6 factores de la vida urbana que tienen efectos en la salud mental

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LA Network
23 enero, 2024 - Derecho a la ciudad

Vivir en las ciudades tiene unas ventajas evidentes, pero también plantea unos desafíos en términos de la salud mental de sus habitantes que deben ser tenidos en cuenta por los gobiernos locales y los planificadores.

La vida urbana ha experimentado un rápido crecimiento en las últimas décadas, transformando drásticamente la forma en que las personas viven, trabajan y se relacionan.  En la actualidad se estima que el 56 % de la población del mundo vive en ciudades y se espera que esta tendencia crezca, ya que la población urbana aumentará a más del doble para 2050, momento en que casi 7 de cada 10 personas vivirán en ciudades.

Mientras que las ciudades ofrecen oportunidades emocionantes y diversas, también imponen desafíos significativos a la salud mental de sus habitantes. Un estudio de 2023 aporta evidencia clara sobre los efectos de la vida urbana en la salud mental de adultos Aquí exploramos algunos de esos efectos de la vida urbana en la salud mental, analizando factores como el estrés, la soledad, la contaminación y la falta de contacto con la naturaleza.

Estrés:

Uno de los impactos más evidentes de la vida urbana en la salud mental es el estrés. Las ciudades, con su ritmo acelerado, congestión vehicular y presión constante, generan niveles elevados de estrés entre los residentes. La competencia laboral, la presión financiera y la búsqueda constante de éxito pueden contribuir a trastornos de ansiedad y depresión. Además, el ruido constante y la aglomeración pueden desencadenar respuestas fisiológicas negativas, afectando la calidad del sueño y la capacidad de concentración.

Soledad:

Aunque las ciudades están llenas de personas, la soledad es hoy un problema de salud pública real. La falta de conexiones sociales profundas en entornos urbanos puede llevar a la alienación y la depresión. Las personas pueden sentirse aisladas incluso rodeadas de multitudes, ya que la vida urbana a menudo fomenta interacciones superficiales en lugar de relaciones significativas. La tecnología, aunque conecta virtualmente a las personas, a menudo contribuye a la desconexión emocional en el mundo real.

Un análisis hecho a 90 investigaciones científicas, que en conjunto recogen datos de 2.2 millones de personas, evidencia cómo vivir solo y tener pocas relaciones sociales acorta la vida de las personas. La investigación publicada en Nature Human Behaviour, muestra que, de media, la soledad eleva el riesgo de morir por cualquier tipo de causa en un 14 %. La situación es peor cuando lo que se mide es el impacto del aislamiento social, entendido como la falta de relaciones sociales. Entonces, el riesgo de mortalidad se agrava en un 32 %. Y empeora más en los hombres que en las mujeres en cinco puntos porcentuales.

Contaminación:

En la actualidad de 7 a 10 millones de personas mueren al año en el mundo por la mala calidad del aire. La contaminación del aire y del agua en entornos urbanos ha sido vinculada a problemas de salud física, pero sus efectos en la salud mental son igualmente preocupantes. Estudios sugieren que la exposición a la contaminación del aire puede aumentar el riesgo de trastornos mentales, incluyendo la esquizofrenia y la depresión. La calidad del aire deficiente afecta no solo la función pulmonar, sino también la cognición y el bienestar emocional.

Justamente, una investigación adelantada en China y publicada en la revista The Lancet, demuestra que, en el seguimiento hecho a 413.372 participantes, un número muy significativo de personas desarrolló accidentes cerebrovasculares, demencia y comorbilidad de accidentes cerebrovasculares y demencia.

Falta de Espacios Verdes:

La naturaleza desempeña un papel crucial en el bienestar mental, y la falta de acceso a espacios verdes en entornos urbanos puede tener consecuencias negativas. La carencia de parques y áreas recreativas puede limitar las oportunidades para la relajación y la actividad física, contribuyendo a problemas de salud mental. La exposición a la naturaleza se ha asociado con la reducción del estrés y la mejora del estado de ánimo, por lo que su ausencia en la vida urbana puede ser perjudicial.

Presiones Sociales y Expectativas:

Las ciudades a menudo están impregnadas de presiones sociales y expectativas implacables. La búsqueda constante de éxito, la presión para cumplir con estándares de belleza y la comparación constante con los demás pueden tener efectos perjudiciales en la salud mental. La vida urbana, al ser un crisol de diversas culturas y estilos de vida, también puede intensificar la sensación de inadecuación y generar ansiedades relacionadas con la identidad.

Desigualdad Socioeconómica:

La vida urbana a menudo magnifica las disparidades socioeconómicas. La brecha entre ricos y pobres es más evidente en entornos urbanos, lo que puede generar tensiones y conflictos. La percepción de injusticia social y la falta de oportunidades equitativas pueden contribuir a la angustia y la desesperación, afectando negativamente la salud mental de aquellos en situaciones socioeconómicas desfavorables.

En conclusión, la vida urbana tiene una serie de efectos complejos en la salud mental de las personas que es crucial abordar de manera integral, desde una planificación urbana que favorezca la inclusión de espacios verdes hasta programas de salud mental accesibles para todos. La creación de entornos urbanos que fomenten la conexión social, la igualdad y la armonía con la naturaleza es esencial para garantizar la salud mental en las comunidades urbanas del futuro.