Llega noviembre y llega mi fiesta preferida de la ciudad: La Fiesta de las Colectividades. Existe desde 1985 ininterrumpidamente y desde que recuerdo, siempre que estuve en Rosario también asistí ininterrumpidamente. No me la pierdo por nada.
Es la fiesta popular no sólo más importante de Rosario sino también de su región y este año está cumpliendo su 32° edición. Es una fiesta donde más de 50 colectividades muestran durante 10 días su cultura: costumbres, danza, música, y gastronomía.
¿Por qué me gusta tanto? Primero porque me enseña y recuerda la historia de mi ciudad, quiénes la fueron poblando y cómo fue creciendo. Una ciudad que hoy en día celebra que todas esas colectividades la hicieron ejemplo de convivencia. Es una fiesta que conmemora año tras año nuestra identidad de ciudad de inmigrantes. Identidad y Convivencia, eso es lo que para mi representa.
A su vez es un hermoso lugar de encuentro. Es una fiesta que la recorren y de la que participan más de 500 mil personas, donde todas las clases sociales de la región se sientan en la misma mesa a degustar platos típicos, a compartir, donde las diferentes culturas dan lecciones de convivencia. El claro ejemplo de ello fueron las veces que a Israel y a Palestina les asignaron stands contiguos y brindaron a todos los participantes lecciones de convivencia y paz. Es un motivo de orgullo para la ciudad y sus ciudadanos, es una fiesta construida por las propias colectividades que se preparan todo el año para el evento y llegada la fecha demuestran cómo mantienen sus raíces. Es una fiesta que nadie quiere perderse.
Desde hace unos años se sumó también como evento relacionado La Noche de las Colectividades, fiesta donde cada colectividad durante 2 días en el mes de septiembre, abre sus puertas de sus sedes a los ciudadanos para que conozcan su cultura desde adentro, brindar una opción gastronómica, cultural y de espectáculos típicos de sus regiones. Otro gran ejemplo de convivencia que es motivo de orgullo para los rosarinos. Si bien es una iniciativa que lleva poco años ya tiene un gran número de participantes en cada edición y su siguiente desafío es motivar a que durante ambas noches los asistentes recorran varias de las colectividades y por qué no, trasladándose de una a otra en bicicleta.