Son varios los enemigos contra los cuales luchamos, algunos muy poderosos y a la vista, otros perversamente escondidos y negándose a sí mismos.
Hay gente que pregona el religioso ganarse el pan con el sudor de la frente pero, dudo que haya mayor necedad que tomar el camino largo cuando tenemos un atajo.
El poder hoy da como inexistente el debate y solo contempla el éxito de la ciudad compacta. Argumentan la reducción de los tiempos de viaje y los costos de los servicios (redes de luz, agua, gas…)
Lo malo de los esclavos de segunda generación es que no entienden de qué hablamos cuando les contamos de la libertad.
Hay quien invalida toda opinión que no provenga de un doctor con papers publicados fuera del país. Prefiero la contundencia de una prueba, que de por tierra con la argumentación del enemigo.
¿Acaso podrá la ciudad compacta demostrarnos lo económico de construir las líneas de subte que la Ciudad de Buenos Aires no construye por costosas? La relación de costos es superior al orden de magnitud, más de 10 a 1 es la diferencia.
¿Alguien en su sano juicio podrá elegir viajar bajo tierra respirando húmeda oscuridad pudiendo disfrutar del sol que se filtra entre los árboles?
La ciudad es una mentira toda. Los edificios no tienen razón de ser sin que antes hayamos hecho crecer artificialmente el costo de la tierra hasta valores exorbitantes. Cuesta creer que se diga que es más sencillo bombear agua hasta pisos superiores al décimo, distantes en más de treinta metros del piso. Viajar en vertical ascenso en cajas elevadas por motores eléctricos.
Hay que ser muy osado o muy cínico para hablar de costos de redes eléctricas en una Argentina donde la Energía Eléctrica viene de 1.600 km de distancia.
La Ciudad de Buenos Aires tiene túneles grandes como los del subte que bombean por kilómetros los excrementos hasta Berazategui, con bombas de alta tensión para tirarlos al río de donde se toma el agua para beber. Cuando el querido pozo ciego es la más sabia de las soluciones, desde siempre, ecológica y sustentable.
Construyen los edificios los mismos que manejan la tunelera que, es la misma para el Arroyo Maldonado o el soterramiento del FFCC Sarmiento. Viaductos de hormigón elevados para que los trenes no se crucen con los autos cuando el FFCC Roca cruza por los verdes parques de los Bosques de Pereyra para llegar a La Plata, la ciudad de las empedradas diagonales.
Si alguien quiere saber cómo creo yo debe ser una ciudad, que vaya a Quilmes, al Barrio de la Cervecería. Solo se ve verde, todo son hojas vivas de árboles que techan el barrio todo, a enredaderas que delimitan las parcelas de las casas.
Debidos lomos de burros tienen a raya a los autos que, por ahora, se los deja ingresar.
m.f.l.
