conductor o distracciones.

Además, los sistemas autónomos pueden optimizar la eficiencia operativa al disminuir el consumo de combustible, reducir el desgaste del equipo y optimizar las rutas para minimizar los tiempos de viaje. En el caso de los trenes, la conducción autónoma también puede mejorar la capacidad de la red ferroviaria al permitir un mayor número de trenes circulando de manera segura y coordinada.

A pesar de sus beneficios potenciales, tanto los vehículos autónomos como los trenes autónomos enfrentan desafíos y limitaciones significativas en su implementación y adopción generalizada.

Uno de los principales retos es la necesidad de desarrollar y validar tecnologías autónomas para operar de manera segura en una amplia gama de condiciones y escenarios, incluyendo condiciones climáticas adversas, infraestructura obsoleta y situaciones de emergencia. Además, la integración de sistemas autónomos con infraestructuras existentes y regulaciones vigentes puede ser compleja y costosa.

Por otro parte, existe una preocupación pública y regulatoria sobre la seguridad y la responsabilidad en caso de accidentes. La falta de un conductor humano a bordo plantea preguntas sobre quién asume la responsabilidad en caso de alguna falla del sistema o accidente. Y, por último, hay que sumar, como lo dije en columnas pasadas, la preocupación valida por la pérdida de empleos. Hace pocas semanas, ante el anuncio de la automatización de algunas líneas del Metro de Madrid, su Sindicato de Maquinistas aseguró que la empresa pública «tiene un plan oculto por el que acabaría con miles de puestos de empleo” mientras, según ellos, se derrocha dinero público en otros ámbitos.

En lo que no hay duda es en que, con la continua innovación en tecnologías autónomas, así como el creciente enfoque en la sostenibilidad y la eficiencia en el transporte, los trenes autónomos tienen el potencial de transformar radicalmente la industria ferroviaria. Es probable que veamos una mayor adopción de trenes autónomos en todo el mundo, lo que cambiará la forma en que transportamos mercancías y viajamos los seres humanos en el futuro. Muy pronto te estarás moviendo en un tren autónomo en tu ciudad.

Hasta pronto y gracias por tu lectura.