El Patrimonio Cultural tiene la capacidad de generar elementos de identidad diferencial que ayuden a posicionar un territorio en su estrategia de desarrollo y en su proceso de competencia y cooperación entre ciudades. Y no solo desde los valores culturales que le son implícitos, sino como fuente de actividad económica directa e indirecta, como nutriente para la innovación y como factor de atracción.
La gestión de Patrimonio Cultural, como sector creativo que es, debe hacerse en el marco de una estrategia cultural de ciudad. Si entendemos esta como un producto cultural fruto de la mixtura equilibrada de usos, comprenderemos que la política cultural debe atravesar, de verdad, el conjunto de la política municipal. La política cultural no es, por tanto, la política del entretenimiento. Es la política responsable de crear condiciones de expresión consciente y crítica en la construcción personal y colectiva, de dotar de identidad diferencial, cohesión y significados a una comunidad. En este aspecto el patrimonio intangible es crucial y debe impregnar el patrimonio tangible que caracteriza en gran medida el espacio público (histórico, artístico, industrial…) y que no solo tiene por qué ser usado para una funcionalidad cultural. El patrimonio es útil cuando está activo, es accesible e implica al tejido productivo local.
El espacio público, como espacio cultural, es un espacio de ciudadanía. Su calidad requiere respuestas complejas, que han de venir también, aunque no solo, del urbanismo y de la arquitectura, de la gestión cultural, de la gestión turística, de la promoción económica, de las políticas sociales o del marketing de ciudad. Hacer un mix de políticas, poniendo a la ciudadanía en el centro y utilizando nuevas metodologías de Innovación Abierta, es un punto de partida fundamental para un desarrollo sostenible e inclusivo. Transversalidad y colaboración multinivel entre entidades públicas diversas, y de estas con el sector privado, ya son requerimientos de partida para un desarrollo sostenible en/desde los valores culturales.
Utilizar una estrategia de “choque creativo” hace que una ciudad no solo parezca creativa, sino que realmente lo sea. Combinarla con otras actuaciones tendentes a lo icónico y a la atracción de talento puede servir para apuntalar y proyectar estrategias más endógenas, profundas y arraigadas, de polinización cruzada de agentes, recursos y disciplinas. Se trata de combinar estrategias top-down con otras bottom-up, con una mirada amplia de la Economía Creativa, que no solo habla de sectores creativos, sino también de cómo hacer más productivos, creativos e innovadores otros sectores de actividad.
Debemos, por tanto, identificar talentos individuales e inteligencias colectivas así como los principales retos sociales; trabajar con la ciudadanía la construcción del relato patrimonial y las posibles respuestas a sus retos desde ese ámbito cultural y productivo; construir desde los recursos existentes, identificando las barreras, límites y miedos de los agentes locales; reforzar los procesos de desarrollo con capacidades externas si fuese preciso, pero que faciliten el traspaso de conocimientos, metodologías y tecnologías al tejido local; favorecer el encuentro entre diferentes, ponerlos en relación, provocar proyectos compartidos y ayudarles a abrirse al exterior.
Hemos destacado cinco experiencias de ciudades de las que obtener aprendizajes vinculados con el rol productivo e inclusivo del patrimonio. Las citamos a continuación.
Matera, ciudad del sur de Italia, Capital Europea de la Cultura 2019, parte de su herencia, de un rico Patrimonio Cultural, de su inteligencia colectiva y de sus capacidades locales para abordar un renacimiento de la ciudad y construir un nuevo futuro desde una lectura contemporánea, basada en las artes, la cultura y la creatividad, con la implicación ciudadana y la cooperación entre diversos agentes, públicos y privados, y a muy diferentes niveles.
Nantes, capital francesa del Loira, ha sabido combinar, especialmente en el proyecto Île de Nantes, estrategias diversas a partir de propiciar una polinización cruzada, poniendo en valor sus recursos, combinándolos de manera inteligente, impulsando el tejido creativo local, escuchando activamente a la ciudadanía, revalorizando tanto el patrimonio industrial como el histórico haciendo uso de las potentes herramientas de las artes y la cultura en combinación con la investigación, la empresa y la educación. Ha generado iconos creativos desde sus capacidades endógenas y ha atraído a clases creativas a partir de revalorizar las propias. Ha generado un urbanismo compartido, o lo que han definido como un urbanismo templado, evitando la “tabla rasa” que ha caracterizado a otras ciudades.
La ciudad argentina de Santa Fe ha hecho de la política cultural y de fomento creativo una política transversal, adecuadamente engarzada en la estrategia de ciudad. Considera su Patrimonio Cultural (material e inmaterial) cargado de simbolismo identitario en el país, un ámbito fundamental para el desarrollo no solo de actividad económica en torno al mismo sino un campo de oportunidades de crecimiento para otros sectores culturales y creativos, así como del turismo. El posicionamiento de Santa Fe como ciudad resiliente (muy unido a su imaginario histórico e identitario) va, en este caso, íntimamente ligado al de ciudad creativa.
Cochabamba, en Bolivia, tiene un importante patrimonio material (histórico e industrial) e inmaterial (especialmente vinculado a las culturas ancestrales y a la gastronomía). Pero vive un proceso de disociación de líneas de actuación que no están aprovechando suficientemente las sinergias y complementariedades posibles desde la transversalidad y el cruce de políticas públicas. La política municipal tiene el foco puesto en la gastronomía, su orientación turística y la potencialidad icónica de ser Ciudad Creativa de la UNESCO; el Departamento enfoca el Patrimonio Cultural especialmente desde los derechos ciudadanos; el Gobierno Nacional apuesta por la recuperación espacial; y la experiencia de mARTadero, referencia internacional en autogestión y nuevas tendencias, genera actividad constante en la Economía Creativa. La potencialidad para el desarrollo productivo del patrimonio es, por tanto, muy alta.
