Movilidad y Género fue el espacio del FMB7 para visibilizar esta mala práctica que, gracias al trabajo de investigadoras peruanas, desde 2015 generó una ley para prevenirla y sancionarla.
Un estudio realizado en 2012 evidenció que en Perú, siete de cada 10 mujeres habían sufrido de acoso sexual callejero y que además en Lima metropolitana, nueve de cada 10 mujeres padecieron esa violencia.
A partir de esa investigación nació el colectivo y hoy organización civil ‘Paremos el acoso callejero’ que este viernes participó con su Coordinadora de Proyectos, Sheridan Medina Cabrera, en las charlas de las mesas temáticas del séptimo Foro Mundial de la Bicicleta FMB7 que se realiza esta semana precisamente en Lima.
Movilidad y Género: biciactivismo sobre políticas de protección de género y poblaciones vulnerables fue el marco para la charla de Medina Cabrera, quien señaló que a partir de esa investigación, en 2015 lograron la aprobación de la Ley N°30314 ´Para prevenir y sancionar el acoso sexual en espacios públicos’ que estipula sanciones para quienes ejerzan estas prácticas.
La ley definió el acoso sexual callejero como la conducta física o verbal de naturaleza o connotación sexual realizada por una o más personas contra otra u otras, quienes no desean o rechazan estas conductas por considerar que afectan su dignidad o derechos fundamentales como la libertad, integridad y libre tránsito, creando en ellas intimidación, hostilidad, degradación, humillación o un ambiente ofensivo en los espacios públicos.
Además de ello, definió también una serie de obligaciones para cuatro Ministerios que deberían trabajar desde sus ámbitos, en la prevención, atención y creación de sanciones contra el acoso y los acosadores.
“En 2012 nos dimos cuenta que lo que pasaba en las calles no necesariamente tendría que estar. Si bien normalizado, no tiene por qué estar bien pues nos suscitaba cierto malestar”, recordó Medina para referirse al cambio de perspectiva dado en su sociedad que hasta entonces consideraba el acoso como simples piropos.
La investigación de ´Paremos el Acoso Callejero’ “evidenció que era un problema cultural, social y que era un tipo de violencia. En ese momento la socióloga Elizabeth Vallejo fue la primera persona que denominó estas prácticas como acoso sexual callejero porque antes era piropo”, agregó Medina Cabrera.
Desde entonces, en ´Paremos el acoso callejero’ han venido trabajando para prevenir esas prácticas y cambiar la cultura con una perspectiva que ella misma denomina ‘horizontal’ para que hombres y mujeres, unidos, reconozcan el problema y se pueda trabajar en su solución.
Para la experta, durante las jornadas de capacitación o talleres que dicta su organización, se evidenció que muchas de las conductas que se consideran acoso sexual callejero, para los hombres eran conductas normalizadas como decirle guapa en las calles o interceptarla.
“Muchas veces se habla de feminismo, de violencia, que se quiere hacer el cambio satanizando, culpabilizando. Nos hemos dado cuenta que cuando trabajamos en espacio reales lo que funciona para reconocer el problema, para sensibilizar a los hombres, es mantenernos en una horizontalidad que nos permita dialogar, reconocernos parte de una sociedad que nos ha formado de esta manera”, explica.
Agrega la integrante de la organización civil que, a partir de la investigación de Vallejo y luego la del Instituto de Opinión Pública de la Pontificia Universidad Católica, se determinó que el acoso es un problema urbano, de género y de percepción ya que tanto hombres como mujeres perciben de distinta manera el concepto de violencia e incluso el concepto de lo que es considerado espacio urbano desde el punto de vista femenino o masculino.
Finalmente, Medina Cabrera explica que otra investigación de tipo psicológico sobre el acoso, hecha exclusivamente con hombres, evidenció que estos sienten como normal manifestarse sobre las mujeres o personas que ocupan el espacio público. De esta manera se buscó tener la mirada masculina de un problema que aún persiste en las calles peruanas, pero que gracias al trabajo de colectivo como ´Paremos el acoso callejero’, ya tiene mayor peso en el escenario social de Lima y otras ciudades.