El ferrocarril es el futuro sostenible

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René Albisser
17 marzo, 2021 - Movilidad

El Parlamento Europeo designó este año 2021 como el Año Europeo del Ferrocarril. Tal decisión está relacionada con los esfuerzos de la UE para promover formas de transporte sostenibles y lograr la neutralidad climática para 2050 a través del Pacto Verde Europeo. Este pacto persigue, por ejemplo, una reducción del 90 % de las emisiones asociadas al transporte de aquí a la fecha señalada.

Las distintas actividades organizadas durante el 2021 en el viejo continente vienen girando en torno al ferrocarril, con el objetivo de fomentar su uso, tanto por los ciudadanos como por las empresas.

En el caso de la Unión Europea, el ferrocarril es responsable de menos del 0,5 % de las emisiones de gases de efecto invernadero asociadas al transporte, es decir, se trata de uno de los medios de transporte más sostenibles.

Pero este bajísimo porcentaje es posible por una circunstancia: el ferrocarril es el único medio que ha reducido sus emisiones desde 1990 y hoy gran parte de la red se encuentra electrificada en casi todo el continente, con algunas excepciones como, por ejemplo, España, donde hay tramos en los que los trenes se mueven todavía con gasoil.

Pero sorpréndanse amigos lectores, con toda la historia y la vanguardia que tienen los europeos en materia de transporte ferroviario, solo el 7 % de los pasajeros y el 11 % de las mercancías, aproximadamente, viajan en ferrocarril. En este último ítem, todavía un 75 % de las mercancías se transportan por carretera.

Las infraestructuras y modelos de negocio de muchos ferrocarriles europeos son obsoletos. También los costos de mantenimiento son altos. Aquí se encuentran quizás dos de los mayores desafíos para el conjunto de la Unión. Sin embargo, este año representará un importante avance hacia la consecución del espacio ferroviario europeo único, esto es, una red ferroviaria europea más eficiente y una movilidad transfronteriza ininterrumpida. Esto último con la Red Transeuropea de Transporte (RTE-T).

Este caso europeo es ejemplar. Pero que les parece el de China, que proyecta aumentar el tamaño de su red de alta velocidad a 70.000 km para 2035 y también la red para el transporte de mercancías.

Los chinos planean una nueva línea ferroviaria ubicada en la región del sur, cuyo destino final sería Europa atravesando Turquía e Irán, países de Asia Central y evitando cruzar por Rusia. Precisamente, este ferrocarril ha conectado a China con Irán desde 2018. Geográficamente, esta ruta es la más similar a la antigua Ruta de la Seda, una ruta de comercio que servía de paso para las caravanas de camellos provenientes de Asia Central con dirección al este del Mediterráneo. Aunque con líneas férreas como esta no parece que los chinos quieran reemplazar el transporte marítimo de mercancías, sí pretenden ser una opción complementaria sólida.

Ambos ejemplos, guardando las distancias y los contextos, son útiles para motivar el debate en América Latina hacia el resurgimiento del sector ferroviario. No puede esta región seguir rezagada ni en el montaje de nuevos ferrocarriles ni tampoco en la transición verde de los pocos existentes. Proyectos de estos son intensivos en generación de empleo, elemento vital para la reactivación y la recuperación económica luego de la pandemia del COVID-19. Hay que comenzar ya. La Unión Europea nos muestra con el Año Europeo del Ferrocarril que este medio es el futuro sostenible. Porque como lo dijo la comisaria europea de Transportes, Adina Vălean y aplica para cualquier región del mundo: ¡El ferrocarril ofrece todo esto y mucho más!

Hasta pronto y gracias por su lectura.