Belo Horizonte, capital de Minas Gerais, en Brasil, es un ejemplo de la centralidad de las políticas culturales en la estrategia de una ciudad que ha sido pionera en procesos participativos, en la cooperación público-privada en torno a los usos de su Patrimonio Cultural y en el desarrollo de programas artísticos orientados a la ciudadanía. La coordinación de políticas de diferentes niveles administrativos y la cooperación con organizaciones privadas, así como con organizaciones ciudadanas es clave para la generación de proyectos como Circuito Liberdade, un verdadero distrito cultural y creativo en el centro de la ciudad, que consigue hacer de su patrimonio un elemento de actividad, innovación e inclusión.
Como síntesis aportamos diez recomendaciones finales que inviten a la acción para potenciar el carácter productivo e inclusivo del Patrimonio Cultural:
- Identificar y mapear, los activos patrimonialesque tienen significación para la ciudadanía y para los expertos, contrastando las coincidencias y diferencias.
- Abordar la recuperación y revitalización del Patrimonio Cultural desde la transdisciplinariedad y cruce de políticas diversas, configurando equipos multidisciplinares multinivela nivel municipal, con profesionales de otras organizaciones públicas y/o privadas con capacidad de apoyo técnico o financiero y junto a la ciudadanía (identificando las inteligencias colectivas con potencial productivo), desde las fases de análisis, propositiva y de establecimiento de prioridades.
- Incorporar una visión del desarrollo sostenible desde sus cuatro ámbitos: medioambiental, social, económico y cultural.
- Desarrollar los planes transversales participadosen torno al patrimonio de modo que ayuden a consolidar un mix urbano sostenible, centrado en las personas, contemplando:
- Políticas sociales y de vivienda que arraiguen población, evitando la creación de guetos y atrayendo nuevos pobladoresque, desde la aceptación y gusto por la singularidad espacial y social, desarrollen actividad productiva, incorporando en dicha actividad a la población residente.
- Políticas de fomento e impulso económico, con facilidades y medidas financieras y urbanísticas para el mantenimiento del comercio local tradicional. Animar también el asentamiento priorizado de determina tipología comercialy productiva en general, previamente diseñada, que refuerce una posible especialización diversificada, desde la mezcla equilibrada y garantizando servicios comerciales de proximidad.
- Políticas culturales y creativasque promuevan la alternancia de equipamientos y oferta cultural, pública y privada, en el espacio urbano, que favorezcan la movilidad y la participación cultural, así como el desarrollo de sectores creativos, especialmente aquellos que pueden emerger a partir de la cadena de valor del patrimonio en todos sus eslabones. A la par, poner en marcha políticas de impulso de la demanda creativa y fundamentalmente de sensibilización ante el valor de la cultura.
- Políticas de planificación urbana y medioambientales, que definan tipologías de usos, diseñen las transiciones entre áreas urbanas, la movilidad sostenible, la generación de espacios verdes y de encuentro ciudadano, así como que favorezcan la accesibilidad física y la incorporación de las variables de edad o género en el diseño urbano, y el desarrollo de nuevas centralidades que diversifiquen los flujos turísticos.
- Políticas de marca-territorio y turísticassustentadas sobre elementos de identidad y valores como la autenticidad, la sostenibilidad y la responsabilidad en los impactos, la diversidad, la creatividad y la innovación en/desde el Patrimonio Cultural.
- Aplicar metodologías de Innovación Abierta y Colaborativa, así como incorporar facilitadoresexpertos, que hagan emerger capacidades ocultas en los equipos técnicos y en la ciudadanía, en la búsqueda de soluciones urbanas innovadoras. Aquí pueden jugar un papel fundamental otros sectores culturales y creativos. Potenciar la gestión transectorial y los nuevos modelos de cooperación público-público y público- privado.
- Hacer de los procesos de recuperación y revitalización procesos vivos, tanto desde el punto de vista de la socializacióny la comunicación, como del aprovechamiento de los tiempos de transición mediante la generación de usos y actividades efímerasen acuerdo con los propietarios (públicos o privados) por un lado y agentes sociales y culturales/creativos, por otro, evitando vacíos urbanos.
- Cualificar la gobernanza pública del patrimonio, basada en los principios de transdisciplinariedad, transversalidad, transparencia, transferencia y transcendencia. Documentar todos los procesos como forma de generar aprendizaje y conocimiento compartido.
- Formar parte activa de redes nacionales e internacionalesy adoptar herramientas de planificación cultural y urbana que permiten el contraste y aprendizaje entre ciudades, tales como la Red de Patrimonio Mundial o de Ciudades Creativas de la UNESCO o la Agenda 21 de la Cultura de la CGLU.
- Desarrollar estudios de impacto económico territorial del patrimonio(a partir de los efectos directos, indirectos e inducidos) considerando no solo los beneficios sino también los costes derivados de la explotación económica del mismo.
- Identificar posibles vías nacionales e internacionales de cooperación técnica y de financiación, tanto de estudios previos, actuaciones infraestructurales como de proyectos concretos ligados al patrimonio o a los entornos urbanos de este.
Columna publicada originalmente en Blog del BID