En la búsqueda de productos exitosos en el mercado, la industria de alimentos se ha valido de estudios para identificar acciones que le permitan aumentar las ventas, las cuales incluyen modificaciones de productos, diseños de empaques, desarrollo de experiencias en puntos de venta y muchas otras. ¿Por qué los esfuerzos institucionales para implementar una nutrición saludable no se ven reflejados al momento de hacer una compra?
Foto de Trang Doan: https://www.pexels.com/es-es/foto/frutas-en-rodajas-surtidas-en-cuenco-de-ceramica-blanca-1092730/
Para la profesora María Fernanda Lara, del Centro de la Comunicación Humana de la Facultad de Medicina Universidad Nacional de Colombia (UNAL), una explicación a dicha pregunta se puede encontrar en la neurogastronomía, ciencia que estudia la manera como el cerebro crea la percepción del gusto y cómo es usado para la industria de los alimentos.
“Son variadas las estrategias que se utilizan desde la neurogastronomía para vender alimentos ultraprocesados o con alto contenido de calorías, grasas trans y azúcares, dado que muchos de los placeres que sentimos con los alimentos radican más en la mente que en la boca”.
Por ejemplo, se ha potenciado la sensación del crujido de las papas fritas para que se perciban como frescas, crujientes y ricas. Así mismo las bebidas rojas dan sensación de ser más dulces, y los alimentos azules o verdes dan la sensación de frescura.
“También sucede que cuando tenemos mucha sed, pensamos en tomarnos una gaseosa bien fría o con hielo, en vez de un vaso de agua, porque nos gusta la sensación que perciben nuestras papilas gustativas cuando entran en contacto con el gas”.
“De igual manera, en el caso de la vainilla, como el helado no tiene sabor por sí solo, se aumenta químicamente la intensidad de su aroma para que reemplace la del sabor”, explica la docente.
“Las personas incluyen estos productos en su canasta familiar por las siguientes razones: los sabores que manejan cierto tipo de sustancias aditivas, la publicidad y el mercadeo de estos productos –que es bastante agresiva– y el fortalecimiento de marca por parte de influenciadores como actores y deportistas famosos”, agrega.
Al respecto, la nutricionista dietista Olga Lucía Mora, experta en comunicación científica, menciona que “las redes sociales permiten que cualquier persona hable de diversos temas, y en el caso de la nutrición y la alimentación existen miles que comparten consejos, recetas, estrategias y suplementos alimentarios, entre otros”.
“Todo esto aumenta el riesgo de que circulen noticias falsas, mientras la comunicación de conocimiento científico sobre nutrición no tiene la misma exposición y tampoco logra cautivar audiencias”.
Agrega que “cerca del 30 % de las noticias falsas que circulan por internet son sobre alimentación, y se estima que estas se difunden a una velocidad 7 veces mayor que las noticias veraces”.
No son alimentos, son productos
La profesora Mercedes Mora, nutricionista de la UNAL, aclara que “es importante diferenciar lo que es un alimento de un producto comestible ultraprocesado”.
Foto de Karolina Grabowska: https://www.pexels.com/es-es/foto/frutas-cuberteria-queso-frambuesa-6660128/
“Un alimento es producido por la naturaleza y al momento de consumirlo conserva su matriz alimentaria, no contiene ingredientes adicionales; por el contrario, los productos comestibles ultraprocesados contienen entre 3 y 5 ingredientes, entre los más frecuentes están el azúcar añadido, el sodio o la grasa saturada industrializada, y además se les añaden sustancias preservantes”.
“También contienen colores y sabores que los hacen atractivos, en especial para niños y jóvenes, y su consumo está acompañado de publicidad no regulada en la que se ofrecen atributos falsos, es decir publicidad engañosa”.
Los alimentos ultraprocesados se caracterizan por tener un alto contenido de calorías, grasas trans y azúcares, los cuales se relacionan con la obesidad y con enfermedades cardiovasculares, diabetes tipo II e hipertensión, entre otras, llevándonos a una morbilidad y muerte.
El profesor Jhon Jairo Bejarano, del Departamento de Nutrición de la Facultad de Medicina de la UNAL, menciona que “Colombia, como otros países latinoamericanos, tiene un problema epidémico de obesidad en su población infantil, adolescente y adulta, que se convierte en un problema sanitario y social porque impide reconocer los alimentos saludables”.
En Colombia la prevalencia de sobrepeso y obesidad está determinada por la Encuesta Nacional de Situación Nutricional de 2018, la cual arrojó que en adultos entre 18 y 64 años se presenta un sobrepeso del 37,7 % y una obesidad el 18,7 %.
Los expertos señalan que es urgente implementar medidas regulatorias como la Ley 2120 del 2021 (Ley de la comida chatarra) y el impuesto a las bebidas azucaradas, con el fin de brindarle al consumidor una información clara, cierta, veraz y que promueva los alimentos naturales saludables.
Con información de la Agencia de Noticias UNAL