Se construyen miles de casas populares, de multifamiliares […] pero no se ataca el problema en su esencia misma. Si [se ha proclamado…] que se considere como derecho de cualquier hombre el tener su morada, no tienen razón los que dan cualquier morada al hombre… Vladirmir Kaspé
La vivienda es un sector fundamental para impulsar el crecimiento social y económico de México. La producción y construcción de vivienda contribuyen de manera notable a la actividad económica, tanto por la parte del empleo como por los insumos empleados, que en su gran mayoría son de origen nacional. Desde la perspectiva social, es un elemento fundamental para la formación del patrimonio de las familias, ayuda a reducir las desigualdades y posibilita mejorar la calidad de vida de la población.
La vivienda, es una actividad que aportó tan sólo en 2017 el 6% del Producto Interno Bruto en México el (Cuenta satélite de vivienda de México INEGI 2017), genera alrededor de 3 millones de empleos y demanda en su mayoríabienes e insumos nacionales de 78 actividades económicas, por lo que aúnante escenarios poco favorables para el desarrollo del país, el sector de la vivienda juega un papel importante como motor de la economía doméstica.
Además de su contribución al desarrollo económico del país, también juega un papel importante como satisfactor para los hogares mexicanos. Actualmente existe una gran demanda habitacional no satisfecha estimada en aproximadamente 8.9 millones de viviendas, gran parte de ella proviene de los sectores de bajos ingresos, no incorporados al sistema de seguridad social. De acuerdo con datos la Organización Internacional del Trabajo (2014), cerca de 60 % de los trabajadores en México se desempeñan en empleos informales. Creando barreras invisibles para acceder a un crédito de vivienda reflejándose en que 66.5 % de la población en México hace uso de sus propios recursos para financiar la compra o construcción de su vivienda, mientras que solo 2 de cada 10 mexicanos tuvo acceso a un crédito del INFONAVIT o el FOVISSSTE, el 6.2 % utilizó un crédito de bancarizado, 2.8 % accedió a un crédito de alguna otra institución financiera; y 3.5 % recibió un préstamo de alguna persona física (INEGI, 2016).
Con la finalidad de proveer vivienda adecuada y digna a las familias y fomentar ciudades sostenibles, inteligentes, seguras, resilientes y compactas, se deben implementar diversas estrategias para transitar hacia un modelo de desarrollo urbano eficiente y próspero que abata el rezago de vivienda y promueva una mejor coordinación interinstitucional para el impulso del desarrollo regional, urbano y de vivienda.
Las acciones desarrolladas para controlar la expansión de las manchas urbanas a través de la política de vivienda, además del uso eficiente del suelo interurbano debe lograr establecer bases sólidas para impulsar el tránsito a un modelo urbano que asegure la conformación de ciudades sostenibles, aprovechar los recursos y la infraestructura existente, así como utilizar terrenos aptos y mejor ubicados, que facilita la movilidad, eleva la calidad de vida de sus habitantes y fomenta el acceso a una vivienda digna.
A través del financiamiento de la vivienda social en México se ha logrado orientar el desarrollo territorial y urbano del país, sin embargo no se ha evitado un crecimiento desordenado de las ciudades. Durante los últimos años mediante el programa de acceso al financiamiento, priorizó soluciones habitacionales en función de su calidad y ubicación lo que permitió que la población beneficiada se encontrará en el entorno disponibilidad de infraestructura, equipamientos y servicios urbanos ya instalados a través de Programas como fue el Programa de la Consolidación de las Reservas Urbanas que en muchos casos logró mejorar significativamente la vida de sus beneficiarios.
“No debemos olvidar que como arquitectos o funcionarios públicos, antes que diseñar y proponer líneas para conformar proyectos arquitectónicos o políticas de vivienda, debemos pensar que trabajamos y construimos para gente de escasos recursos, donde se requiere administrar los recursos eficientemente y no malgastarlos proyectando caprichos”.
Hacer frente a los problemas públicos derivados de una planificación insuficiente de las ciudades mexicanas, entre los cuales, la expansión irracional de éstas, es uno de los más relevantes por sus consecuencias en el bienestar y calidad de vida de las poblaciones con menores recursos que habitan las áreas urbanas del país.
Esta situación propicia entre otros males públicos, la exclusión social de los sectores con menores ingresos, al circunscribirlos a habitar en las periferias de las manchas urbanas, comúnmente bajo condiciones de riesgo por la eventualidad de contingencias ambientales.
Estas condiciones generan inequidad y desigualdad entre los habitantes, al diferenciar el aprovisionamiento de vivienda, servicios de infraestructura y equipamiento, dificultando la movilidad de sus habitantes, lo que contribuye al deterioro de las condiciones ambientales del medio natural y de la calidad de vida de la población.
La responsabilidad más que ser de los desarrolladores o los banqueros, es de las autoridades gubernamentales de todos los niveles que en la esquizofrenia del poder, crearon auténticos guetos con consecuencias que aún no terminamos de sufrir. Ejercieron una violencia sistemática y sin rostro sobre los más desprotegidos y alejados de la posibilidad de ejercer sus derechos.
Bajo este escenario, el promover el desarrollo de los sectores de la construcción y la vivienda deben ser un elemento esencial de la estrategia de la política sectorial de vivienda en México. Ambos son sectores altamente generadores de empleos, que se constituyen en motores del crecimiento de la demanda interna, reduciendo la sensibilidad ante fluctuaciones en la economía internacional. La construcción mantiene una vinculación directa con el desarrollo de una infraestructura moderna y eficiente y con la producción de satisfactores para demandas sociales como la vivienda.
La vivienda constituye la base del patrimonio familiar y es el centro de la convivencia y desarrollo social. Una vivienda de calidad, con certidumbre jurídica sobre su propiedad, permite a las familias generar mayor riqueza, tanto para las generaciones actuales, como para las futuras.
Sin duda el bienestar de los habitantes, actuales y futuros, de las ciudades de México depende de las decisiones que tomemos hoy. El rompimiento con el viejo modelo rentista debe impulsar la consolidación urbana para propiciar ciudades compactas, sostenibles, prósperas y resilientes, dependerá en buena medida de la eficiencia en la coordinación de los tres órdenes de gobierno y de la concertación con los sectores social y privado.