30% de las colillas mundiales terminan en el ambiente en ríos, lagos u océanos.
Ojoconlacolilla, para que la vía pública no sea un cenicero, es una nueva estrategia de la campaña Ecohouse que busca que los habitantes de la capital argentina aprendan a depositar de manera correcta las colillas de cigarrillo luego de su consumo.
Con esta estrategia, además de extender la invitación a adoptar un tacho para colillas, buscar que los porteños accedan a firmar la petición en change.org y/o difundir la campaña entre tus conocidos y a través de las redes sociales.
La apuesta de Ecohouse, igualmente, propone tomar conciencia sobre el impacto de las colillas de cigarrillo en tu salud y en el medioambiente, labor en la que todos los ciudadanos pueden aportar partiendo de una correcta disposición de las mismas tras su uso.
De acuerdo con algunos datos revelados por los impulsores de la campaña, 30% de las colillas mundiales terminan en el ambiente en ríos, lagos, océanos, e ingeridas por aves y animales terrestres y marinos.
Además, debido a que contienen acetato de celulosa, las colillas demoran entre 18 meses y 10 años en descomponerse, y no son biodegradables ni compostables, a pesar de que en algún momento se van desintegrando, los materiales tóxicos se mantienen en el ambiente.