En Latinoamérica, solo con visión de largo plazo tendrán futuro las ciudades

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LA Network
16 octubre, 2016 - Hábitat y Desarrollo Urbano

Dialogamos con Soraya Azán, ejecutiva de la CAF, sobre algunos de los temas más complejos que se abordarán en Hábitat III y para los que, en algunos casos, no hay aún receta ni pócima mágica

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Habla con la propiedad que le da su vasta experiencia de casi 20 años recorriendo toda Latinoamérica apoyando a las ciudades y a los gobiernos en la implementación de soluciones de transporte urbano. Y también es inevitable sentir en sus palabras el entusiasmo y la pasión propia de una adolescente comenzando su carrera de arquitecta y soñando con un mundo mejor. La venezolana Soraya Azán actualmente se desempeña como Ejecutiva Principal de Movilidad y Transporte en la Vicepresidencia de Infraestructura del Banco de Desarrollo de América Latina CAF y participó recientemente en Medellín en el Foro de Ciudades Bajas en Carbono. Con la vista puesta en Hábitat III, LA Network dialogó con ella para comprender mejor los desafíos que afrontan nuestras ciudades latinoamericanas y que necesitan mucho más que buenas intenciones para ser enfrentados. Justamente Hábitat III será escenario para la discusión de estos temas, algunos de ellos insondables.

¿Mencionaba en su presentación lo imperativo que las ciudades sean pensadas en el largo plazo. ¿Por qué es importante una planeación de largo plazo?

Sí, tenemos ciudades latinoamericanas que planean a largo plazo. Lo difícil es cumplir a largo plazo, dado que nuestros periodos de gobierno local son cortos, entonces es muy frecuente que se corten los procesos. Tener el largo plazo nos permite construir proyectos duraderos. Es muy complicado en tres o cuatro años llegar a proyectos culminados. Ese es fundamentalmente el punto: la planeación a largo plazo en mínimo diez años, es lo que uno espera para llegar a consolidar algún proyecto interesante. Entonces, se trata de eso, de concertar, de entender que el plan a largo plazo va más allá del periodo de gobierno; si pudiéramos desligarlo de eso y pensar más en ciudad, independientemente de quien sea el próximo gobernante, sería lo ideal. El propósito es la ciudad y construir ciudad.

¿Y cómo lograr que los políticos entiendan eso?

Sí, eso amerita mucha madurez política, no es fácil pero sí se ha logrado. Tenemos ciudades en las que sí, con la participación ciudadana, se llegan a pactos de ciudad en donde al menos las cosas medulares o los nortes que estas ciudades tienen para los próximos 20 o 30 años se conciertan independientemente del momento político o del gobernante de turno. Yo creo que sí se puede, tanto la empresa privada aliada a la ciudadanía con claridad de hacia dónde va su ciudad puede un poco posicionar esto. Yo creo que sí se puede mantener el plan a largo plazo.

Otro asunto complejo es lograr la articulación en los niveles central, regional y local, porque a veces las ciudades tienen mucho empuje, mucho interés y tienen la estrategia, pero desde el nivel central no hay el mismo nivel de entusiasmo ni de compromiso. ¿Qué hacer?

Sí, es complejo, la verdad es muy complejo. Es un tema que estoy dándole vueltas ahora que volví a revisar la agenda urbana, es súper necesario. Yo creo que hemos encontrado como caminos para sentar a estos diferentes niveles. Nosotros en particular lo hemos probado: a veces vamos a la región o vamos a la municipalidad e invitamos a alguien de nación, eso lo hacemos en los países latinoamericanos. Venga, escuche para que sepa lo que está haciendo llámese Medellín o Bucaramanga. Hay que crear mecanismos distintos a los que ya existen, porque el que está en nación está en su conjunto de tareas, en el sitio donde le corresponde trabajar y le es muy difícil anclarse o conectarse con frecuencia a lo que la región o la ciudad están haciendo. De nuevo el tema de la innovación, aquí debemos cambiar esta forma en la que venimos trabajando y es una de las cosas que más resaltaba que Naciones Unidas nos pone por delante con la nueva agenda, o sea, hay que hacer cosas diferentes. Existen de forma incipiente estos mecanismos de unir esfuerzos bien sea por cooperativismo o porque montemos formatos en que la ciudad va a la nación, pero la nación con recurrencia se sienta también con la ciudad. Hay que buscar otras formas, hay que romper la manera en la que venimos trabajando y definitivamente es innovando. De nuevo, yo creo que se puede pero no es un tema sencillo, es un tema complejo.

Sobre el compromiso de los ciudadanos, ¿cómo lograr que se apropien de estos temas que todavía parecen lejanos para ellos, pero son totalmente pertinentes?

