Queremos compartir con ustedes lo que será el principal foco de orientación en nuestro trabajo y nuestros contenidos. No podremos tener ciudades sostenibles sin tener primero ciudadanos sostenibles. Es nuestra misión y nuestra apuesta.
-Humanización-cotidianidad-colaboración- aprendizaje-
La ciudad es una forma de organización, constituída por su corporalidad- llamada urbe- pero sobre todo por su inmaterialidad- llamada comunidad- que es la que le otorga espíritu.
Hablar de ciudad sostenible, debe, sobre todo referirse a la acción y relación de los hombres que la constituyen, con su entorno y a la condición de subsistencia de dicho ecosistema.
Por eso es tiempo de reclamar una ciudadanía sostenible como concepto superior, no abstracto, que necesariamente pase por el corazón de cada individuo, en su identidad, su otredad y su habitabilidad, para que desde allí trascienda a los diferentes ámbitos de la comunidad.
No se trata de despreciar el poder de lo colectivo, sino de personalizar la realidad, así como de humanizar la cotidianidad.
La ciudanía es familiar, corporativa, social y cada vez más planetaria. Es un proceso de aprendizaje que nunca termina, porque siempre esta en construcción.
Una ciudadanía sostenible debe plantearse cuatro retos esenciales:
- El cuidado en la cotidianidad,
- El reconocimiento del otro en la colaboración,
- La habitabilidad en armonía con el ecosistema,
- Un aprendizaje sensible y constante.
Es pensar la ciudad como un lugar de encuentro humano: incluyente, amable y en armonía con su entorno.
Una ciudadanía sostenible está basada en un proceso de activación pedagógica desde lo individual a partir de tres dimensiones: identidad, otredad, habitabilidad. Y una construcción colaborativa que se desprenda en lenguaje, mirada y sensibilidad hacia ese ecosistema llamado ciudad. |