¿Podrá el arte salvarnos?

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LA Network Ciudades
13 julio, 2017 - Cultura
Foto: Humanese

Por Humanese.co

Como lo anunciamos hace unas semanas, visitamos la ‘Biennale de Venezia’ y ofrecemos nuestras reflexiones de esta experiencia, en exclusiva para La Network:

Caminar en una ciudad libre de automóviles en nuestra era es realmente extraño. De hecho, muchos piensan que ya es algo imposible. Venecia -la Serenísima- es una de las ciudades detenidas en el tiempo donde solo existen los peatones y las bicicletas, una pequeña urbe donde el transporte colectivo fluye sobre el agua, y en donde los míticos gondoleros abundan entre sus canales.

Por primera vez, decidimos visitar la Bienal de Arte de Venecia. Esta edición 57 comisariada por la francesa Christine Macel, bajo el nombre “Viva Arte Viva” expone obras en los Jardines (29 pabellones), en el Arsenal (24 pabellones) y fuera del recinto (32 pabellones alrededor de la ciudad).

Lo remarcable:

Foto: Humanese

Tres muestras valiosas que sobresalen.

  1. “The Absence of Paths”; una performance de Túnez – que por primera vez en 50 años tiene su propio Pabellón- en donde entregan un pasaporte universal a cada visitante, para recorrer el mundo libremente.
  2. La muestra de Sudáfrica con dos video-instalaciones sobre el horror de las guerras y los testimonios de refugiados, a cargo de Candice Breitz y Mohau Modisakeng. En ésta los actores Alec Baldwin y Julianne Moore narran testimonios de exiliados, mirando fijamente a la cámara.
  3. Y por su llamativo colorido, la majestuosa obra de Sheila Hicks mezclando arquitectura, con diseño, confección y costura en unas gigantescas bolas de colores.

Una iniciativa interesante es la “Tavola Aperta” que consta de espacios de intercambio entre los artistas y el gran público. Este y muchos otros eventos de interacción son vitales dentro de una Bienal; espacios de encuentro, de reflexión y de comprensión para encontrar caminos hacia la co-creación.

Lo latinoamericano:

Foto: Humanese

Nos topamos con interesantes pabellones latinoamericanos. El argentino, a cargo de Claudia Fontes cuenta con una instalación de un enorme caballo, que insinúa la idea de construir una narrativa alternativa para nuestro futuro como especie. El mexicano Carlos Amorales invita a recrear un alfabeto musical, Perú exhibe un artivismo político como “País del Mañana” por Juan Javier Salazar, el chileno -con el proyecto “Werken”- consta de una instalación de 1500 máscaras mapuches Collón por Bernardo Oyarzún, y Venezuela hace un homenaje al maestro Juan Antonio Calzadilla en su histórico pabellón propio dentro de los Jardines. Infortunadamente, la participación de Colombia brilla por su –total- ausencia; ¡doloroso!

Foto: Humanese

Lo polémico:

Foto: Humanese

Resaltamos algunos hechos polémicos de la Bienal:

  1. Ernesto Neto instaló un Cupixawa -lugar sagrado para los indígenas Huni Kuin- aquí nos detuvimos y no logramos entender si era un lugar de descanso y distracción para turistas o si realmente era una obra del Pabellón Shaman.
  2. El reconocido islandés Olafur Eliasson, causó debate ético por haber recreado un taller/estudio “Green Light” ocupado por un grupo de refugiados para trabajar sus lámparas escultóricas, que luego han sido vendidas para un proyecto de caridad.
  3. La obra escultórica “Support” en el Palazo Ca’ Sagredo, del romano Lorenzo Quinn envía un poderoso mensaje sobre el cambio climático. La gran amenaza de Venecia es el nivel del agua, la ciudad se está hundiendo y no se toman las medidas necesarias para prevenir la catástrofe. Quinn esculpe dos manos de un niño que insinúan la llegada del apoyo requerido para evitar la inundación, precisamente desde el agua.

La crítica:

Sentimos que esta Biennale no cumplió con las expectativas. Quizá eran muy altas, pero a nuestro gusto no se cumplió con el objetivo de desatar un llamado a la acción hacia los urgentes retos que tiene hoy Venecia y el mundo en general. Por ejemplo, con respecto al cambio climático, se perdió una oportunidad única para contribuir a posicionar el tema en la agenda internacional. Algo similar se vivió con respecto a la migración a la guerra y a la posverdad.

Macel soñó una Bienal como un grito apasionado por el arte y la posición del artista, diseñada con los artistas, por los artistas, y para los artistas. Sin embargo, la Bienal no deja un mensaje claro, sus ideas son atomizadas y débiles, con obras centrales que frecuentemente exhiben poca fuerza y capacidad para cuestionarnos y despertarnos con respecto a la gran pregunta vital: ¿cómo puede el arte ayudar a salvarnos?

La declaración final:

Foto: Humanese

 Más allá de la Bienal, la experiencia de vivir Venecia por unos días realmente es extraordinaria. La majestuosa presencia del mar Adriático (y la laguna de Venecia), la arquitectura antiquísima, sus angostos callejones y pequeños puentes la convierten no solo en una ciudad estéticamente preciosa, sino también en un espacio sin igual en el planeta. Venecia es una ciudad que tiene la capacidad mágica de hacernos viajar siglos atrás, para recordar la importancia de analizar el pasado y preservar los legados, como componente fundamental para humanizar nuestro futuro.

Sobre la ‘Biennale de Venezia’:

Entérate de los artistas y sus obras: http://www.labiennale.org/it/arte/esposizione/artisti/index.html

Descubre los pabellones:

http://www.labiennale.org/it/arte/esposizione/partecipazioni-nazionali/

Si quieres visitarla, tienes hasta el 24 de noviembre del 2017; te recomendamos mínimo 3 días enteros para lograr apreciar los Jardines y el Arsenal.