Es un tema de educación ciudadana y nos falta mucho. Nosotros insistimos en que hay que trabajar con los niños para que desde pequeños la ciudad sea de ellos. Si la ciudad es del niño y él se la apropia, no hay por qué estar tocándole la puerta a una institución que responda o no, o sea, él se ocupa de su ciudad, ese parque es de él, la calle es de él. Creo que las iniciativas más importantes que dan frutos en las siguientes generaciones tienen que ver con eso, con ciudadanía, con que nuestros niños y jóvenes compren la idea que esa ciudad es de ellos. ¿De dónde venimos? De una costumbre de que esos problemas son de la alcaldía, entonces mando el reclamo para allá, yo no tengo nada que ver, independientemente de que pague o no pague impuestos, ese no es mi problema. Y eso ya cambió, ya no es así, ya gran parte de la sociedad entiende que si no se involucra, si no actúa, si no decide, si no propone, si no mide lo que está pasando no va a cambiar nunca la situación; esa gran mentira de que es responsabilidad del gobierno local únicamente eso está superado, pero tenemos que educar, porque definitivamente es un tema de que la mayoría no lo ve así.

Desde su trabajo en CAF ¿tiene algún referente de empoderamiento ciudadano para replicar?

Pues, hay de todo, y la diversidad de nuestras ciudades nos plantea cosas chéveres. Yo a Medellín le celebro muchas cosas, no es fácil tener planeación a largo plazo y Medellín los sitios importantes o algunos sitios los ha mantenido independientemente del gobierno de turno, eso lo celebramos. También, su capacidad de innovar. Medellín es sorprendente porque haber pasado por todo lo que pasó y lograr levantarse y seguir levantándose innovando, creo que esto hay que reconocerlo y esto lo ha exportado. Hay ciudades mexicanas muy interesantes en esto. Puedo resaltar a Guadalajara por el nivel de conciencia ciudadana que hay, o sea, los foros y las discusiones en Guadalajara son con la ciudadanía y en muchas ocasiones en distintos temas: agua, transporte, movilidad… es la ciudadanía la que va y le dice a la misma ciudadanía y a los políticos: “oiga, hemos visto esto, analizamos esto y creemos que este es el norte”. Entonces, yo creo que sí hay mucho, hay avances importantes en diferentes ciudades. A Perú le está faltando muchísima institucionalidad en este sentido, la ciudadanía no participa tanto, pero hay movimientos de jóvenes que vienen levantando, es un trabajo de largo plazo, no es un trabajo de corto plazo, pero creo que están pasando cosas. Y ponemos la mirada en ciudades intermedias. Las ciudades intermedias tienen un fenómeno importante de transformación, de involucrarse, de creer… quizás por el porte o el tamaño es más fácil trabajar en ellas. La misma ciudadanía se da cuenta de que empezamos por la infraestructura pero tenemos que poner parte nuestra y nuestro interés en que esto se resuelva. Entonces creo que mirar la ciudad intermedia en Latinoamérica es muy importante. Es completamente diferente, es como hacer todo más fácil, fluye, la gente se une más rápidamente y colabora. Creo que sienten un poca más suya esa ciudad que no es tan grande, entonces es más fácil involucrarse. Pero, no, aquí es un tema de educación y mucha paciencia.

Esta nueva agenda urbana habla del derecho a la ciudad, ¿en qué consiste?

Ha sido complicado esto porque el documento el Derecho a la Ciudad sonó muy fuerte para algunos gobiernos, en el sentido de qué significa eso, hasta dónde me compromete porque es un principio muy fuerte, pero entiendo que lo que Naciones Unidad dice, apuntando a la equidad, “esta ciudad tiene que ser de todos”. Si usted está en silla de ruedas, si usted es bajito, si usted es de color amarillo, esta ciudad tiene que ser por igual para todos. Es muy amplio y eso se ha tratado de dimensionar, de acotar por así decirlo, pero ese es el norte y es un poco la preocupación de Naciones Unidas. No podemos seguir con tanta exclusión, tenemos que vencer la inequidad, no puede haber más pobreza, o sea, ya Naciones Unidas decreta que no debe existir la pobreza y trabajemos para superarlo, no, es un poco más fuerte el mensaje; entonces yo creo que el derecho a la ciudad para todos va en ese orden, pero hay que acotarlo porque es como muy grande esta cosa, pero es: todos cabemos, somos nosotros el centro de la planeación y de la ejecución, todos tenemos que estar aquí; sobretodo mirando el mundo global: el tema de las migraciones es grave, el tema de la exclusión bien sea por racismo o por lo que sea está siendo muy fuerte y Naciones Unidas tiene que mandar un mensaje como concertador a eso: “a ver, pongámonos de acuerdo, pero cabemos todos”.

En conclusión, Latinoamérica tiene enormes retos y tenemos que trabajar en ellos…

Latinoamérica es un paraíso y a veces uno se pone triste, pero siempre sale adelante. Yo que tengo tiempo siguiéndola creo que los avances son importantes y eso hay que celebrarlo, pero necesitamos más a la ciudadanía, no podemos estar hechos a un lado, ya hay demasiado ejemplos de cosas que en la ciudadanía se han logrado, hay que seguir trabajando en esa línea.