La cadena humana convertida en ciclorruta

La cadena humana convertida en ciclorruta

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LA Network
1 abril, 2018 - Ética Ciudadana

Un grupo de universitarios de Cali (Colombia) organizó una cadena humana cuyo impacto hizo que el gobierno municipal construyera una ciclorruta en una zona de la ciudad. Un ejemplo de ciudadanía sostenible.

La cadena humana convertida en ciclorruta
Cadena humana de estudiantes del colectivo BiciJaveriana. Foto: Cortesía

La cadena humana, esa acción que ha unido las manos y las voluntades de hombres y mujeres a través del mundo para realizar rescates que salvan vidas, manifestarse, protestar y en general producir transformaciones en cualquier situación; ahora le sirvió a los universitarios activistas por la bici urbana de la ciudad colombiana de Cali, para ganar espacios seguros para los ciclistas.

Este caso de éxito de ciudadanía activa y sostenible vio sus resultados cuando en febrero de este año la Alcaldía de Cali puso en servicio una ciclorruta segregada de 9,3 kilómetros de extensión en la Avenida Cañasgordas, en un sector universitario por excelencia de la ciudad.

Ello sucedió luego de que en los meses de septiembre y octubre del año anterior, cerca de 20 universitarios del colectivo BiciJaveriana realizaran dos jornadas de ‘Cadena Humana por la vida en la vía’, para reclamar la berma o espacio de poco más de un metro adyacente a los carriles y que en horas pico eran usada también por el tráfico motorizado.

“La avenida cuenta con dos carriles y la berma estaba siendo utilizada como carril para carros ya que el flujo vehicular es muy alto, la usaban como un tercer carril. Así, el ciclista quedaba excluido de la vía y como no hay aceras les tocaba circular por el césped y ocurrieron muchos accidentes”, explicó David Alejandro Rodríguez, líder del colectivo universitario fundado en 2015.

Tras reflexionar en la cadena humana como la estrategia ideal para reclamar el espacio, los estudiantes y activistas decidieron realizar las acciones en la hora de más tráfico en las mañanas, entre 6:30 y 7:30 am.

Las intervenciones recibieron aplausos y felicitaciones de peatones y ciclistas, aunque también el rechazo y los insultos de conductores que pedían el espacio para circular en esas horas de alto tráfico; sin embargo, tras la jornada de octubre, la Administración Municipal ya estaba atenta y en consecuencia, con un enfoque de dar prioridad a los modos de transporte no motorizado y para dar pasos en la configuración del Sistema Integrado de Transporte; dio inicio a las obras de segregación.

La implementación arrancó en noviembre del año anterior con inversiones por $6.900 millones de pesos (allí y en otra ciclo-infraestructura en Andrés Sanín, de 18.73 kilómetros).

“Fue una experiencia muy valiosa porque se le demostró a toda la comunidad que si uno participa como ciudadano, lucha por las necesidades y el Gobierno acoge sus sugerencias, recomendaciones y también aporta, las cosas se dan. Si los ciudadanos nos quedamos quietos y no somos proactivos ni proponemos, las cosas no van a cambiar”, reiteró Rodríguez, estudiante de Economía de la Universidad Javeriana y quien destacó que ya su colectivo se acerca a los 200 integrantes.

Aunque en la ciudad se generó polémica por la ciclorruta en este sector y los automovilistas advierten de aumentos de cerca de 20 minutos en sus trayectos normales, la bicicleta urbana está ganando los espacios para generar una ciudad con movilidad sostenible.

Jornada matinal de la cadena humana en Cali. Foto: Cortesía

De hecho, Cali cuenta con en la actualidad con cerca de 50 kilómetros de ciclo-infraestructuras y la Administración ha estructurado un plan para implementar más de 220 kilómetros de espacios para la bicicleta urbana y de esa manera, invertir la pirámide de la movilidad que antes daba prioridad a los vehículos.

En ese sentido, el alcalde de la ciudad, Mauricio Armitage, ha recalcado que esos espacios no son solo una contribución a la movilidad de la ciudad sino una deuda con los sectores sociales de escasos recursos que requieren más opciones económicas, saludables y seguras de movilizarse en una ciudad que cuenta con el beneficio de una topografía en su mayor parte plana.

Las universidades, foco de impulso de la bici

“El movimiento estudiantil ya está participando en la toma de decisiones para la comunidad universitaria”, relata el líder activista y estudiante javeriano David Alejandro Rodríguez.

Comenta que además de la ciclorruta, en su universidad, la Javeriana, se les ha dotado de duchas, lockers y más bici-parqueaderos, en un verdadero ejemplo de sintonía con la tendencia de la bicicleta urbana y la movilidad sostenible.

Además de ello, en esta institución funciona el primer sistema de bicicletas compartidas, con patrocinio de la empresa privada y que es un modelo ya expandido en las ciudades de Latinoamérica a nivel público, que tiene en este pequeño sistema interno (por ahora es exclusivo para los estudiantes de la Javeriana), una semilla. A esto se suma que las universidades vecinas -Icesi, del Valle, San Buenaventura-, ya cuentan con colectivos que unidos están logrando un mayor impulso de la bici.

Incluso la experiencia de BiciJaveriana con su cadena humana, fue invitada al Foro Mundial de la Bicicleta 2018 en Lima (FMB7) donde colectivos ciclistas del nivel de la Masa Crítica de San Francisco (EE.UU.), aplaudieron la acción universitaria que espera implementarse en otras ciudades del mundo para promover espacios para la bici urbana y la seguridad de los ciclistas.

“Ya no hay excusas para montar en bicicleta y ya muchas personas al ver que es económica, que tiene salud, que ahorra tiempo en los trancones y que la universidad también le mete infraestructura,  bici-parqueaderos; entonces las condiciones se están dando perfectamente para que las personas hagan el cambio del modo del carro a la bicicleta”, concluyó Rodríguez.